ME ENAMORÉ DE LA HIJA DE MI ENEMIGO

CAPÍTULO 3

TAYLOR

Pero ¿Quién se cree esa empleada al tratarme así? Soy la hija de su jefe debe tratarme con respeto.

Como sea, fui a la oficina de mi padre no tengo porque tocar, puedo entrar cuando quiera, total soy hija del dueño, ¿No?

—Hola papi ¿Cómo estás? —me acercó a darle un beso

—Mi princesa, ¿Estoy muy bien y tú? —me recibió contento

—No muy bien que digamos papi —me senté en su escritorio y aparente tristeza

—Y eso ¿Por qué? ¿Qué le pasa a mi niña? —pregunto

—Vine de lo más feliz a visitarte y esa chica que tienes por recepcionista me trato muy mal, me dijo cosas horribles —fingí tristeza

—Hay mi princesa, no llores —me intento calmar

— ¡Soraya ven a mi oficina en este momento! —dijo por el teléfono

No paso ni cinco minutos que mi papá la mando a llamar que se escuchó que tocaron la puerta, mi padre dijo "adelante" y ella entro, la mire con una sonrisa de burla

Hoy es tu último día trabajando para esta empresa zorraya

— ¿Me llamo señor? —pregunto

—Así es Soraya, me puedes explicar ¿Cómo es eso que trataste mal a mi hija? —dijo serio

Zorraya me miro levantando la ceja y sonriendo ¿Qué está tramando?

—Y-yo si así es señor, simplemente le dije que no tiene por qué tratar mal, aquí su hija cree que por tener un padre millonario puede faltarle el respeto a los que no tenemos su misma posición económica, ahora dígame usted ¿estuve mal? —pregunte

—No, estuviste muy bien — le dio la razón

¿Qué?

—Per- —traté de hablar pero no me lo permitió

—Pero nada Taylor, pídele una disculpa ahora mismo, y que sea la última vez que tengo quejas de un empleado por tu culpa, ¿entendido? —me advirtió

— ¡Bien! Perdón no volverá a pasar —dije

—No te preocupes Taylor, todo está bien — la sonrisa más que de sinceridad fue de burla. —Bueno señor si ya no me necesita me retiro —se dirigió a mi padre

—No ya no te necesito, puedes retirarte —estaba serio

Esto no se quedara así zorraya

—Pero papá ¡esto no es justo! Me insultó deberías de correrla —dije una vez que estuvimos solos

— ¡Hija por dios! Sabes perfectamente que lo que hiciste estuvo mal, pero ¿Qué te paso? No eres así, además tampoco fue tan grave o acaso ¿Te golpeo?

—No —rodee los ojos

— ¿Entonces? No es para tanto, princesa —me sonrió

— ¿Sabes qué? Me voy ya no quiero estar aquí —me pare y fui hasta el sillón donde deje mi mochila

—Pero hija —intento convencerme

—Pero nada papá, adiós —cerré de un portazo

Al salir de la oficina la veo a ella, tan concentrada y linda haciendo no sé qué en la computadora, un minuto ¿Que dije? Como sea, le hable

— ¡HEY TÚ! — aparto la vista de está

— ¿Si? ¿Qué necesita señorita? —dijo con sarcasmo y una sonrisa en el rostro

—Deja el sarcasmo y quita esa estúpida sonrisa —. Escucha muy bien no sé cómo pero te juro que hare que mi padre te despida, ¿Te quedo claro? —Afirme

—Bueno entonces te deseo suerte, niñita —me guiño el ojo

—Te odio— me dirigí hacía el elevador.