La rutina en el bufete volvió a su curso habitual, pero el juicio aún estaba en pausa. Para Martin, eso solo significaba más tiempo para perfeccionar su estrategia y, en cierto modo, para prepararse mentalmente para el próximo enfrentamiento con Juanjo. Sin embargo, aunque trataba de enfocarse únicamente en el caso, no podía evitar pensar en la última conversación que habían tenido. Había algo en la manera en que Juanjo lo miraba ese día, algo que lo dejaba inquieto.
Los días pasaron rápidamente, y aunque Martin intentaba evitar a Juanjo tanto como fuera posible, inevitablemente se encontraban. Ya fuera en los pasillos del tribunal o durante las reuniones de trabajo, siempre parecía que sus caminos se cruzaban. Y cada vez que eso sucedía, había una tensión palpable entre ellos, una que no se limitaba solo a la rivalidad profesional.
Una tarde, después de una reunión particularmente agotadora, Martin decidió salir a despejar su mente. Se dirigió a una pequeña cafetería cerca del bufete, buscando algo de paz. Pero, para su sorpresa, encontró a Juanjo sentado en una mesa junto a la ventana, revisando unos documentos. Martin dudó un segundo antes de entrar, pero al final decidió hacerlo. No podía pasar toda su vida evitando a Juanjo, ¿verdad?
Se acercó al mostrador, ordenó su café y, antes de que pudiera buscar una mesa, Juanjo levantó la vista y lo vio.
"Urrutia," lo llamó con una sonrisa que esta vez parecía más amigable que arrogante. "¿Vienes aquí a menudo?"
Martin levantó una ceja, sorprendido por el tono casual. "De vez en cuando," respondió, sin saber muy bien cómo reaccionar. "¿Tú?"
Juanjo se encogió de hombros. "Solo cuando necesito escapar un rato del bufete. Ya sabes cómo es."
Martin asintió, pero no dijo nada más. Estaba a punto de girarse y buscar otra mesa cuando Juanjo habló de nuevo.
"Siéntate, si quieres. No muerdo."
Martin dudó por un momento, pero luego, para su propia sorpresa, aceptó la invitación y se sentó frente a Juanjo. No podía negar que había una parte de él que sentía curiosidad, no solo por el abogado competitivo que tenía enfrente, sino por la persona detrás de esa fachada.
"Estás bastante concentrado en los documentos," comentó Martin, tratando de romper el hielo.
"Es el caso. Estoy revisando algunas cosas antes de la próxima audiencia," respondió Juanjo, pero luego dejó los papeles a un lado y lo miró directamente. "Pero creo que ambos necesitamos un descanso del trabajo, ¿no?"
Martin no pudo evitar sonreír. "¿Tú, Bona? ¿Tomando un descanso? Eso sí que es una novedad."
Juanjo se rió suavemente, un sonido que Martin no había esperado escuchar. "Puede que te sorprenda, pero no soy tan diferente de ti, Urrutia. Solo que... bueno, tal vez lo demuestro de otra manera."
Martin lo miró, intrigado. "¿Qué quieres decir con eso?"
Juanjo sostuvo su mirada por un momento antes de responder. "Que tal vez me preocupo tanto como tú por ganar, pero a veces me cuesta mostrar lo que realmente siento."
Martin no supo qué decir. Esa era, de lejos, la confesión más honesta que había escuchado de Juanjo desde que se conocían. Y, aunque no lo admitiera en voz alta, entendía lo que Juanjo estaba diciendo. A veces, detrás de toda esa rivalidad, había algo más, algo que ni siquiera Martin lograba comprender por completo.
"¿Y por qué te cuesta?" preguntó, sorprendiéndose a sí mismo con su franqueza.
Juanjo bajó la mirada por un momento, y cuando volvió a levantarla, su expresión era más suave, casi vulnerable. "Supongo que siempre he pensado que mostrar debilidad es peligroso en nuestra profesión. Pero... contigo, es diferente."
Esas palabras dejaron a Martin completamente desconcertado. ¿Qué quería decir con eso? ¿Por qué se sentía diferente cuando estaban juntos? Antes de que pudiera responder, el sonido de un teléfono interrumpió el momento. Era el de Juanjo.
"Perdona," dijo rápidamente, tomando la llamada. Martin asintió, aunque no pudo evitar sentirse un poco frustrado por la interrupción.
Mientras Juanjo hablaba por teléfono, Martin no podía dejar de pensar en lo que acababa de suceder. Había visto un lado de Juanjo que nunca había imaginado, uno que parecía mucho más cercano a lo que él mismo sentía, aunque se negaba a admitirlo. Pero antes de que pudiera procesar completamente sus pensamientos, Juanjo terminó la llamada y se levantó.
"Tengo que irme," dijo, recogiendo sus cosas apresuradamente. "Pero... gracias por sentarte conmigo, Urrutia. Tal vez deberíamos hacerlo más seguido."
Martin asintió, aún un poco desconcertado por todo lo que había ocurrido. "Sí, tal vez."
Juanjo sonrió una última vez antes de salir de la cafetería, dejando a Martin solo con sus pensamientos, preguntándose si lo que acababa de pasar no era más que el comienzo de algo que ninguno de los dos estaba listo para enfrentar.
ESTÁS LEYENDO
Entre Leyes y Corazones
Fanfiction"Buen trabajo ahí adentro," dijo una voz a su espalda. Martin se giró para ver a Juanjo, que lo había seguido hasta el pasillo. "Gracias," respondió Martin, intentando sonar cortés, aunque su paciencia estaba al límite. "Debo decir que esperaba más...