𝗦𝗮𝗿𝗮𝗻𝗴𝗵𝗮𝗲, 𝗬𝗼𝗻𝗴𝗯𝗼𝗸-𝗮𝗵 ⇉minlix

𝖼𝖺𝗋𝗂𝗇̃𝗈 𝖾𝗇 𝗉𝗎𝖻𝗅𝗂𝖼𝗈

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En la sala de ensayo, el ambiente estaba cargado de energía mientras los chicos practicaban su coreografía, pero Minho no podía apartar la vista de Yongbok. El sudor perlaba la frente del menor, que seguía el ritmo con una precisión increíble, sus movimientos fluidos y ágiles, como si el cansancio no fuera un obstáculo. Había algo en verlo así, tan concentrado, tan dedicado, que a Minho le resultaba imposible no sentirse atraído. Como si un imán lo empujara hacia él, sin remedio.

La música paró, y todos se dispersaron para tomar un respiro. Minho aprovechó el momento y se acercó por detrás, silencioso como un felino, hasta que finalmente estaba lo suficientemente cerca para rodear a Yongbok con un brazo por la cintura. El menor dio un pequeño respingo, pero al sentir quién era, dejó caer la cabeza hacia atrás, apoyándola contra el pecho de Minho, soltando una risa suave.

"Hyung, me asustaste", dijo Felix, entre risitas.

Minho sonrió, inclinándose para dejar un beso suave en la curva del cuello del rubio, justo donde sabía que le hacía estremecer. "No puedo evitarlo, Yongbok-ah", susurró, su voz un susurro ronco, "me gusta tenerte cerca."

Bokie sonrió, sus ojos brillando con picardía mientras se daba la vuelta para quedar de frente a Minho, aún dentro de su abrazo. "¿Así que por eso siempre terminas pegado a mí, aunque estemos ensayando?"

"¿Y qué si es así?" Minho respondió con esa sonrisa de medio lado que solo él podía hacer, antes de inclinarse y dejar otro beso, esta vez más lento, en el cuello de Yongbok. No era uno de esos besos intensos, sino un gesto cariñoso y casi casto, pero tan íntimo que hizo que Felix se sonrojara levemente.

"Hyung..." murmuró el menor, con un tono entre divertido y avergonzado. "Nos están mirando", agregó, lanzando una rápida mirada a Seungmin, que los observaba desde el otro lado de la sala con una expresión entre incrédula y resignada. Jeongin, que estaba a su lado, apenas ocultaba la risa detrás de una botella de agua.

Minho no pareció preocuparse. De hecho, eso pareció alentarlo más, porque deslizó sus manos hasta la espalda de Yongbok, atrayéndolo más cerca de él. "¿Y qué si nos miran?", murmuró al oído de Yongbok, dejando que sus labios rozaran su piel con cada palabra, "Que sepan que eres mío."

Bokie dejó escapar una risita nerviosa y escondió su rostro en el pecho de Minho, golpeándole suavemente el brazo en un gesto de falsa protesta. "Hyung, me haces sentir vergüenza..."

"¿Vergüenza?" Minho arqueó una ceja, claramente disfrutando del momento. "No me lo parece. Mírate, estás rojo, pero no te estás alejando."

"Porque no quiero", confesó el menor en un susurro, levantando la vista para encontrarse con los ojos de Minho. Había algo dulce en su expresión, una mezcla de cariño y vulnerabilidad que siempre lograba desarmar a Minho por completo.

"¡De verdad son insoportables!" exclamó Seungmin desde su lugar, fingiendo una expresión de disgusto. "¿No pueden ser menos melosos por un segundo? Esto es una sala de ensayo, no un drama romántico."

Minho levantó la cabeza, lanzándole una mirada desdeñosa. "Estás celoso, Seungmin-ah. Sabes que siempre seré el favorito de Yongbok."

Seungmin chasqueó la lengua y se cruzó de brazos, mientras Jeongin estallaba en carcajadas. "Sí, claro, sigue diciéndotelo."

Yongbok, aunque claramente avergonzado por la escena, no pudo evitar sonreír. Se sentía feliz, cálido, y completo en los brazos de Minho. Y aunque el ambiente estuviera lleno de bromas y comentarios, no había lugar donde preferiría estar en ese momento. Porque, a pesar de todo, Minho siempre le hacía sentir especial, como si fuera la única persona en el mundo.

Con un suspiro contento, Bokie apoyó la cabeza en el pecho de Minho nuevamente, ignorando los comentarios de Seungmin y el resto. La música estaba por volver a empezar, pero, en ese instante, todo lo demás parecía desvanecerse. En ese pequeño rincón del mundo, solo estaban ellos dos.

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