Eva siempre había sido observadora. Desde el primer día que conoció a Adam Gray en el preescolar, algo en él le llamó la atención.
Al principio, pensó que simplemente era otro padre ocupado, haciendo malabares con el trabajo y la paternidad.
Sin embargo, con el tiempo, comenzó a notar que Adam no solo era un hombre atractivo y encantador, sino que también era un enigma.
Su presencia en el preescolar se volvió más frecuente.
Siempre era el que recogía a Emily, y aunque parecía una excusa para estar allí, a Eva no le molestaba.
De hecho, le resultaba encantador cómo él se ponía nervioso en su presencia.
Cada vez que intercambiaban palabras, Adam tartamudeaba ligeramente, como si su fachada de hombre seguro de sí mismo se desmoronara ante su sonrisa.
Eva solía mirarlo con una pequeña sonrisa juguetona en los labios, observando cómo él intentaba recomponerse rápidamente.
Pero lo que más la sorprendió fue cuando supo que había adoptado a dos niñas.
"¿Son tus hijas?"
Había preguntado, confundida, la primera vez que lo vió con las niñas.
Adam, nervioso como siempre, había intervenido rápidamente.
"Sí... bueno, son adoptadas. No estoy comprometido ni nada, si es lo que te preocupa."
Eva soltó una risa suave, y su expresión cambió a una mezcla de diversión y curiosidad.
"No estaba insinuando nada, Adam. Solo me pareció... curioso. No te imaginaba como padre."
Adam se rascó la nuca, un gesto nervioso que Eva ya comenzaba a reconocer.
"Bueno, ya sabes, me gustan los niños."
Eva lo miró por un momento, sabiendo que había más detrás de esa respuesta.
Adam, con todo su carisma y nerviosismo, era un hombre que ocultaba más de lo que mostraba.
Pero, a pesar de eso, no podía evitar sentir una creciente atracción por él.
Aunque aún no lo reconocía como tal, cada interacción con Adam hacía que algo en su corazón se agitara.
Sin embargo, había algo más que la intrigaba sobre él.
La decisión repentina de adoptar, su presencia constante en el preescolar, y una sensación de que no lo conocía del todo.
Pero Eva no tenía prisa por descubrirlo; de alguna manera, sentía que el tiempo revelaría todo. Lo que sí le inquietaba era el nombre de Lilith.
Algo en ese nombre resonaba en su pasado, una conexión que no había explorado del todo pero que, de alguna manera, también estaba relacionada con Adam.
La periodista estaba sola en su pequeña oficina, inmersa en sus notas.
Había pasado las últimas semanas investigando a fondo la historia de Adam Gray, pero su interés no solo provenía de su trabajo.
No, había algo más personal en ello.
Algo que la conectaba de una manera que aún no podía explicar del todo.
Sobre su escritorio, un pequeño cuadro se destacaba entre las montañas de papeles y anotaciones.
Dentro del marco, una vieja fotografía de cuando era niña mostraba a la periodista junto a sus padres.
Era la única imagen que tenía de ellos, una reliquia de un pasado que apenas recordaba.
Con los dedos temblorosos, levantó el cuadro y lo miró de cerca.
"¿Qué me estás ocultando papá?",
Murmuró para sí misma.
Sabía que, de alguna manera, esta historia no solo resolvería los misterios de Adam Gray, sino que también la llevaría a descubrir más sobre su propio pasado.
Desde que comenzó a investigar la vida de Adam, se había dado cuenta de pequeños detalles que la conectaban con él de formas que no esperaba.
Algunas coincidencias en fechas, personas en común, y ahora Lilith.
Ese nombre resonaba en su mente como un eco distante, algo que la hacía sentir incómoda, pero al mismo tiempo curiosa.
Algo en su interior le decía que esta historia sería más importante de lo que jamás imaginó.
"Esto no es solo una historia más."
Pensó mientras guardaba la fotografía de vuelta en el escritorio.
Estaba decidida a llegar al fondo de todo, aunque eso significara descubrir verdades incómodas sobre ella misma.
Mientras Eva comenzaba a notar sus propios sentimientos hacia Adam y la periodista se adentraba más en su investigación, la historia comenzaba a entrelazarse de maneras sutiles pero inevitables.
Las conexiones que aún no veían estaban comenzando a formarse, y el nombre de Lilith, un espectro en sus vidas, pronto cobraría más significado de lo que ambos podrían imaginar.
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𝙴𝚡𝚙𝚎𝚍𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎 33:𝖖𝖚𝖊𝖗𝖎𝖉𝖆 𝖒𝖆𝖊𝖘𝖙𝖗𝖆 [EN PAUSA]
RomanceAdam y Eva vivían en mundos completamente diferentes. Él, el implacable jefe de policía, dedicado a proteger su ciudad del peligro, encerrado en un mundo de justicia y sombras. Ella, una maestra de preescolar, cuya vida giraba en torno a la inocen...