𝟕| ¿𝐏𝐎𝐑 𝐃𝐈𝐍𝐄𝐑𝐎?

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—Fue un placer salir contigo, Marietta —besó el dorso de mi mano aunque yo no quisiera y hubiera tratado de alejarme

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—Fue un placer salir contigo, Marietta —besó el dorso de mi mano aunque yo no quisiera y hubiera tratado de alejarme.

—Créeme, el placer fue mío. Fue increíble mientras duro —susurré lo último con vergüenza, la verdad es que si había sido larga la salida al restaurante; cenamos, charlamos y salimos a recorrer en su auto por todas partes, pero eso había llegado a su fin.

No lo vería nunca más y él seguro no me recordaría. No tendría esa oportunidad otra vez y sería una mediocre por el resto de mi vida. Gabriel pareció no oír lo que dije y lo agradezco, porque no sé que hubiera hecho si lo hubiera escuchado.

—Muchas gracias por perdonarme.

—¿Quien dijo que lo hice? —solté a modo de broma, pero me miró con una ceja levantada. Dios, ese tic que tiene no se lo saca nadie. —Obviamente te perdoné, ahora siento que yo debería pedirte disculpas por haberte hecho gastar dinero en mí. Sé que ese lugar no era barato y yo podría pagarte lo mío si gustas, además...

—Alto, alto. No quiero que me pagues nada, yo te invité a salir y era mi turno de pagar —metió sus manos a sus bolsillos del pantalón, cabe recalcar que no tenía el saco que llevaba anteriormente, porque me lo había puesto sobre los hombros y yo no quería entregárselo. Quería un motivo para volver a verlo. —Ya la siguiente vemos que hacemos.

¿Habrá una siguiente?

—¿Cómo?

—Claro que habrá una siguiente —me dedicó una sonrisa ladeada.

La puerta de mi casa se abrió de golpe, dejando ver a mi padre con un semblante frío y calculador. Dio un paso hacia adelante, quedando de frente a Agreste, pero este no bajó la cabeza ni mucho menos. Puso una mano sobre mi hombro. —Una siguiente nada, te entras ahora mismo, Marietta. No hablaré otra vez.

Gabriel se aclaró la voz. —Señor, no creo que sea apropiado que le hable de esa manera a su hija.

—Y yo no creo que sea apropiado que un hombre adulto salga con chiquillas que van saliendo de la adolescencia, pero no había dicho nada hasta ahora.

𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑𝐌𝐀𝐍 ᴳᵃᵇʳᶤᵉˡ ᴬᵍʳᵉˢᵗᵉ ᵃᵘ ᶠᶤᶜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora