CAPÍTULO 6

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TAYLOR

— ¡HEY TÚ! —dije.

—Sí, ¿qué necesita señorita? —preguntó con una sonrisa burlesca.

—Borra esa estúpida sonrisa de tu rostro y escúchame muy bien, no sé cómo, pero te juro que haré que mi padre te despida, ¿te quedo claro? —afirme.

—Bueno, entonces te deseo suerte, niña —me guiñó un ojo.

—Te odio —dije, tomé el elevador y me fui.

Cuando se abrieron las puertas del elevador, salí del edificio y subí a mi auto, un Mercedes Benz negro, puse un poco de música y dejé mi teléfono en el soporte. No puedo creer que mi papá le creyera más a ella que a mí, es injusto. Su hija soy yo, no ella. El sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Era un mensaje de Sarah, mi mejor amiga. Lo saqué del soporte del auto y abrí el mensaje:

Amiga

Hola Sarita, ¿Cómo estás?

Sabes que odio que me digas "Sarita". Estoy bien, te escribía para invitarte a salir hoy en la noche.

Por supuesto que sí, necesito despejarme, ¿dónde?

Hay un antro nuevo llamado "NOCHE MAGICA". Dicen que está muy bueno

Ok, voy a casa, ceno algo, me cambio y te paso a buscar.

Bien te espero, bye.

Bye

Sarah y yo nos conocimos en la universidad, es de piel morena clara, pelo ondulado negro, ojos verdes, pecas y tiene 25 años y tatuajes. Después de terminar la conversación encendí el auto y me dirigí a mi departamento que comparto con mi novio, Enzo. Seguramente él ya esté en casa. A él lo conocí en un viaje de la universidad, es de tez media, ojos azules, cabello castaño y es muy amable. Empezamos a vivir juntos una vez culminamos nuestros estudios. Llegué, aparqué mi auto en el garaje de la casa, agarré mi bolso y bajé. Saqué las llaves, las puse en la cerradura de la puerta y lo primero que huelo al entrar es un exquisito aroma a milanesas.

— ¡Llegue! —anuncié.

— ¡En la cocina! —gritó mi novio.

Fui hasta la cocina donde estaba Enzo de espaldas preparando algo que no alcanzaba a ver. Lo abracé por la espalda y le di un beso en la mejilla como saludo.

—Hola, amor —saludo él

—Hola ¿Qué estás cocinando? —pregunté

—Milanesas con papas fritas —me sonrió —Sabe que es mi comida favorita. —Todavía falta; ve a cambiarte —dijo.

—Gracias, amor, ahora vuelvo —dije.

Salí de la cocina y subí rápido las escaleras hasta nuestro cuarto. Apenas entras, hay una cama matrimonial con cabecera negra y un edredón blanco encima, varios almohadones negros y grises, las paredes pintadas de un color gris claro. También hay un espejo cuerpo completo colgado en la pared del lado izquierdo del cuarto. En el lado derecho se puede ver una cómoda de color oscuro con espejo. Un ventanal con cortinas negras abiertas que permite la entrada de la luz natural; el piso cubierto con una alfombra oscura y también un televisor colgado frente a la cama, un pequeño baño del otro lado de la cama al lado del armario que se encuentra al costado de la cama; voy hasta él y saco lo que me pondré esta noche. No tenía mucho tiempo, así que me puse lo primero que encontré. Me decidí por un top negro con escote y un sujetador del mismo color, para la parte de abajo una falda rosa que me queda justo debajo de la rodilla con cintura alta, y unas zapatillas negras. Una vez elegido mi atuendo, me fui a dar una ducha. Al terminar salí envuelta en una toalla y me cambié. La verdad, quería ir cómoda, por lo tanto decidí no ponerme accesorios esta vez. Me acerqué a la cómoda, sequé mi cabello, lo peiné. Una vez lista fui hasta la puerta y antes de salir apagué la luz y bajé a la cocina de nuevo; Enzo ya me esperaba sentado en la mesa para comer.

— ¿Vas a salir? —preguntó en cuanto me vio arreglada.

—Ah sí, Sarah me invitó, dice que abrieron un nuevo bar —me senté a comer.

—Pero tenía planes de ver una película juntos esta noche —hizo puchero como un niño.

—Perdón, amor, pero ya quede con ella —dije.

—Está bien, pero no vuelvas tarde y que ningún imbécil se te acerque ¿ok? —me advirtió.

—Celoso, ya se me hace tarde y debo de pasar por Sarah —me levanté de la mesa. —Por cierto muy rica la comida

—Gracias, te amo —se acercó a darme un beso en los labios.

Agarré mi bolso y salí casi corriendo porque de verdad se me hacía tarde. Subí otra vez a mi auto, puse un poco de música y maneje hasta casa de Sarita, al llegar le mandé mensaje para que saliera. Cuando salió, me percate de su atuendo, estaba hermosa vestida, con un top de encaje negro dejando ver sus tatuajes en los brazos y unos jeans rojos ajustados a su cintura y zapatos a juego con su pantalón. De accesorios traía un collar estilo gargantilla con su bolso marrón claro y su cabello suelto.

—Hola, Tay —me saludó subiéndose en la parte del copiloto.

—Hola amiga, ¿Lista para divertirte? —pregunté.

—Obviamente, quien te dice que esta noche encuentras a tu media naranja —empezó a reírse.

—Tonta, yo ya tengo a "mi media naranja" —hice comillas con los dedos.

—Ah sí, el idiota que no te quiere, ¿no? —rodo los ojos.

A Sarah nunca le ha caído bien mi novio...

— ¡Hey! Enzo si me quiere —dije un poco enojada.

—Ya tranquila, solo estoy bromeando —me tranquilizo.

—Odio esos jueguitos estúpidos, como sea, vámonos mejor. —¿Cómo se llamaba el lugar? —pregunté.

—"NOCHE MAGICA", —hizo comillas con los dedos. —Presiento que esta será tu noche —me sonrió.

— ¿Pero qué dices? —preguntó mirándola con el ceño fruncido.

—No sé, yo no más digo —me guiño un ojo.

Puse los ojos en blanco y maneje hasta el lugar, de hecho no se veía mal. Estacione, bajamos e hicimos fila para poder ingresar.Una vez adentro fuimos directo a la barra y pedimos nuestras bebidas: Ella una cerveza y yo un coctel virgen. El ambiente era acogedor de alguna manera, la música estaba alta, pero fuera de eso bien, estaba mirando un poco el lugar hasta que la vi; la señorita Soraya Santoro o como yo le llamo "Zorraya" estaba bailando junto a otra chica.

ME ENAMORÉ DE LA HIJA DE MI ENEMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora