𝖦𝖺𝗍𝗂𝗍𝗈 𝖾𝗇 𝗅𝗂𝗍𝗍𝗅𝖾 𝗌𝗉𝖺𝖼𝖾

16

Seokjin sintió un escalofrío recorrerle la espalda al escuchar la voz desconocida al otro lado de la línea de la llamada. Su respiración se tornó pesada, intentando procesar lo que acababa de escuchar después de esas palabras.

— ¿Quién eres? ¿Qué quieres de Yoongi? No entiendo nada.. -preguntó, tratando de sonar firme, aunque la preocupación estaba claramente en su voz, no podía evitarlo.

La persona al otro lado dejó escapar una risa, casi burlona, como si supiera exactamente cómo manipular a Seokjin.

— No te hagas el héroe, Seokjin. Sabes muy bien de qué hablo... Oh, tal vez no? ¿O acaso crees que Yoongi te lo ha contado todo en este tiempo que llevan viviendo juntos? -dijo la voz- Si realmente te importa su bienestar, más te vale que sigas mis instrucciones. De lo contrario, podría terminar mucho peor de lo que imaginas.

— que es lo que quieres? -preguntó finalmente, con el pecho apretado.

— Ya verás. Pero primero, necesitas hacer algo por mí... y será entre tú y yo. Si le dices algo a Yoongi o a cualquiera, lo lamentarás, cualquiera de ustedes dos.

El tono de la amenaza era claro, y Seokjin sintió cómo el peso de la situación comenzaba a agobiarlo. No podía permitir que Yoongi sufriera más, pero tampoco podía enfrentarse a una situación de la que no tenía suficiente información.

— ¿Qué quieres que haga? -acepto firmemente, sintiendo una mezcla de miedo y desesperación.

— Mañana, a las 10:00 am, en el parque donde solías pasear con Yoongi. Lleva el sobre que te dejaron en el buzón hace unos días, ni una palabra a nadie. Nos veremos allí, Seok.

La llamada se cortó antes de que Seokjin pudiera preguntar más. Se quedó paralizado unos instantes, mirando el teléfono en su mano. El sobre... ¿cómo era posible que él no lo hubiera notado?

Seokjin caminó rápidamente hacia la sala de estar, intentando no hacer ruido. Miró el buzón con cuidado antes de abrirlo y ahí, como había dicho la voz, encontró un sobre. Al abrirlo, encontró unas fotos que le hicieron el corazón detenerse por un segundo. Eran de Yoongi, tomadas sin que él lo supiera, en diferentes lugares: el hospital, una cafetería, cuando estaba solo y lloraba mirando la ventana, incluso una DENTRO de casa, desde antes qué llegara a conocerlo y vagara por las calles solitario.

Su respiración se aceleró. ¿Cuánto tiempo había estado siendo observado? ¿Quién estaba detrás de esto? Y, más importante, ¿por qué?

El silencio de la noche era desesperante. El reloj en la pared marcaba las 12:35 PM cuando Seokjin seguía quieto frente al buzón, sintiendo que sus manos temblaban al sostener el sobre incluso si ya había pasado mucho tiempo desde que lo miró.

Su corazón comenzó a latir desbocado. "¿Cuánto tiempo llevaban vigilándonos?", pensó. Sintió el impulso de decirle todo a la mañana siguiente a Yoongi, pero las palabras de la llamada resonaban en su mente: "Si le dices algo, lo lamentarás."

Cerró los ojos por un segundo, respirando hondo para controlar el pánico. No podía permitir que Yoongi supiera, o talvez... no por ahora para mantenerlo a salvo, y más en las condiciones delicadas en las que se encontraba actualmente, no podía...

Regresó a la habitación, sus pasos eran lentos, calculados. Abrió la puerta y lo vio, durmiendo plácidamente. Su cabello caía desordenado sobre la almohada, su respiración tranquila, ajeno a la tormenta que se avecinaba. Seokjin se acercó, arrodillándose a su lado y acariciando su rostro con suavidad, intentando encontrar calma en su paz.

—Te prometí que te cuidaría, y lo haré, mi pequeñito -susurró para sí mismo, aunque la culpa comenzaba a colarse por cada poro y espacio de su piel qué hizo un gran escalofríos. Se levantó y salió de la habitación, cerrando la puerta con cuidado.