𝓔𝓬𝓸𝓼 𝓓𝓮𝓵 𝓟𝓪𝓼𝓪𝓭𝓸

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El sol comenzaba a ocultarse detrás de los edificios de la ciudad, mientras Adam observaba desde su oficina, sumido en pensamientos.

No era fácil adaptarse a ser padre de dos niñas, mucho menos cuando ellas lo trataban con tanta distancia.

Lute y Vaggie todavía no lo llamaban "papá".

Apenas le decían "señor".

Adam comprendía que sería un proceso largo, pero había algo en esas pequeñas vidas que lo motivaba a seguir intentando.

"Señor Gray"

Lo llamaba Lute con seriedad, como si estuviera hablando con un profesor en lugar de la figura paterna que ahora representaba.

"Vaggie quiere saber si podemos quedarnos en casa hoy. No quiere ir al parque."

Vaggie, siempre tan callada, permanecía escondida tras la falda de Lute, como si su hermana mayor fuera su portavoz oficial.

Adam se agachó para estar a su altura y le sonrió con suavidad.

"Claro, podemos quedarnos en casa. ¿Quieres que veamos una película o algo más?"

Preguntó, tratando de acercarse a la niña más tímida.

Vaggie lo miró con grandes ojos oscuros, asintiendo tímidamente.

Lute observó la interacción con una mezcla de desconfianza y curiosidad, pero no dijo nada.

Poco a poco, Adam estaba comenzando a notar que esas pequeñas concesiones de confianza se volvían más frecuentes.

Había algo cálido creciendo en ese hogar, aunque fuese a paso lento.









Adam no podía dejar de pensar en Eva.

Habían pasado semanas desde que la conoció en el preescolar, y cada vez que la veía, su día parecía mejorar.

Aunque su relación se limitaba a pequeños intercambios de palabras, su torpeza alrededor de ella no pasaba desapercibida.

Eva sonreía cada vez que Adam, con nerviosismo evidente, intentaba mantener una conversación fluida.

Había algo en su sonrisa que lo desarmaba completamente, haciéndolo sentir como un adolescente otra vez.

"¿Te gustaría salir un día de estos... como amigos?"

Preguntó Adam una mañana, justo después de llevar a las niñas al preescolar.

Eva lo miró, sorprendida por la invitación.

"¿Como amigos?"

Preguntó, con un destello de diversión en sus ojos.

Adam se sonrojó un poco, consciente de cómo sonaba.

"Sí... ya sabes, solo para... platicar. Nada formal."

Eva sonrió con calidez.

"Me parece una buena idea. Podemos salir este fin de semana, si te parece."






Ese sábado por la tarde, Adam y Eva se encontraron en un café.

La conversación fluía con facilidad, hablando de la vida, sus trabajos y anécdotas divertidas sobre los niños.

Eva no podía evitar reírse cada vez que Adam contaba alguna historia sobre cómo Lute lo cuestionaba constantemente o cómo Vaggie siempre parecía esconderse detrás de su hermana.

"Eres buen padre, Adam.",

Dijo Eva después de un sorbo de café, observando cómo él hablaba de las niñas con una mezcla de orgullo y cariño.

Adam se rascó la nuca, incómodo por el cumplido.

"Estoy tratando... pero aún queda un largo camino. Es complicado."

"Eso es lo que hace la diferencia. El hecho de que estés intentándolo."

Justo cuando Adam comenzaba a relajarse, su teléfono vibró.

Una notificación de un mensaje emergió en la pantalla: Lilith está en la ciudad.

El nombre hizo que todo en su interior se tensara.

Su exesposa, Lilith.

El mismo nombre que había tratado de enterrar en lo más profundo de su mente.

Eva notó su cambio de expresión, pero decidió no decir nada.

Adam rápidamente guardó su teléfono, intentando no arruinar el ambiente con pensamientos del pasado.

Sin embargo, las palabras Lilith y ciudad resonaban en su mente como una advertencia que no podía ignorar.















"¿Y Lilith?",

Preguntó la periodista en la escena siguiente, inclinándose un poco hacia adelante con demasiado interés.

"¿Qué opinas de ella?"

La mujer frente a ella se mantuvo en silencio por unos instantes, como si midiera sus palabras con cuidado.

Finalmente, respondió con calma:

"No la conocí mucho, pero puedo decir que era una mala mujer."

"¿Mala?",

Repitió la periodista, intentando ahondar más.

"Digamos que su influencia sobre Adam no fue precisamente positiva.",

Fue todo lo que la mujer ofreció antes de cambiar de tema.

Había algo en la forma en que lo decía, como si aún quedaran secretos por descubrir.








En un rincón apartado, la mujer de la entrevista se encontraba en una llamada telefónica.

Su voz era suave, pero firme.

"¿Vas a seguir ahogándote en tu miseria?",

Preguntó con un tono que combinaba preocupación y exasperación.

"Sabes que a ella no le hubiera gustado verte así."

Del otro lado de la línea, una voz masculina respondió con desdén y agotamiento.

"Ahora no, Vaggie. Tengo que trabajar."

Ella cerró los ojos y suspiró profundamente antes de colgar el teléfono.

Sabía que no podía hacer mucho más por ahora.

Mientras miraba el reloj, el tiempo seguía corriendo, igual que los recuerdos que parecían inescapables.






Mientras miraba el reloj, el tiempo seguía corriendo, igual que los recuerdos que parecían inescapables

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𝙴𝚡𝚙𝚎𝚍𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎 33:𝖖𝖚𝖊𝖗𝖎𝖉𝖆 𝖒𝖆𝖊𝖘𝖙𝖗𝖆 [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora