Las patrullas diarias de Izuku y Katsuki habían sido la parte más normal de sus vidas como héroes. Musutafu solía ser una ciudad vibrante, tranquila, y desde que lograron mantener el orden tras la guerra con la Liga de Villanos, sus rondas solían ser más para mantener presencia que para enfrentarse a amenazas constantes. Sin embargo, todo había cambiado cuando hicieron pública su relación.
Lo que comenzó con rumores y fotos de paparazzi se había convertido en titulares en todos los medios, comentarios en redes sociales, y, para sorpresa de Izuku, gritos en la calle. No era algo que esperara de la ciudad que los había visto crecer como héroes.
—¡Miren a esos dos! —gritó alguien desde una esquina, mientras Deku y Dynamight patrullaban, hombro a hombro, como siempre habían hecho— ¡Pervertidos, enfermos! ¡No pueden ser héroes si no pueden comportarse como hombres!
El insulto los alcanzó en mitad de su recorrido, como un dardo venenoso. Izuku, aunque acostumbrado a lidiar con villanos y situaciones extremas, no pudo evitar el escalofrío que recorrió su espalda. Nunca se había enfrentado a un tipo de odio tan personal y visceral en medio de su trabajo.
—Cállate, imbécil —gruñó Katsuki, aunque no se detuvo a mirar. Su paso seguía firme, sus ojos granate clavados en el camino por delante— Esos cobardes solo se atreven a abrir la boca cuando están lejos de nosotros.
—Lo sé —murmuró Izuku, tragándose la incomodidad— Pero no puedo evitar pensar en cómo todo esto está afectando... lo que hacemos.
—No dejes que te joda la cabeza —respondió el rubio, endureciendo su tono— Nosotros somos los héroes. No ellos. Y no vamos a dejar que esos malditos nos afecten en el campo.
Las palabras de Katsuki tenían sentido, como siempre. Pero aunque lo decía con seguridad, ambos sabían que la situación no era tan simple. Desde que su relación salió a la luz, había un nuevo tipo de escrutinio sobre ellos. Cada acción, cada palabra, cada misión, era analizada bajo un lente diferente. Ahora ya no solo eran vistos como héroes; cada uno de sus movimientos era filtrado a través del prisma de su vida personal. Y no todos lo aceptaban.
Días después del incidente con el transeúnte, las redes sociales estaban llenas de mensajes, tanto de apoyo como de odio. A cada comentario positivo, Izuku encontraba uno que lo hacía sentir como si su relación fuera una ofensa para el mundo. Y aunque trataba de no prestarle atención, no podía evitar leerlos.
"¿De verdad creen que pueden seguir siendo héroes así?"
"Los villanos van a aprovecharse de esto. Ya no serán tan fuertes."
"No deberían ser tan egoístas. Deberían saber que esto afecta la imagen de los héroes."
Eran solo palabras, pero a veces pesaban más que cualquier golpe que hubiera recibido en batalla. Y la gota que colmó el vaso llegó cuando la agencia decidió intervenir.
Una mañana, mientras Izuku y Katsuki estaban en su habitual reunión de planificación en la agencia, su jefe se les acercó con una expresión seria. Sabían que algo importante venía cuando lo vieron revisar sus papeles una y otra vez.
—Chicos, necesito que escuchen con atención —dijo con un tono grave, sentándose frente a ellos— La situación se está saliendo de control.
Izuku se enderezó en su asiento, notando la mirada dura en el rostro de su superior. Katsuki, por su parte, permanecía con los brazos cruzados, claramente impaciente.
—¿Qué mierda está pasando ahora? —preguntó el rubio sin rodeos.
—La cobertura mediática sobre su relación ha escalado a un nivel insostenible —respondió el jefe, sin titubeos— Los comentarios en redes sociales, las entrevistas y las opiniones están comenzando a afectar la percepción pública de ambos. No es solo sobre ustedes, sino sobre lo que representa para los héroes en general.
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Silencio Celestial
Teen FictionTras una emotiva propuesta de matrimonio en una tetería, los héroes Izuku Midoriya y Katsuki Bakugo deben enfrentar las consecuencias de hacer pública su relación. La revelación trae consigo atención no deseada y críticas, pero lo peor está por veni...