ADVERTENCIA: Reproducir la canción cuando las protagonistas salgan a bailar
TAYLOR
¿De todos los boliches que hay en la ciudad tenía que haber venido justo a este?
—Esto es el colmo; vine acá a olvidarme de lo que pasó esta mañana y sobre todo a divertirme, y me la encuentro otra vez aquí —le estaba hablando a Sarah, pero parece que estaba en otro mundo.
— ¡Sarah! —le gritó. — ¿Qué tanto miras? —le pregunté.
— ¿Eh? No nada —dijo un poco nerviosa.
Seguí la dirección de su mirada y, sorpresa para mí, estaba viendo a la chica al lado de Zorraya que también la estaba mirando a ella...
— ¿Con que nada, eh? —le devolví la mirada alzando una ceja y sonriendo burlonamente.
— ¡Hay bueno ya! Sí, la estaba viendo a la amiga de Soraya. — ¿Qué tiene? —preguntó.
—No, nada, nada —le dije aun sonriendo.
—Como sea —puso los ojos en blanco. —Voy a bailar, ¿vienes o no?
—Sí, pero antes quiero que me digas porque te pusiste nerviosa —sonreí de lado.
— ¿Nerviosa yo? Claro que no —dijo.
—Si claro, ya vamos a bailar —sonreí.
Dejamos nuestros vasos vacíos en la barra y fuimos al medio de la pista. Se escuchaba DISCIPLINA de LALI; estábamos bailando al ritmo de la canción, cuando no sé por qué me dio por voltear a ver qué hacía Soraya. Estaba bailando muy pegada al cuerpo de su amiga, mientras me miraba como queriendo darme celos, lo cual estaba funcionando. No entiendo por qué, quiero decir, ni siquiera me gusta. Es ridículo que sienta celos por una empleada de mi padre ¿no? Como sea, seguí bailando con Sarah, ignorando por completo a mí alrededor. Ya me había cansado de bailar y le dije a mi amiga que volviéramos a la barra a descansar un rato. Ella aceptó de mala gana. Volvimos y nos pedí dos cervezas para cada una. Casualmente, Soraya también estaba en la barra, pero del otro lado. Estaba tomando un trago, pero mirándome fijamente. Hice lo mismo, empezando así una guerra de miradas, hasta que se le acercó un chico más bajo que ella. Estaba vestido con una remera blanca, unos jeans azules y unas Nike negras; al parecer lo que estaban hablando era muy divertido, ya que se reían mucho. Eso causó una molestia en mí; además, el alcohol que hay en mi sistema no ayuda mucho que digamos. Deje a Sarah hablando sola y me acerque a ellos.
—D-disculpen —arrastre la voz cuál serpiente.
Ambos se me quedaron viendo desconcertados.
—Disculpen que interrumpa, pero ¿te gustaría bailar conmigo, Soraya? —pude preguntarle a pesar de que veía borroso y no dejaba de moverme.
— ¿Bailar contigo? ¿Por qué? —preguntó
—Tranquila, simplemente es un baile, tampoco es como si te fuera a robar o algo así —me reí. — ¿O tienes miedo? —me burle.
Me miró seria y respondió.
—Tenerte miedo, ¿yo a ti? Claro que no, espera. —Rodri, voy a bailar con... ella le dijo mirándome, me mandas mensaje por si ya no nos vemos —le habló a ese chico.
—Por supuesto, suerte, adiós —por fin se fue.
— ¿Vamos? —seguí arrastrando las palabras.
—Vamos —siguió seria; yo sonreí.
La tome de la mano y la lleve al centro de la pista, habían cambiado de canción a una más lenta sonada PERFECT de Ed Sheeran, coloque mis manos alrededor de su cuello y ella agarro mi cintura acercándome más a su cuerpo, me salió una sonrisa por eso así que empecé a moverme al ritmo de la canción y ella también hizo lo mismo aunque yo le seguía como podía porque mis pasos no eran coherentes, estábamos tan cerca una de la otra que nuestras respiraciones chocaban, ella miraba mucho mis labios y yo no dejaba de ver esos hermosos ojos verdes los cuales tenían un brillo de deseo, baje mi mirada a sus labios que tenía muchas ganas de besar así que fui acercando poco a poco cerrando mis ojos cuando pregunto:
— ¿Qué haces? —preguntó susurrando.
No le respondí y acerqué mis labios a los suyos. Como no me correspondía, me aleje un poco y tenía los ojos bien abiertos por la sorpresa. Creí que se enojaría, pero al contrario, ahora fue ella la que me besó a mí. Tardé un poco en reaccionar, pero a pesar de que no estaba en mis cinco sentidos lo hice y pude seguirle el beso. Sus labios eran suaves; nos separamos por falta de aire; se acercó a mi oído y preguntó susurrando.
—Te gustaría ir a un lugar más... ¿Privado?—inquirió mordiendo un poco el lóbulo de mi oreja.
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ME ENAMORÉ DE LA HIJA DE MI ENEMIGO
Genç KurguSoraya Santoro, una chica valiente y fuerte, después de perder a su familia en un accidente automovilístico, gracias a eso tuvo que ir a vivir a Buenos Aires con su abuela Marta. Un día estando en el trabajo conoce a una chica tan hermosa como maled...