– Eres sensacional – aplaudió Sana – te defendiste como toda una leona.
– Estamos orgullosas de ti, Aeris – sonrió Nayeon.
La rueda de prensa acabo conmigo saliendo de aquella sala y dejando a mis abogados, JY Park y Go-nim en medio de tantos periodistas llenándolos de preguntas. Era un obvio que mis guardaespaldas irían detrás de mi para que nada me pasara.
Apenas nos subimos al auto ellos sabían que debían llevarme con las chicas, yo estaba demasiado nerviosa, tanto así que ni había querido ver las redes sociales para evitar leer tantos comentarios de odio que estaba segura habían subido más.
– Gracias, chicas – sonreí.
Al menos tenía el apoyo de mis amigas y familiares.
– Pedimos ramen, pollo frito y pizza para cenar, por hoy olvidaremos las dietas de todas – avisó Jihyo sonriente.
– Uh, alguien anda de rebelde – bromeo Momo.
Todas nos reímos ante su comentario, mientras esperábamos que el pedido llegara, mientras la Maknae line estaba preparando todo lo necesario para un karaoke y una divertida pijamada.
– Sigo haciéndome la gran pregunta – intervino Mina – ¿En quien te inspiraste cuando escribías ese álbum?
Sana y Jihyo me hicieron burlas al escuchar la pregunta de Mina; yo en sonroje en automático; esas canciones las había escrito pensando en dos personas.
Y me avergonzaba mucho, una de ellas era Jinwoo y la otra Jeonghan; sé que esta mal, se suponía que mi corazón le pertenecía a una sola persona, pero Jinwoo ha estado conmigo desde que salio a la luz el álbum Filter one; Jinwoo ha estado pendiente de mi y a todas mis necesidades.
No quiere decir qué Jeonghan no haya estado preocupado, pero él y yo no hemos podido vernos debido a la diferencia en nuestras agendas, a veces cuando tengo mis tiempos libres Jeonghan esta ocupado o viceversa y no lo culpo.
– N-nadie en especial – mentí viendo a otro lado.
Mina se rió en voz baja.
– No tienes porque sentirte avergonzada con nosotras – afirmó Nayeon – nos conocemos desde hace años, conocemos los secretos más vergonzosos de cada una.
– Es cierto – afirmó Jeongyeon – todas sabemos los secretos de todas, ¿Por qué no decirnos la inspiración de tu álbum?
Negué apenada.
– O es que... – Sana sonrió pícara – ¡Ya se quien fue!
– ¿Quién? – preguntaron el resto al unísono.
– ¡Jeonghan-ssi! – chilló haciendo que mi corazón latiera con fuerza.
La verdad no me importaba el escándalo y la montaña de preguntas que las chicas estaban haciendo, mi única preocupación ahora era que justo cuando Sana había dicho aquello, Jinwoo había entrado y había escuchado todo.
Literalmente las chicas estaban regañando a Sana por su gran imprudencia, pues no sabían ellas si yo estaría metida en problemas con mi, aun, novio por ese comentario que mi amiga japonesa había dicho con anterioridad.
– Entonces, ¿es verdad? – preguntó serio.
Era extraño verlo así. Por lo general, Jinwoo era demasiado tranquilo y no se enojaba fácilmente, era tolerante y empatico.
– No – me defendí – no del todo.
– ¿Que quieres decir? – inquirió alzando una ceja.
Tragedia en seco al escuchar como su voz se iban endureciendo más al igual que su mirada.
– En realidad, tu y Jeonghan-ssi fueron mi inspiración para creer ese álbum, y antes de que te enojes, mi crush con anterioridad era él y tu lo sabías, Jinwoo.
Él suspiro tratando de calmarse.
– No pues, que bien me hace sentir saber que mi novio tiene pensamientos sexuales con otro hombre y conmigo.
– Si lo dices así... suena feo.
– De mi punto de vista lo es, Aeris – defendió – eres una compositora talentosa, y me alaga saber que yo soy tu fuente de inspiración, pero me desagrada y me pone celoso qué otro idiota este en rondando por tu mente.
Aquello me dejó muda y atónita.
Jinwoo no era conocido por ser alguien de carácter fuerte, de hecho muchos afirmaban qué cuando lo veían inspiraba confianza y era muy dulce, pero justo ahora estaba siendo lo contrario a lo que muchos decían de él.
– Jinwoo...
– No – me cortó – Kang Aeris, me gustas y no es un maldito secreto, jamás podría prohibirte nada, si esto es lo que amas yo feliz de verte brillar.
– Pero...
– La sola idea que ese idiota te pone así, me nerva la maldita existencia – se acercó a mi.
Tomo mi barbilla sin llegar a lastimarme acercando su rostro al mio, provocando que ambas respiraciones se mezclaran, de pronto sentí su mano libre en mi cintura atrayendome a él con posesividad.
– Aeris, nunca he sido un maldito posesivo y siempre he respetado a mis novias y lo sabes.
Asentí nerviosa.
– Pero no se que tienes que no puedo controlar mis malditos celos – susurro más cerca de mis labios – me encantas.
Y allí es donde mi cabeza ne jugaba una mala pasada y de las peores.