Diferentes canciones

VII

Eso sólo los había salvado por una semana más, hasta que Takahiro sintió que Issei se estaba alejando de nuevo. Le dolía, realmente lo hacía.

Los mensajes de texto de Issei se volvieron más escasos, las llamadas nocturnas que siempre habían planeado se cancelaron o se llenaron de nada más que ellos trabajando sin intercambiar palabras, solo bostezos y el sonido de sus lápices escribiendo o las teclas de la computadora portátil aplaudiendo.

Takahiro quería decir algo durante esas llamadas, pero la mayoría de las veces no sabía qué decir. Una parte de él empezó a tener miedo de decir algo, como si Issei de repente despreciara a Takahiro. Se sentía como un pequeño pájaro rodeado por un gran gato que volaba en círculos a su alrededor, intimidándolo. 

No es así como debería sentirse; deberían estar juntos en esto.

—¿Issei? —Takahiro habló suavemente durante una de sus llamadas nocturnas. Un profundo zumbido salió del otro—. ¿Conoces esa cafetería afuera de tu universidad? Issei levantó la vista del bloc de notas en el que estaba escribiendo y miró a Takahiro en la pantalla.

—Sí, Hiro, por supuesto que sí. ¿Por qué?

“¿Podemos encontrarnos allí? ¿Ahora mismo? Me voy ahora mismo”

Issei levantó una ceja. “¿Son las once de la noche?”

—Por favor. —Issei lo miró fijamente por un segundo antes de asentir lentamente, y Takahiro cerró de golpe su computadora portátil, agarró su chaqueta y salió corriendo por la puerta.

Por supuesto, Issei llegó primero. Solo tuvo que tomar un tren para llegar allí, Takahiro tuvo que tomar tres largos.

No hubo nada cuando lo vio en persona, tal vez solo una ligera chispa, y no corrió hacia él, en cambio caminó lentamente hacia él. Takahiro se detuvo frente a él, mirando hacia la acera. Una grieta los separaba, y Takahiro sintió que esa era una mala analogía que el universo les estaba dando sobre su relación. 

Se quedaron frente a la cafetería cerrada, con una ligera corriente de aire, suficiente para hacer estremecer a Takahiro. El cielo nocturno estaba negro, no se veía ni una sola estrella. Parecía una mala película romántica. 

Takahiro ni siquiera estaba seguro de lo que planeaba decir, ni siquiera al principio, ni siquiera durante el viaje, solo sabía que necesitaba verlo.

Solo sabía que necesitaba verlo para saber.

Y cuando lo vio, lo supo.

Takahiro sintió que el corazón le latía con fuerza. —Issei —dijo en voz baja—, creo que ya no puedo hacer esto.

"¿Hacer qué?" La expresión de Issei cambió, sus cejas se levantaron, sus labios se separaron ligeramente por la sorpresa. 

—Nosotros . —Takahiro respiró profundamente. Su voz temblaba, lo sabía. Sabía que todo su cuerpo temblaba .

—Hiro —Issei agarró el brazo de Takahiro y lo llevó a un lado. Estaban en un callejón pequeño, un poco espeluznante, pero aun así les daba privacidad de la carretera abierta. A pesar de lo tarde que era, uno o dos autos pasarían por allí considerando lo ajetreada que estaba la ciudad—. Hiro, ¿de qué estás hablando?

—Algo ha cambiado. —Takahiro se mordió el labio y siguió negándose a mirar a Issei—. Estoy cambiando. Estamos cambiando . Ya ni siquiera estamos... —respiró con dificultad— en el mismo camino, Issei.

—Vamos, Hiro. Sabíamos que esto sería difícil. Issei puso su mano sobre la mejilla de Takahiro y secó una lágrima con el pulgar. Se acercó más, sus labios se acercaron peligrosamente a los de Takahiro, pero el atacante giró la cabeza y cerró los ojos con todas sus fuerzas mientras se mordía el labio. —Takahiro —murmuró Issei.

—Tengo que irme, Issei —susurró Takahiro, alejándose de él, y le dolió muchísimo. Después de meses sin nada, finalmente había algo, y él ni siquiera lo quería. Ya no había nada allí. La llama se apagó, la pista se saltó, el camino se llenó de agujeros y Takahiro no creía que pudiera arreglarlo.