𝗎𝗇 𝖻𝖾𝗌𝗈 𝖾𝗇 𝗅𝖺 𝖺𝗓𝗈𝗍𝖾𝖺

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La noche era tranquila, una brisa suave atravesaba la azotea del edificio, donde ambos habían decidido pasar un rato a solas después de un largo día. Las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos, y el cielo despejado permitía ver algunas estrellas dispersas. Minho y Yongbok se encontraban sentados uno al lado del otro en una vieja manta que habían traído, con las piernas cruzadas y hombro con hombro, sin necesidad de decir mucho. A veces, el silencio entre ellos era más cómodo que cualquier conversación.

Yongbok estaba concentrado mirando las luces de la ciudad, pero Minho no podía apartar la vista de él. Había algo en la forma en que la luz tenue del cielo nocturno iluminaba su rostro, en cómo el viento hacía que algunos mechones de su cabello rozaran suavemente sus mejillas, lo que hacía que el corazón de Minho latiera un poco más rápido de lo normal.

"No puedo creer que el día por fin haya terminado," murmuró Yongbok, rompiendo el silencio mientras estiraba sus brazos con un suspiro largo y pesado.

Minho asintió, pero no dijo nada. Estaba demasiado concentrado en el latido acelerado de su corazón, en ese momento exacto. Había algo diferente en el aire, algo que no podía ignorar. Los últimos meses habían sido confusos, llenos de momentos en los que el contacto entre ellos parecía durar un poco más de lo normal, en los que las palabras tenían un peso que antes no habían tenido. Pero ahora, con Yongbok tan cerca, en esa calma nocturna, Minho sentía que ese límite invisible entre ambos estaba a punto de desvanecerse.

"Hyung," llamó Yongbok, girando un poco el rostro para mirarlo con una pequeña sonrisa. "¿Qué tienes? Estás callado."

Minho lo observó en silencio durante unos segundos, sus ojos buscando algo en los de Felix, algo que confirmara que lo que sentía no era solo una ilusión. Tomó una pequeña respiración antes de hablar. "Solo estaba pensando," dijo, su voz un poco más baja de lo normal.

Yongbok inclinó la cabeza, claramente curioso. "¿En qué? Siempre me interesa saber qué pasa por tu cabeza, hyung."

Minho dudó por un segundo. Había muchas cosas que pasaban por su cabeza, pero en ese instante, lo único en lo que podía pensar era en cómo cada parte de él deseaba acercarse a Yongbok, más de lo que ya lo estaba. "En nosotros," murmuró al final, sin apartar la mirada.

Yongbok parpadeó, visiblemente sorprendido. "¿Nosotros?" repitió, sus cejas levantándose ligeramente, pero había un destello en sus ojos, una especie de comprensión que hizo que su corazón se acelerara un poco.

Minho sintió que la presión en su pecho crecía, y antes de que pudiera detenerse a pensar demasiado en lo que estaba a punto de hacer, se inclinó hacia él, acortando el espacio entre ambos. "¿Está bien si hago algo...?" susurró, su voz suave y algo temblorosa.

Yongbok no apartó la mirada, y aunque su respiración se había vuelto un poco más rápida, no se movió. Solo lo observó en silencio, sus labios entreabiertos mientras procesaba la pregunta. Entonces, después de unos segundos que parecieron una eternidad, asintió lentamente, sus ojos nunca apartándose de los de Minho.

Ese pequeño gesto fue todo lo que Minho necesitó.

Con una suavidad que contrastaba con la intensidad de lo que sentía, Minho se inclinó completamente hacia él, sus labios encontrando los de Yongbok en un beso lento, casi titubeante al principio, como si ambos estuvieran descubriendo algo nuevo y delicado. El mundo pareció detenerse por completo en ese instante, como si solo existieran ellos dos en esa azotea, bajo el cielo estrellado.

Yongbok cerró los ojos y respondió al beso, sus labios moviéndose con una dulzura y ternura que Minho nunca había sentido antes. No era como en las películas, no había música épica ni fuegos artificiales, pero había una conexión, algo que ambos habían sentido crecer durante mucho tiempo y que ahora, finalmente, se había manifestado de la forma más natural posible.

Cuando se separaron, Minho se quedó a solo milímetros de distancia, sus frentes apoyadas una contra la otra mientras ambos intentaban recuperar el aliento. Yongbok abrió los ojos lentamente, encontrándose con la mirada de Minho, sus mejillas ligeramente sonrojadas. Sonrió, una sonrisa pequeña y algo tímida que hizo que el corazón de Minho diera un vuelco.

"Hyung..." murmuró Yongbok, su voz un susurro suave. "¿Por qué tardaste tanto?"

Minho rió suavemente, su aliento aún rozando los labios de Yongbok. "No lo sé... Supongo que estaba esperando el momento perfecto."

"Bueno," dijo Yongbok, inclinándose de nuevo para rozar suavemente los labios de Minho en un beso breve, "este fue el momento perfecto."

Y Minho no pudo estar más de acuerdo.

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𝗦𝗮𝗿𝗮𝗻𝗴𝗵𝗮𝗲, 𝗬𝗼𝗻𝗴𝗯𝗼𝗸-𝗮𝗵 ⇉minlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora