CAPÍTULO 8

7 2 0
                                    

ADVERTENCÍA 1: A continuación habrán escenas explicitas, si prefieres no leer, estas en todo tu derecho de  pasarte este capitulo 

ADVERTENCÍA 2: Reproducir la canción en cuanto entren a la habitación del hotel 


SORAYA

Tarda un poco en responder, pero al final cede; tenía un brillo bastante notorio y una enorme sonrisa en su rostro; no debo de olvidar que está bajo los efectos del alcohol. La sostuve por la cintura para guiarla mejor. Ni siquiera me molesté en buscar a Abigail para avisarle que me iba, simplemente nos fuimos. Una vez afuera la llevé hasta mi auto y recordé haber visto un motel cerca de aquí. Lo había visto cuando veníamos con Abi. Abrí la puerta de adelante y la subí.

—Soraya ¿puedes acercarte? —preguntó arrastrando las palabras.

No sé para qué quería que me acercara, pero de igual manera le hice caso.

—¿Sí? —me agache a su altura.

—H-hola —se río.

Se acercó poco a poco hasta darme un beso en los labios de tal forma que me hizo sonreír. Cerré la puerta después de eso y fui del otro lado. Cuando me subí conduje hasta el lugar, tuve que dar vuelta porque estaba del otro lado. Una cuadra más adelante se podía ver el nombre AMOR ENTRE NUBES. Por alguna razón tenía emociones encontradas, tales como felicidad, nerviosismo y culpa, pero sobre todo ¿deseo? Debo de sacar esas emociones porque solo hago esto por venganza, no por otra cosa, claro.

Como sea, llegamos al motel. La ayudo a bajar del auto al entrar la ciento en unos de los sillones que hay en el lobby, en lo que pido una habitación para las dos.

—Buenas noches, una habitación para dos, por favor —dije.

—Claro, señorita, ¿a nombre de quién? —pregunto.

—Soraya Santoro —La recepcionista anotó mi nombre en la computadora y me pasó la tarjeta.

—Habitación 28, arriba —dijo.

—Gracias —agarro la llave y voy por la niña fresa; pongo su brazo alrededor de mi cuello y subimos a la habitación.

Eres tan flaquita, pero aun así pesas. niña

Aún con el brazo de Taylor alrededor de mi cuello conseguí abrir la puerta de la habitación; ni bien entramos, me acorrala entre la puerta y su cuerpo, mi respiración se acelera y mi corazón empieza a bombear demasiado fuerte.

¿Por qué estoy nerviosa?

—Eres demasiado hermosa, Soraya —me dice arrastrando las palabras mientras me acaricia el cabello.

—G-gracias —tartamudeó.

—Te deseo tanto... —me susurro.

¿Espera qué?

No me dio tiempo a responder porque estampó sus labios con los míos; el beso fue lindo al principio y fue subiendo a uno más desesperado; abrí un poco los ojos para buscar la cama, y una vez que estuvo en mi campo de visión empecé a guiarla hasta ella. Cuando estuve cerca la acosté y antes de empezar me separé un poco y la mire detalladamente. Está sonrojada y agitada al igual que yo.

—¿Pasa algo? —preguntó.

—No, nada —le saco la falda; le corro la tanga de color rojo que trae bajo hasta su entrepierna; al verla, lamo mis labios y tengo muchas ganas de probarla.

ME ENAMORÉ DE LA HIJA DE MI ENEMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora