Capítulo 4: Celos y Confusión

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El ambiente en el bufete seguía siendo tenso entre Martin y Juanjo. Aunque ambos trataban de comportarse con profesionalismo, había algo en el aire que ya no era solo rivalidad. Tras su inesperada conversación en la cafetería, Martin no podía dejar de pensar en las palabras de Juanjo. Había algo diferente en su actitud ese día, algo que lo había descolocado.

Pero lo que realmente lo inquietaba era la creciente incomodidad que sentía cada vez que veía a Juanjo interactuar con otros colegas, especialmente con su compañera de equipo, Clara. Cada vez que los veía juntos, conversando o riendo en el pasillo, sentía una punzada de celos que no lograba comprender. No tenía sentido. Eran rivales, competían por casos importantes, ¿por qué debería importarle con quién hablaba Juanjo o cómo se comportaba con los demás?

Una tarde, después de una larga reunión, Martin se encontraba en la sala de descanso del bufete, tomando un café, cuando escuchó a Clara y Juanjo entrar, hablando y riendo animadamente. Sin querer, se tensó. Los observó desde la distancia, intentando concentrarse en su trabajo, pero las risas de Clara y la sonrisa despreocupada de Juanjo lo distraían.

"¿Te apetece salir esta noche? Unos amigos van a un bar y pensé que podríamos relajarnos un poco después de esta semana tan intensa," dijo Clara con una sonrisa juguetona.

"Claro, suena bien," respondió Juanjo, sin dudarlo, devolviéndole la sonrisa.

Martin apretó el vaso de café con más fuerza de la necesaria. ¿Por qué estaba tan molesto? No tenía ningún derecho a sentirse así. Y, sin embargo, no podía evitarlo.

Decidido a no seguir escuchando, se levantó de su asiento y salió de la sala de descanso. Caminó hasta su despacho, intentando calmarse. No podía permitirse distracciones de este tipo, especialmente con la audiencia final del juicio acercándose.

Pero las horas pasaron y, a pesar de su esfuerzo por concentrarse, los pensamientos sobre Juanjo y Clara seguían rondando en su cabeza. ¿Qué era lo que le molestaba tanto? ¿Era simplemente el hecho de que Clara era también una excelente abogada y podía tener más en común con Juanjo de lo que él jamás tendría? O, peor aún, ¿era que Juanjo parecía disfrutar de su compañía más de lo que lo hacía con él?

La confusión seguía creciendo dentro de él, hasta que, al final del día, no pudo soportarlo más. Decidió salir a despejarse, caminando sin rumbo por las calles de la ciudad. No sabía a dónde ir, solo necesitaba alejarse de todo.

Justo cuando estaba a punto de regresar a su apartamento, vio a lo lejos a un grupo de personas en un bar. Reconoció a Clara entre ellos, y a su lado, Juanjo. Ambos reían, y el corazón de Martin se apretó de una manera que no podía entender. Sin pensarlo, dio un paso hacia ellos, pero se detuvo en seco. ¿Qué estaba haciendo? No podía dejar que esto lo afectara tanto.

Mientras se daba la vuelta para alejarse, escuchó una voz detrás de él.

"¿Urrutia?"

Era Juanjo. Martin se tensó, girando lentamente para enfrentarlo.

"¿Qué haces aquí?" preguntó Juanjo, visiblemente sorprendido, aunque una ligera sonrisa asomaba en sus labios. "¿Nos estabas espiando?"

Martin sintió cómo la irritación crecía dentro de él. "No, claro que no. Simplemente pasaba por aquí."

"¿Pasabas por aquí?" Juanjo arqueó una ceja, claramente no creyendo una palabra. "Es una zona algo fuera de tu camino, ¿no crees?"

Martin intentó calmarse. No quería entrar en una discusión, no ahora. Pero algo en la mirada de Juanjo lo empujaba a hablar, a dejar salir lo que estaba sintiendo. "¿Y qué? ¿No puedo caminar por la ciudad sin que te burles de mí?"

Juanjo lo miró fijamente, dejando de lado la sonrisa. "No estoy burlándome de ti, Martin. Solo me parece... curioso que estés aquí, justo esta noche."

"Bueno, tal vez no quería verte divirtiéndote tanto," soltó Martin antes de poder detenerse.

Juanjo pareció sorprendido por la confesión, pero rápidamente su sorpresa se transformó en una expresión pensativa. "¿Estás... celoso?"

Martin sintió cómo se le subían los colores al rostro. "¿Celoso? ¿De ti? No seas ridículo."

Juanjo dio un paso hacia él, acortando la distancia entre ambos. "No parece tan ridículo desde donde estoy."

La cercanía de Juanjo y la intensidad de su mirada hicieron que a Martin le costara respirar. No sabía qué decir. Estaba confundido, molesto, y, en el fondo, sabía que Juanjo tenía razón. Algo dentro de él estaba cambiando, algo que no quería admitir.

"Esto no tiene sentido," murmuró Martin, alejándose un paso.

"Tal vez no tenga que tenerlo," respondió Juanjo en voz baja, sin apartar la mirada.

Martin no respondió. Se giró rápidamente y se alejó, dejando a Juanjo en la acera, mirándolo marcharse. Sabía que tenía que poner en orden sus pensamientos antes de enfrentarse de nuevo a lo que estaba sucediendo entre ellos. Pero, por primera vez, no estaba seguro de si quería seguir alejándose de Juanjo, o si había algo más en juego que aún no lograba entender.

Entre Leyes y CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora