Valentín estaba sentado en el borde del patio, junto a una pared de ladrillos donde las sombras de los árboles apenas lo cubrían del sol que quemaba. Era un niño de complexión delgada y un poco más bajo que la mayoría de sus compañeros, lo que lo hacía parecer más frágil de lo que realmente era. Su era piel clara, con un ligero rubor en las mejillas resaltando su timidez. Tenía el cabello castaño claro, lacio y ligeramente largo que caía sobre su frente de manera desordenada, cubriendo a veces sus ojos cuando bajaba la cabeza. Sus ojos, grandes y de un color marrón cálido, con una mirada que mezclaba curiosidad e inseguridad, como si siempre estuviera esperando algo inesperado. Sus rasgos eran suaves, aún conservando esa redondez infantil. Valentín sujetaba su mochila sobre las piernas, como si de algún modo el contacto con el material áspero pudiera darle un poco de seguridad. Los demás chicos jugaban fútbol o hablaban en grupos dispersos por todo el patio, pero él no. Él estaba solo, como siempre. Las risas y las voces de sus compañeros se sentían distantes, pero la incomodidad crecía con cada segundo que pasaba allí. Trataba de evitar el contacto visual con cualquiera que pasara cerca. Tal vez si no lo veían, lo dejarían en paz.
Pero no fue así.
A lo lejos, escuchó un par de voces que se acercaban. Voces familiares, demasiado familiares. Valentín intentó ignorarlas, pero pronto se hicieron inconfundibles. Eran Iván y Nicolás, dos chicos de su misma clase que parecían encontrar una extraña satisfacción en hacerlo sentir pequeño. Lo habían hecho incontables veces antes: comentarios, empujones, bromas pesadas. No eran los peores del colegio, pero se aseguraban de que Valentín nunca pasara un día sin un recordatorio de lo insignificante que era para ellos.
—Mirá quién el infeliz que está acá, siempre en capilla este tipo —. Iván fue el primero en hablar, su voz goteaba desprecio.
Valentín bajó la mirada, apretando los labios. Tal vez si no respondía, se cansarían y se irían. No se fueron.
Nicolás, siempre el más silencioso de los dos, se quedó parado junto a Iván. No decía mucho, pero era igual de cruel, actuando como una sombra de su compañero, validando todo lo que Iván hacía con sus gestos y risitas.
—Che, ¿estás sordo o qué? —Iván continuó, dándole una patada suave en la suela de sus zapatillas. El contacto físico, aunque ligero, hizo que Valentín se tensara, un nudo de ansiedad se formó en su estómago. Sentía el corazón latiendo en la garganta, sus manos sudorosas apretaban con más fuerza la mochila, como si eso pudiera protegerlo.
En la mente de Valentín, todo parecía estirarse, como si el tiempo se ralentizara a propósito para prolongar su agonía. Cada segundo con esos dos era eterno, un ciclo interminable de incomodidad, miedo y humillación. ¿Cuánto más podría durar? ¿Cuánto más hasta que alguien pasara, hasta que sonara el timbre?
Iván era el más alto de los dos, con el cabello oscuro desordenado y una actitud prepotente que lo hacía parecer más grande de lo que era. Venía de una familia acomodada, uno de esos chicos que no parecían tener problemas en la vida. Siempre tenía los mejores útiles, ropa de marca, y una forma de hablar que hacía que los demás lo escucharan, incluso cuando no decía nada interesante. Le gustaba el fútbol y siempre estaba rodeado de chicos que lo admiraban. A veces, Valentín pensaba que Iván lo molestaba solo porque podía. Porque nunca había nadie que se lo impidiera.
Nicolás, por otro lado, era más pequeño, de aspecto más enclenque, con el cabello rubio corto y unos ojos apagados. Siempre parecía nervioso, pero algo en él disfrutaba ver a otros sufrir, especialmente si era Iván quien lideraba el ataque. Era como si, al estar cerca de Iván, ganara una especie de poder que en soledad no tenía. Su risa nerviosa lo delataba, pero nunca hacía nada para detener a su compañero. Incluso a veces lo alentaba con gestos o miradas de complicidad.
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El ciclo de las almas tristes
HorrorMientras luchan contra sus propios demonios internos, Victoria, Elian y Valentín se ven obligados a enfrentar sus peores miedos y a trabajar juntos para descubrir la verdad detrás del oscuro origen de una serie de eventos trágicos en la ciudad de Bu...