un infierno de cemento 2

4 1 1
                                    

Cuando abrir los ojos no apareció en esa fría silla. Está vez estaba en mi cama, baje las escaleras y no encontré a nadie, revise mi teléfono y ya era un nuevo día!! Mis padres se fueron a trabajar me sentía perdida el peso del collar aún se hacía presente aún que lo intenba ignorar.

Antes de que pudiera desayunar alguien golpeó la puerta.

Hey abre la puerta! -sus golpes parecían que iban a derrumbar la puerta-

Esos gritos los reconocía, el miedo interno me carcomía mis piernas temblaban y antes de que me diera cuenta ya estába abriendo la puerta.

Por fin abres la puerta debes ser más rápida pequeña. -entro apenas la puerta se abrió.- ¿Te gusta mi regalo? Es solo para ti

Pude sentir como el collar se hacía más pesado con cada palabra que salía de sus labios, unos labios rojos tan hermosos que mis ojos se posaron en ellos por segundos talvez minutos.

Hey pequeña te estoy hablando! -El sonido de sus dedos chasqueando me saco de mi transe.-

Ah! -Di un salto hacia atrás lo que me hizo tropezar.-

Debes tener más cuidado pequeña. -Su brazo envolvió mi cintura.- aún debes de servirme

Y-yo. -mis palabras fueron cortadas al ser levantada, me llevo hasta el viejo y polvoriento sofá.-

Debes de estar algo confundida. -Me coloco en el sofa para luego ponerse enfrente mío.- me presento soy Eris la líder de God's mistake, nosotros controlamos el Roque y tu ahora eres mi mascota.

Apenas podía procesar lo que estaba pasando, está chica era la líder de una pandilla!! ¿Y yo ahora su sirvienta!? Podia sentir que estaba por desmayarme de nuevo.

Aparte de eso también te voy a enseñar a defenderte en el Roque todo se resuelve patinando. -cada palabra que decía era como un disparo de información para mí.- ¿Entendiste?.

-Levante mi mano esperando tener alguna respuesta a mis preguntas-. Por qué soy tu sirvien. -Mi voz fue cortada escuchar la aplaudir.-

No eres mi sirvienta, eres mi mascota. -Con tan solo dos pasos ya estaba frente a mi, colocando uno de sus dedos en mi barbilla.- Presta atención te lo voy a explicar de nuevo.

Intenté prestar más atención, pero no fue muy sencillo, apenas empezó hablar mi cabeza ya dió vuelta, lo poco que pude entender es que ahora mi vida le pertenecia, es algo ilógico todo por un simple jugueo, pero según ella esas eran las "reglas".

También parece que tuve algo de suerte, al parecer hay tres pandillas más, cada una con su propio territorio, según sus palabras "El Roque es donde menos muertes hay" aún que no estoy muy segura de eso.

Ya estaba comprendiendo lo que estaba pasando, pero aún había algo que no entendía el como llegué a mi cama, lo último que recuerdo es ser electrocutada.

Decidí preguntar con el miedo de que se enoje si la interrumpia, al parecer ella ya estaba esperando que yo le haga esa pregunta, por un momento sus ojos brillaron de emoción y comenzó a alardear sobre su "magnífico plan".

De tanto que alardeaba yo también me emocione hasta pense que seria algo más elaborado, pero solo se hicieron pasar por amigos míos, <que decepción>, me sentí algo más tranquila, al saber que mis padres estaban bien.

Cuando Eris termino de hablar acortó la distancia entre nosotras con tan solo tenerla enfrente de mi podía sentir como todo mi cuerpo temblaba de miedo, aún que ella se veia tranquila.

Yo solo pude agachar la cabeza aún podía sentir la electricidad pasar por mi cuerpo, no importaba como lo veía en ese momento solo era un cachorro esperando la reacción de su dueño.

No podía saber que expresión tenía Eris, pero algo en mi lo decía ella estaba sonriendo, le divertía verme en ese estado y yo solo podía sentir me impotente ante ella.

Para mí suerte si puedo llamarla de esa forma, sentí la mano de Eris acariciar mi cabeza, la levanté lentamente, solo para verla sonreír de forma amable, otro escalofrío me recorrió, fue raro verla sonreír.

<Se ve linda cuando sonríe> cuando por fin me estaba acostumbrando a todo este desastre que sucedía, escuché como la puerta se volvía abrir mis ojos se abrieron como dos platos.

Mi voz se quedó atrapada en mi garganta, solo salían  pequeños y debiles quejidos, parecía como si intentará ladrar se sentía humillante.

No recuerdo muy bien lo que pasó, solo se que de repente estaba sentada en las piernas de Eris. Ella me acariciaba la cabeza de forma lenta, se sentía muy relajante.

Al parecer habían pasado minutos, para mí se sintieron como horas, cuando algo frío topo mi hombro logré despertar de mi trance.

Así que tú eres la nueva mascota de la jefa?. -Volte para ver quién era, Anubis creo que era su nombre tenía una ceja levantada y su tono si que era frío- jefa está segura de esto?.

Presupuesto que si Anubis, no la vez es como un cachorro. -sus dedos empezaron a acariciar la parte baja de barbilla haciendo que suelte varios ronroneos-. Con algo de entrenamiento podría ser un buen perro de caza.

Y si se resiste aún la podemos usar. -Hela se sentó en el reposabrazos al lado mío haciendo que yo salte del susto-. No lo crees Eris?.

Por supuesto que si, pero obvio se quedará como mi mascota. -aun que fue pequeño pude oir de forma clara como Hela chasqueo la lengua.-

Estás segura jefa?, parece débil. -Anubis agarro uno de mis brazos y lo pellizco-.

¡Ahhhhh!, Eris dile que se detenga!. -apenas termine de gritar Eris aparto la mano de Anubis de mi brazo-

Vamos Anubis no seas tan rudo con ella. -Eris empezó a acariciar con cuidado la parte donde Anubis me pellizco-. Su entrenamiento aún no inicia.

Que sea nueva no significa que le pueda hablar de forma tan formal. -el sonido de sus dedos haciendo un chasquido, hizo el collar se volviera a activar-.

B-basta. -Eris me lanzo de su regazo haciendo que caiga el suelo.- E-eris ayúdame -Estire mi mano hacia ella, pensando que me ayudaría.-

Lo siento pequeña, pero a las mascotas malas se les castigan. -ahora chasqueo sus dedos haciendo que la intensidad de la descarga sea mayor.-

P-perdon. -mis lágrimas brotaban de mis ojos.- maestra. -Apenas podía abrir la boca para hablar-. Lo siento.

Las descargas se detuvieron, apenas mantenía los ojos abiertos mi visión era borrosa. Aún que el collar ya no estaba activo yo seguía temblando.

De repente fui levantanda del suelo, al parecer Eris le dijo a Anubis que me coloque en su regazo, mis oídos zumbaban.

Apenas entendía lo que decían, cada músculo de mi cuerpo temblaba, apenas logré recuperar un poco la vista, gire levemente mi cabeza solo para encontrarme con Eris haciendo muecas de disgusto.

Anubis al parecer le decía algo, pero no podía escuchar nada, las muecas de Eris solo aumentaban, así que empeze a frotar mi cabeza contra su pecho.

Eso solo hacia que cada friba de mi cuerpo temblará, sentia la necesidad de ayudarla, cuando volteo a verme, solo distingui, el movimiento de sus labios.

Aún que parecía que era algo importante lo que me dijo, no podía escuchar lo, el zumbido era muy fuerte. Pero al parecer el asentir solo empeoro las cosas.

los huesos rotos del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora