Desde que se conocen, Sebastián se las arregla para molestarlo con cualquier estupidez que se le ocurre, y eso se ha vuelto un problema, ya que para alguien como Alex, persona que tiene menos paciencia que amor para dar, llega a ser algo irritante escuchar constantemente las imploras de su parte por hacer algo que modifique su físico, como poner moños en su cabello, trenzarlo o inclusive pintarlo temporalmente.
Y aunque hayan días en los que no le pide tales cosas, son ocasiones muy especiales, como cuando se enferma que usualmente sólo se mantiene en cama. Alguien como él se aburre fácilmente, así que es de esperarse que en todo momento esté detrás de él poniéndole accesorios, que todas las noches Alex debe quitarse con dificultad y cuidado de no enredarse más él cabello.
Disfruta la atención que Sebastián le da, se siente querido y protegido en todo sentido, pero es agobiante todo lo que le hace hacer sin tener la oportunidad de decir que no, porque Sebastián no es alguien que acepta una negativa como respuesta.
El día había estado raramente tranquilo, para nada movido, y por ello, también aburrido. Sebastián le había dicho que estaría haciendo una limpieza en la habitación que ambos compartían, por lo que le recomendó no entrar hasta que terminará, así que se quedó en el sofá gris terciopelo, sentado con su celular en sus manos para entretenerse.
Todo estaba en silencio, sólo se escuchaba un par de cajas moviéndose y constantemente chocando entre sí desde la dichosa habitación. A Alex no le molestaba ir a ver, mayormente porque ya sabía lo que sucedía, así que su curiosidad no reaccionaba como normalmente solía hacerlo.
Entre toda su aburrida paz, escuchó la puerta de la habitación a lo lejos abriéndose, y unos pasitos acelerados y emocionados golpeando en el suelo de madera de la casa. Aun con su cabeza agachada, dirigida a la pantalla de su celular, pudo distinguir a Sebastián pararse justo frente a él, así que levantó la cabeza para mirarlo. Tenía sus manos atrás, ocultando algo que no sabía qué era.
─Adivina qué me encontré..─ dijo Sebastián, meciéndose con emoción apoyado en las puntas de sus pies y sus talones. Se mordió el labio, con una sonrisa entusiasta y tonta.
─¿Qué?─ Alex dejó su celular a un lado, dedicándole toda su atención.
─¡Pegatinas!─ finalmente dejó ver lo que tenía en las manos, sacando unas 4 libretitas con pegatinas de todo tipo; de caricaturas, figuras o cosas tontas e infantiles, al menos para Alex.
─¿De dónde sacaste eso?─ se sentó derecho en su asiento, mirándolo incrédulo.
─Me lo encontré en una caja. Están bonitas, ¿verdad?─ se sentó a su lado, rebotando en el cómodo y suave sofá, mirando más a las calcomanías que a Alex en sí ─Creo que las compré cuando tenía dieciséis años, porque ya están usadas.
─¿Tu le ponías calcomanías de Hello Kitty a las cosas?
─Sí, ¿tú no?
─¡Obvio no..!─ exclamó haciendo un ademán con las manos, haciendo reír al castaño.
─Te pierdes de todo, son las más bonitas.─ comentó con una sonrisa, con un tono de burla y broma a la vez. Barajeó las hojas de las libretas, revisando cuáles sí tenían todas las calcomanías y cuáles no.
Soltó un ruido de sorpresa de repente, haciendo sobresaltar a Alex quien ya estaba listo para salir corriendo de ahí antes de que a Sebastián se le viniera una idea a la cabeza, sabía cómo era, y no le gustaba para nada ─¡Alex, tengo una idea!─
─No me digas eso Sebas, me asustas..─ murmuró tomándose el pecho de forma dramática, revisando si se le había detenido el corazón o no. Cuando estuvo seguro, suspiró.
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oneshots » Spiderduck
AléatoireMaldito ship muerto. • Hay una posibilidad de que hayan varios capítulos sexualmente explícitos. Se pondrá una [E] en el inicio de cada uno si es que contiene este tema. • temas serios o incómodos (intentaré tocar estos temas más superficialmente)...