Capítulo 3: Éxodo

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El héroe Dynamight había sido absorbido por la oscuridad, y Deku, a pesar del inmenso poder de su traje, no pudo hacer nada. Fue un momento que, para Izuku, pareció prolongarse por una eternidad. Su amado compañero había sido arrancado de su lado, y en su lugar solo quedaba ese extraño huevo flotante, rodeado de brillos inquietantes y una barrera invisible que lo separaba de él. Nadie, ni siquiera los héroes más experimentados que habían acudido rápidamente al lugar, entendía lo que estaba ocurriendo. Lo único que sabían con certeza era que aquello no era un enemigo convencional. No sabían si era un villano o, peor aún, algo completamente ajeno a este mundo.

El aire vibraba con una tensión sobrenatural mientras la figura sombría se desvanecía. Los ecos de su risa aún resonaban en el viento, pero lentamente se disipaban junto con las últimas trazas de la oscuridad. Y entonces, la barrera que había mantenido el huevo flotante en el aire también desapareció.

Izuku, con el corazón latiendo frenéticamente en su pecho, se lanzó hacia el huevo. Este ya no flotaba, sino que descendió lentamente hasta posarse en sus manos. El peso en sus brazos era ligero, pero la carga emocional que sentía era abrumadora. Al sostenerlo, sintió un leve calor emanando del objeto, como si dentro de él todavía quedara una esperanza. Lo levantó ligeramente, permitiendo que la luz del sol lo atravesara. A contraluz, pudo distinguir algo dentro, una forma, una silueta que parecía estar atrapada en un estado de sueño profundo.

El tiempo pareció detenerse mientras Izuku contemplaba el huevo, su mente luchando por entender qué había sucedido. Su cuerpo temblaba, no solo por el esfuerzo físico que había realizado al tratar de salvar a Katsuki, sino también por la inmensa desesperación que amenazaba con consumirlo.

Izuku respiró hondo, obligándose a mantener la calma. Las lágrimas, tan cercanas, se agolpaban en sus ojos, pero no podía permitirse el lujo de llorar. No ahora. No cuando aún existía la posibilidad de salvarlo. Era un héroe. Y los héroes no podían dejarse llevar por la desesperación, incluso cuando sus emociones los aplastaban. Sabía que si se dejaba llevar por el pánico, perdería el control, y lo último que necesitaba en ese momento era perder la concentración. Katsuki necesitaba de él más que nunca, y si quería recuperarlo, tenía que mantener la cabeza fría.

Su respiración era irregular, pero poco a poco fue encontrando su centro, imponiéndose la calma con toda la disciplina que había adquirido a lo largo de los años. Acarició con suavidad la superficie del huevo, buscando cualquier señal, cualquier pista que le dijera dónde estaba su pareja. La desesperación seguía burbujeando bajo la superficie, pero Izuku no podía dejar que lo dominara.

—Kacchan... —murmuró con la voz quebrada, sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros, mientras miraba hacia el cielo.

Un grupo de héroes llegó rápidamente a su alrededor. Eran aquellos que habían estado observando desde la distancia, paralizados por la extraña escena que se había desarrollado frente a ellos. Entre ellos, el héroe con visión ampliada que había visto la transformación desde lejos y varios otros que habían presenciado cómo Dynamight desaparecía ante sus ojos.

—¿Qué es eso...? —preguntó uno de los héroes más jóvenes, con incredulidad reflejada en su rostro.

Izuku no pudo responder. No porque no quisiera, sino porque ni él mismo sabía qué era ese huevo. Lo único que sabía era que lo que había sucedido con Katsuki no tenía precedentes.

—Tenemos que llevarlo a estudiar —dijo un héroe mayor, con voz firme— Es nuestra única pista. Sea lo que sea, está claro que es la clave para entender lo que pasó.

Izuku, sin apartar la vista del huevo, asintió lentamente. Sabía que esa era la única opción lógica. No había otra pista, no había otro indicio de lo que había sucedido. Aquel ser, aquella entidad que había hablado de un "juicio final" y de un "nuevo orden", no era algo que perteneciera a este mundo. Ni siquiera era algo que pudieran comprender.

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