PROPUESTA

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HOSPITAL

Myla, con el rostro pálido y las manos temblorosas, se acerca a la recepción del hospital. Sus ojos, enrojecidos por el llanto, buscan desesperadamente a alguien que pueda darle información.

- Por favor, mi amiga... fue atropellada. ¿Cómo está? ¿Puedo verla? - pregunta Myla, su voz quebrándose con cada palabra.

La enfermera la mira con compasión.

- Cálmese, señorita. El doctor estará aquí pronto y nos informará en cuanto tenga más noticias. Mantenga la calma, se lo suplico - responda con tono tranquilizador.

Myla asiente, intentando controlar su respiración agitada. En ese momento, el doctor aparece por el pasillo con expresión seria.

- ¿Familiares de Marina? - pregunta el médico, mirando a su alrededor.

Myla da un paso adelante, sus ojos llenos de ansiedad.

- Soy... soy su amiga. Somos como hermanas - dice, su voz temblando.

El doctor asiente, su mirada se suaviza ligeramente. - ¿Y sus padres? -

- Su padre no está en la ciudad - responde Myla, retorciendo nerviosamente sus manos. - Tiene una abuela anciana, pero no pudo venir

El médico toma aire profundamente antes de hablar. - La médula espinal del paciente tiene un daño grave. Hicimos todo lo posible, pero... -

- Pero... ¿qué? - interrumpe Myla, su voz apenas un susurro.

El doctor continúa, eligiendo cuidadosamente sus palabras. - Puede necesitar algunas cirugías más. Consideraremos opciones de fisioterapia más adelante, pero aún tendrás que hacer mucho esfuerzo para caminar y poder mejorarse.

Myla siente que el mundo se desmorona a su alrededor. Sus piernas flaquean y se apoyan contra la pared para no caer. Lágrimas silenciosas comienzan a rodar por sus mejillas mientras procesa la información.

- ¿Está... está fuera de peligro? - logra preguntar entre sollozos.

El doctor asiente. - Sí, está estable. Pero el camino hacia la recuperación será largo y difícil.

AL DIA SIGUIENTE

Myla caminaba por la acera, su rostro sombrío reflejando la tormenta de emociones en su interior. Al doblar una esquina, se topó de frente con Daniel, el hermano de Marina. Sus ojos se encontraron, y Myla sintió que se le formaba un nudo en la garganta.

— Daniel... ¿Cómo está Marina? ¿Alguna novedad? —preguntó, su voz apenas un susurro.

Daniel exhaló pesadamente, pasándose una mano por el cabello. — Los médicos dicen que el daño es grave. Necesitará tratamientos intensivos y mucha terapia para tener una oportunidad real de recuperarse.

Myla bajó la mirada, la culpa pesando sobre sus hombros. — Debí haber estado con ella. Si tan solo...

— No es tu culpa, Myla —interrumpió Daniel, su tono firme pero amable. Hizo una pausa, como si estuviera reuniendo coraje. — Escucha, hay algo que quiero proponerte. La preparatoria está ofreciendo becas. Creo que deberías aplicar.

La cabeza de Myla se levantó de golpe, sus ojos llenos de incredulidad. — ¿Qué? ¿Cómo puedes sugerir eso? ¡Esa preparatoria es la razón por la que Marina está en el hospital!

— Lo sé, pero piénsalo —insistió Daniel—. Es una oportunidad única. Podrías forjarte un futuro mejor.

— ¡Jamás! —exclamó Myla, su voz temblando de emoción—. Ese era el sueño de Marina, no el mío. No pondré ni un pie en esa preparatoria, ¡ni aunque me lo supliques!

De repente, una voz familiar interrumpió su discusión. La madre de Myla emergió de entre las sombras, una sonrisa forzada en su rostro.

— ¡Qué maravillosa oportunidad, cariño! —exclamó, ignorando por completa la angustia de su hija—. ¡Por supuesto que aplicarás!

Myla miró a su madre, boquiabierta. — Mamá, ¿Cómo puedes decir eso? ¿No te importa lo que le pasó a Marina?

Su madre hizo un gesto desdeñoso con la mano. — Claro que me importa, pero no podemos desperdiciar esta oportunidad. Además, ¿no recuerdas? Ya tomaste el examen de ingreso con Marina y lo aprobaste. Estabas tan alterada que lo olvidaste.

Myla se quedó sin palabras, su mente un torbellino de emociones contradictorias. Daniel, aprovechando el momento, insistió: — ¿Ves, Myla? Es como si fuera el destino. Deberías aceptar la beca.

Con lágrimas en los ojos, Myla finalmente respondió:

— Necesito tiempo para pensar. Ahora mismo, solo quiero ir al hospital a ver a Marina. 

FORTUITOWhere stories live. Discover now