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Dos largos días pasaron y la imagen de alguien en específico no había desaparecido de sus pensamientos, por más que quisiera le era imposible no pensar en ello

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Dos largos días pasaron y la imagen de alguien en específico no había desaparecido de sus pensamientos, por más que quisiera le era imposible no pensar en ello.

Todo estaba en su mente.

Lo peor era que tenía que verla todo el tiempo, pues al estar viviendo (temporalmente) en el mismo lugar que Megumi, eso hacía simplemente que su poca cordura desaparezca de poco en poco.

Si bien, ahora mismo se encontraba en una clase de reunión, el padre de su amigo los llevo consigo, vestía casual, y ella, la dueña de sus sucios pensamientos, estaba con otras personas hablando, a él no le gustaba para nada como ese hombre con quien hablaba miraba a través de su escote.

Por supuesto que no.

Y tampoco se quedaría de brazos cruzados.

Si el imbecil de Sukumbia no se daba cuenta de ello por estar atendiendo a otras personas, allá él.

Porque Satoru estaba frustrado, y no quería que alguien más viera a alguien quien había ocupado mayor parte de él, aún sin ser consciente, no sé dio cuenta cuando se acercó a ese círculo de personas, dejando a su amigo, quien pareció no prestarle tanta atención.

Sus piernas no temblaron, su mirada estaba enfocada en ella, sus ojos estaban viendo justamente a ese cuerpo esbelto que aún no notaba la mirada cazadora del menor encima suyo.

― Señorita Fushiguro ― hablo Satoru captando la atención de la mencionada ― no me siento bien, creo que me duele algo...

Ella asintió, antes de disculparse con los invitados.

― ¿Donde te duele?

Que ingenua.

Gojo enseguida fingió tomar su estómago, haciendo una mueca de dolor.

― Creo que quiero vomitar, ¿me acompaña al baño? No sé dónde está.

― Si, si, vamos.

Megumi lo tomó de la muñeca antes de que ambos desaparecieran por un pasillo solitario, caminaron por un largo rato hasta que finalmente llegaron a los sanitarios.

― Aquí es, Satoru. Ve tranquilo, ¿esta bien? Te espero aquí.

― Sí...

Antes de entrar celebró con una sonrisa triunfal, reviso a todos lados, reviso cada uno de los cubículos, todo estaba vacío.

No había nadie, y el pasillo solitario solamente le dio la señal que esperaba.

La que tanto había anhelado.

― Bingo ― susurró.

Se encaminó hacia la puerta, al abrirla se encontró con Megumi esperándole de pie, los ojos de ambos se encontraron una vez que Satoru asomó su cabeza.

― ¿Pasa algo?

― ¿Eh? No, no se preocupe... solo me faltaba algo.

Megumi arqueo una ceja, Gojo se acercó a ella, una vez que estuvieron lo suficientemente cerca, y sin previo aviso, sujeto sus muñecas con fuerza para tirar de ellas hacia dentro.

Ambos estaban dentro del baño de caballeros.

Una confundida y nerviosa.

Él otro, Nah i'd win.

ɥou mom?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora