CAPÍTULO 9

18 3 1
                                    

TAYLOR

Me desperté gracias a la luz que entraba por la ventana. Me duele la cabeza, no sé qué hora es, y tampoco donde estoy. O porque estoy desnuda, un segundo.

¡ESTOY DESNUDA!

¿Cómo es que termine así? Hasta donde recuerdo, estaba bailando con Sarah y de ahí todo es borroso. Me levanto de la cama para proceder a buscar mi ropa que está regada por el suelo y agarrar mis cosas. Mientras hago eso me doy cuenta que hay alguien acostado en la cama. Por la prisa no me había dado cuenta que esa persona no es un hombre como imaginé, sino que es una mujer. No puedo distinguir bien quién es. Su cabello me lo impide. Tiene un tatuaje de mariposa en el brazo.

Es ahí donde me despierto del todo y me quedo quieta en el lugar por unos minutos.

¿¡TUVE SEXO CON UNA MUJER PERO QUÉ MIERDA!?

Miro en shock hacia la cama, esto no es verdad, no puede ser verdad...

Escucho mi teléfono sonar, el cual estaba sobre la mesita de luz. Al prenderlo me doy cuenta que es un mensaje de Enzo, carajo.

Son las 7:00 de la mañana. ¿Dónde carajo estás?

Contesta

Taylor, contesta

Mierda

Me cambio lo más rápido posible, y salgo de la habitación cerrando la puerta tras de mí. Ni siquiera saludo a la recepcionista; simplemente salgo corriendo hasta mi auto. Conduzco lo más rápido, tanto que no me importa casi el haber chocado.

Llego a casa, estaciono el auto y al salir de este, saco las llaves de mi cartera y al entrar lo primero que veo es a Enzo sentado en uno de los sillones vestido con ropa de casa y una copa de vino en la mano, como en las películas.

— ¿Amor? ¿Qué haces así? —me reí

— ¿No es obvio? Esperándote, ¿ya viste que hora es? Dijiste que no llegabas tarde, y son las siete de la mañana. ¡¿DONDE CARAJO ESTABAS?! — Preguntó sí; estaba molesto.

—En primera, sí, ya vi qué hora es, en segunda, perdón, me divertí tanto que se me pasó la hora y en tercera ¡NO ME GRITES! —le reclamé.

—¡¿SABES CUAL ES LA DEFERENCIA ENTRE TU Y YO?! ¡QUE YO SÍ ME CONTROLO AL TOMAR Y NO ME VOY CON QUIÉN SABE QUIÉN! —grito enojado.

Mierda, cállate

—¡DEJA DE GRITAR QUE ME DUELE LA CABEZA, SI INSINUAS QUE ME ACOSTE CON ALGUIEN, NO LO HICE! —mentí.

—¡¿A NO?! ¡¿Y ESE MALDITO CHUPÓN QUÉ?! —dijo señalando mi cuello.

¿Chupón?

—¿Chupón? —dije y fui hasta el espejo del baño, y en efecto tenía una marca rojiza en mi cuello.

—Y-yo... —tartamudee

— ¿Tú? ¿Tu nada, sabes qué? No quiero dormir contigo esta noche; me voy —agarro las llaves de su auto.

—N-no espera... —intenté explicarle, pero no me lo permitió.

—Me voy, no quiero verte —dijo dirigiéndose a la puerta.

—Amor, espera —cerró de un portazo.

Mierda, no recuerdo nada ¿Qué pasó anoche? ¿Por qué amanecí desnuda y al lado de una mujer?

¿Quién era ella?

Agarre mi teléfono y le mande mensaje a Sarah; de seguro ella sabe qué pasó anoche.

Sarah

Hola Tay, buenos días.

No tiene nada de bueno.

¿Qué te pasa?

Ven a mi casa, así te cuento, además necesito preguntarte algo.

Salgo para allá en este momento, tranquila.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 27 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ME ENAMORÉ DE LA HIJA DE MI ENEMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora