Kuroo tiene una debilidad extrema frente a su mejor amigo, y sería un gran problema para él si es que no fuese un sentimiento ignorado desde que era un niño.
Jamás había deseado protagonizar la mirada de alguien hasta que ambos se volvieron cercanos...
kapittel ݁ . ' syklon innen én ' ￣￣￣￣￣￣￣￣￣￣￣￣￣￣￣ capítulo ࣪ . ' ciclón dentro de uno '
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La primavera era aquello que los chicos habían esperado desde el cegador invierno que aparentaba eternidad. No solamente por los cálidos días que conllevaba tal estación (que de todas formas disfrutaban con sus espíritus vigorosos), más bien su emoción recaía en el fin de la espera del momento que culminaría con todos sus sueños, dejando en sus manos sudorosas si era de buen o mal modo, en victoria o derrota.
Todos almorzaban en el amplio patio de la preparatoria Nekoma, comiendo con gusto mientras eufóricos hablaban con diferentes personas, quienes los felicitaban con amabilidad y entusiasmo por el logro que consiguieron para su escuela; revivir un deporte marginado por la gente de aquel instituto, enterrando en el pasado y los recuerdos el hecho de que en algún momento fue una escuela que forjaba a la próxima generación de voleibolistas olimpicos, en los hombros de los veteranos del equipo de Nekoma recaía la pena inaudible por los alumnos hasta aquella generación que aparentaba rencarnarlos con su clara mirada afilada que se dirigía a un solo objetivo que los saciaría, la victoria. Ese día, al cabo de 5 horas, estarían viajando a Tokio capital para empezar la jornada de campeonato por la que habían dormido despiertos. Pero en ese momento, se regosaban entre los halagos y reconocimiento que la escuela les brindaba.
Yaku y Kai reían junto a sus demás amigos de tercer año, los de primer año se sonrojaban por los halagos que les garantizaban una reputación estable para todo el resto de su trayectoria escolar, Lev presumía sus fotos con Hinata, y Fukunaga se reía con Kuroo, haciéndose bromas sobre como Yamamoto habla fingiendo desinterés hacia unas chicas de primer año que le dirigían la palabra impresionadas por sus logro y aparente caracter desinteresado, cuando en realidad no dejaba escapar de su cabeza ni un cumplido de las jóvenes.
Por más ruidoso que fuese el ambiente, parecía no interrumpir la calma del rubio que se encontraba recostado con sus ojos cerrados, cual buen estoico. La luz solar era considerada por él como un regalo divino que agradecía y disfrutaba en ese momento recostado sobre el pasto, reposando su cabeza encima de las piernas de Kuroo sin inmutar su interacción activa con las demás personas.
No necesitaba abrir sus ojos, tampoco agudizar sus oídos en estado de vigila.
Más bien, solo respiraba disfrutando del sentimiento de paz que le proporcionaba el saber que su mejor amigo no le haría nada para dañarlo, de forma tal que lo defendería si es que alguien atentara contra su paz. Era esa tranquilidad implícita la que le dejaba saber que le permitía dejarse abrazar por el calor tan acogedor y sentir incluso otra calidez en su pecho con la que agradecía poder contar con alguien de esa manera.
Algo era innegable, por menor interés que le demostraba al resto, oía atentamente cada sonido que Kuroo generara, y agudizaba la sensibilidad de su cuerpo a cualquier movimiento que generara el de su amigo. Lo oía riendo de esa manera contagiosa en la que basaba su pequeña sonrisa disimulada sin saber que por momentos, los oscuros ojos de su amigo se fijaban en él, viéndolo con cierto rencor diluido en cariño.
