Capítulo 9

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— Quítate— repitió por nose que-ava vez el rubio cenizo a el medio albino.

— ¿Quiere que me quite?— pregunto en el oido al que abrazaba.

Al pobre pecoso le recorrió un completo escalofrío por todo el cuerpo, si se había escuchado de forma extrañamente sensual la voz del contrario, así que eso estaba mal en todos los sentidos posibles.

— Házle caso a tu profesor— intento hablar mientras miraba con ojos suplicantes a su amigo, de que le quite al adolescente de encima.

— Si ya escuchaste, quítate— sin pena alguna le puso su mano en la cara del joven, impulsando lo lejos del héroe peliverde.— ¡Vayanse al recreo mocosos, aquí no pasó nada!— les grito a la clase entera esperando a que se vayan sin hacer preguntas.

Los únicos que no hicieron caso fueron el mitad mitad o dos caras, y el dientes de tiburón (como ya había apodado a los menores Katsuki) por lo que le dedico una mirada molesta al semialbino, sin querer mirar al chico por el cuál cuestionaba seriamente su moral. A cualquiera enamoran esos detalles que eran exclusivamente para él, pero nadie tenia que saberlo.

— ¿Acaso están sordos mocosos? ¡Larguense!— está vez agarro a su amigo por el cuello mientras lo abrazaba fuerte.

No era cariñoso, para nada, pero se pudría en frio y tenía que transmitir calor al tonto de su amigo también, sino sabía que el adolescente hormonal del dos caras no dudaría en lanzarse.

— ¡Pero traje un bento extra!— dijo con una sonrisa el de pelo rojo mientras miraba a sus mayores.

— Dáselo a un amigo o una mierda así, ya vete.

Algo que paso desapercibido para todos menos para el héroe número uno fue que, el tono de voz del rubio no era el normal, sonaba más a un murmullo y notaba que ni siquiera miro al estudiante.

Y su mente hizo click.

Recordaba vagamente que se le salió a su amigo que siempre los detalles se los mandaba un tal E.

E... E... E...

Una “o” perfecta se formó en su boca apenas capto señal.

— ¡Chuta ve! ¡Kacchan esto se habla!— le dijo volteando se en los brazos de su amigo, esperando que entendiera a lo que se refería.

— Se habla mis huevos, ni loco lo voy a hacer— susurró.

Se había quedado analizando el comportamiento de su amigo, no era tonto, se había dado cuenta quien le mandaba esos detalles, por lo que ya deducía que era lo que quería.

Y mientras tanto el de cabello dual se cuestionaba cual era mejor opción, si quemarle el trasero a su profesor o tirarlo al agua y después congelarla para que no siga tocando a su “casi, casi llegamos a algo” como decía Momo.( Pareciera que esa mujer solo alimenta la esquizofrenia de su amigo.)

El de pelo rojizo no decía nada, le molestaba el hecho de que sus dos profesores estuvieran tan juntos, y más sabiendo de los chismes que circulaban, pero no podía hacer nada, aún no había recibido un rechazo directo de parte del héroe, así que aún había esperanzas. Se lo dijo Dieguito Maradona (este se alimenta solito la esquizofrenia.)

— Bien, si yo lo hago te reto a pasar todo este día con el dos caras— dijo con una sonrisa maliciosa en su boca.

— Hecho— realmente no lo pensó dos veces.

Si, era incómodo estar con ese estudiante a solas, pero sino aceptaba sabía que su amigo no haría nada para detener el cortejo del de don de piedra.

So if you need a hero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora