Capítulo 1: Revelaciones

332 27 30
                                    

Era una tarde tranquila de verano, una de esas en las que el calor no sofoca y la brisa fresca es suficiente para mantener el ambiente agradable. Izuku y Katsuki habían pasado los últimos meses ajustándose a sus nuevas vidas como héroes de renombre. Ya no estaban en la Academia U.A., pero seguían siendo compañeros, y su relación había evolucionado tanto que ahora no podían imaginar sus vidas sin el otro.

Izuku, a pesar de haber perdido el One For All, había encontrado la manera de continuar siendo héroe. Gracias a los avances en tecnología, y a la colaboración de Mei Hatsume, ahora tenía un traje que compensaba la pérdida de su Don. Aún sentía ese vacío, pero Katsuki siempre estaba ahí, recordándole que su valor como héroe iba mucho más allá de sus habilidades. Era su espíritu, su inquebrantable deseo de salvar a otros, lo que realmente lo definía.

Katsuki, por su parte, seguía siendo el explosivo héroe que todos conocían. Pero algo había cambiado en él desde que él e Izuku empezaron a salir. En lugar de gritar y refunfuñar constantemente, había aprendido a dejar espacio para los silencios compartidos y los gestos pequeños. Nadie, salvo Izuku, había visto ese lado suyo, ese Katsuki que sabía amar con intensidad y sin reservas.

Era el cumpleaños número 28 de Izuku, y él pensaba que sería una celebración modesta. Una cita con Katsuki, como tantas otras que habían tenido, en su tetería favorita, la que visitaban desde hacía años. Era un lugar apartado, cerca de un parque, con una vista encantadora y lo suficientemente privado para que ambos pudieran relajarse sin preocuparse por los fans o la prensa. Izuku había asumido que sería otra tarde tranquila, tomando su té favorito y disfrutando de la compañía del rubio.

Lo que no sabía era que Katsuki había estado planeando algo mucho más grande. Llevaba semanas organizando una pequeña fiesta sorpresa con la ayuda de la dueña de la tetería. Esta mujer, que los había visto frecuentar el lugar durante tanto tiempo, no solo sabía de su relación, sino que también se había vuelto una cómplice en mantener ese vínculo en secreto. Les daba privacidad y siempre se aseguraba de que pudieran disfrutar de sus momentos juntos sin interrupciones. Y, por supuesto, las propinas generosas de los héroes más grandes de Japón también ayudaban a su discreción.

Cuando llegaron a la tetería ese día, Izuku no sospechaba nada. Katsuki, vestido de manera casual pero elegante, lo guió hasta su mesa habitual, aquella junto a la ventana que daba una vista perfecta al parque. Izuku sonrió, sintiéndose afortunado por tener momentos como ese, lejos del caos de la vida como héroes, en un lugar tan especial para ambos.

—Es un buen día, ¿verdad? —dijo Izuku, suspirando mientras miraba hacia el parque.

—Tch, sí, está decente —respondió Katsuki con su típico tono malhumorado, aunque una leve sonrisa se asomaba en sus labios.

Izuku no pudo evitar reírse. Estaba acostumbrado a ese comportamiento, y sabía que, detrás de esa fachada, Katsuki también disfrutaba de esos momentos tanto como él.

Después de unos minutos, la dueña se acercó con una bandeja, pero en lugar de dejar solo té y pastel como Izuku esperaba, lo hizo con una sonrisa más amplia de lo habitual. De repente, la puerta de la trastienda se abrió, y de ahí salieron sus amigos más cercanos: Shoto, Ochako, Tenya, Kirishima y algunos otros que habían sido parte de su vida desde la Academia. Incluso su madre estaba ahí, con los ojos llenos de lágrimas de emoción.

—¡Sorpresa! —gritaron todos al unísono, mientras Izuku se levantaba de su silla, completamente anonadado.

—¿Qué... qué es todo esto? —preguntó, incapaz de procesar lo que estaba sucediendo.

Silencio Celestial Donde viven las historias. Descúbrelo ahora