4. Inquebrantable

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Órbita de Neptuno.

Las lunas más pequeñas jugaban felizmente, era una de las cosas con las cuáles entretenerlas, aunque digamos que las de Urano son más tranquilas y obedientes.

Las más grandes jugaban a las cartas que el antes mencionado les había regalado.
Mientras lo hacían, Tritón observaba el rostro preocupado de su amiga, algo la tenía pensando mucho y lo sabía muy bien.

- Oye, ¿Pasó algo? Te veo muy pensativa. - Preguntó la luna de Neptuno.

Titania lo miró y suspiró. - No es nada que te importe, Tritón. -

- Claro que lo hará, ahora cuéntame. - Respondió.

- Vi a Urano mal estos días. Ha estado gritando mucho, y no quiero hablar de cómo lo veo llorando en silencio a lo lejos.- Dijo con un tono triste, mientras observaba la órbita de su planeta. - Realmente quiero ayudarlo, o saber qué es lo que le pasa, pero desde su estúpida broma no le tengo la misma confianza. -

- Creo que tienes razón. Hace poco Neptuno vino intentando memorizar algo, la mayoría de veces lo ignoro pero esta vez era algo extraño. "Bebé, Urano, descansa, descansa. Frutas, verduras, no café, no café.. ¿Sin esfuerzo?" Lo siento, no se imitar a ese tonto.-

- Qué raro, ¿Cómo que bebé? -.

- Ni idea, creo que son como los niños pero más pequeños y delicados, lloran mucho. - Cruzó los brazos mientras hizo un suspiro. - Sé lo que se siente, la broma que te hizo, literalmente bromeó con matarlas para hacer unos estúpidos anillos. Pero nada mejor que superar tus miedos ¿Verdad? Ese planeta no me importa, y se que a ti si, haz lo que creas que es correcto, se qué lo harás. -

- No sirves para dar consejos. - Dijo Titania

- Lo sé. - Respondió Tritón, dándole una sonrisa.

Los dos se comprendían. Eran los "hermanos mayores" Tenían que estar al tanto de los más pequeños y ser el ejemplo, lo que a veces era cansado.

-¡Jaja, soy el mejor! - Dijo Oberon, quien había ganado la partida de Uno.

- Agh, ¡No es justo! - Se quejó Miranda.

Titania y Tritón los observaron, listos para unirse al juego.

No le tenía miedo a Urano, tenía miedo de lo que le pudiera hacer a las personas que más amaba, sus hermanas y hermano. Por un lado la broma no era tan broma, después de todo ellas eran tan pequeñas comparadas con él, eso le hacía sentir miedo de lo que les pudiera pasar.

Tal vez no era así, conocía a su planeta, era algo inseguro.

Tenía que ir ella sola.

"Aún te quiero, pero ya no te veré de la misma forma"

. . .

Estaba acostado, mirando las estrellas y los diferentes objetos que se veían a lo lejos. Tan brillantes, tan desconocidos. Estaba cansado apesar de que acababa de despertar de un sueño.

En eso Neptuno apareció de la nada, saludándolo cara a cara.

- ¡Hola! - Dijo alegremente.

Urano se asustó por la repentina aparición, pero no le molestó la presencia de su querido amigo. El contrario solo se le quedaba viendo raro, especialmente observaba su panza, algo que lo incomodaba.

- Está creciendo aún. Jeje es como un microbebé - Habló Neptuno, e intentó tocar la barriga del de cabellos celestes.

- No hagas eso.. - Agarró la mano de Neptuno.

Embarazo inesperado. (Solarballs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora