→ Parte 05

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Denki no durmió esa noche

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Denki no durmió esa noche. No podía con la incertidumbre de que le estaba pasando a Izuku mientras el estaba acostado en su cama.

Intentaba conciliar el sueño, pero simplemente no podía. La preocupación por el de cabello crespo crecía en su mente.

— Jodida mierda.. Porqué no hice algo.. —pensaba el rubio revolcándose en las sábanas. — ¿Qué le habrá hecho a Izuku?

Sin poderlo evitar pasó toda la noche revolviéndose en la cama, incluso lloró de la impotencia que sentía, del odio que sentía por si mismo por no haber hecho algo.

A penas en la madrugada pudo dormir unos minutos. Cuando la luz le impactó en la cara se levantó lo más rápido posible, necesitaba ver si Izuku estaba bien.

Se vistió a las prisas, y poniéndose sus zapatos salió de su cuarto con dirección al cuarto de Izuku. Corrió por el pasillo y con desespero tocó la puerta.

— ¡Izu! —gritó mientras golpeaba la madera. — ¡Izu, soy yo, Denki! —no se escuchaba nada. — ¿Estás bien? —preguntó dejando de golpear. Pegó su oreja a la puerta intentando escuchar aunque sea un mínimo ruido.

Se quedó afuera de esa habitación por unos diez minutos. No escuchó ni un solo ruido proveniente de dentro. El rubio pensó que quizás el pecoso ya se había ido al salón.

Así que fue a buscar su mochila y trotó hacia el salón, con esperanza que al cruzar la puerta Izuku estuviera allí. Abrió la puerta con ilusión y de inmediato dirigió su mirada al banco de Izuku, que se hallaba completamente vacío.

Sintió una punzada en el pecho, ¿Donde estaría Izuku? Sus dudas no lograron ser resueltas pues una voz lo hizo voltear rápidamente.

— Sal de la puerta, Kaminari. —Shōta, quien se había atado el cabello en esa ocasión, entró esquivando a Denki. Este se quedó mudo ante su presencia.

— ¿Donde está Izuku? —se atrevió a preguntar, dirigiéndose a su lugar.

— Guarda silencio, Kaminari. —el profesor volteó hacia el resto de la clase. — Saquen su libro en la página cincuenta.. —murmuró acomodándose en el escritorio.

A Denki se le heló la sangre al ver cómo el pelinegro era capaz de evitar el tema. Se sentó en la silla y mordió su labio con desespero. Fijó su mirada en Shōta, intentando ver alguna pista que lo llevara a saber que le había pasado a Izuku.

Vió como su maestro tenía una herida en su mejilla. Era una marca rojiza, como si le hubieran dado una bofetada.

Se encontraba perdido, sin saber que hacer. Solo miraba la puerta, con esperanza de que en algún momento Izuku entrara con su típica sonrisa para decirle que todo estaba bien, que no había sido su culpa el dejarlo solo la noche anterior.

Revisó su teléfono. Quizás le había mandado más de quince mensajes al pecoso, pero ninguno había obtenido respuesta.

Sintió un pequeño golpe en la cabeza. Miró al piso y vió una bola de papel. Levantó la mirada y allí estaba Katsuki, riéndose de él en su cara. Perfecto, lo que le faltaba.

Contigo | KamiDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora