Sus manos estaban sudorosas y temblaban un poco, por lo que utilizo su ropa para solucionar esto. Respiro hondo antes de abrir la puerta que minutos antes había sido golpeada. Sabía perfectamente de quien se trataba, lo que no entendía es ¿Por que estaba tan malditamente nervioso? Cuando invito a Tomioka a su finca no lo pensó muy bien, su bocota siempre termina metiéndolo en problemas. Pero bueno, ya estaba hecho y ahora el pelinegro espera fuera de su casa . A pesar de llevar meses compartiendo tiempo con el de ojos azules todavía le resultaba extraño. Pero cada que pensaba en el contrario le resultaba agradable. Puede decir que le ha tomado cariño al callado chico. Su corazón late con fuerza cuando sus manos rozan o sus miradas se cruzan, el pelinegro le sonríe de una manera tan genuina que su estómago duele.
Volvieron a golpear la puerta, lo que lo trajo de vuelta de sus pensamientos.
- Lo siento - dijo al abrir la puerta. Se había dado cuenta que el color azul predominaba en la ropa del más bajito, le quedaba lindo el color. El cabello corto estaba un poco desordenado a causa del viento que cada día era más frío. Esos ojos azules le miraron con curiosidad y se abofeteó mentalmente al darse cuenta que se le quedó viendo al otro de una manera algo extraña. Esos enormes ojos provocaban que su corazón latiera con fuerza dentro de su pecho.
-¿Shinazugawa?- una suave voz lleno sus oídos. Tomioka se había acercado a el, colocándose sobre puntillas para poder igualar su altura - detén esto por favor - el azabache le extendió los libros que llevaba. La mano de Tomioka tocó su frente, sobresaltado por el repentino gesto dio un paso para atrás, esa calida mano descendió a su mejilla derecha en una suave caricia y luego a la izquierda -¿Estas enfermo ? - el rostro de Tomioka estaba tan cerca del suyo que su aliento le hizo cosquillas
-¿Que ?, no - empujó suavemente por los hombros al más bajito. Carraspeo su garganta tratando de guardar la compostura -¿Por qué preguntas eso ?
- Bueno tu rostro estaba rojo y tenías una mirada extraña, además no respondías a nada de lo que te decía
- Ya cállate Tomioka- rodó los ojos - mejor entra,¿Vamos a quedarnos en la puerta todo el día ? - lo empujó suavemente otra vez, llevándolo a la sala para empezar de nuevo con su tortura o bueno, sus clases. Noto como el azabache miraba su hogar con curiosidad, no lo culpaba, el había hecho exactamente lo mismo cuando fue a la casa del otro.
- Tu casa es muy bonita Shinazugawa
-Por supuesto, ¿Acaso creías que vivía como vagabundo o que ?- codeo suavemente al contrario
- No quise decir eso, lo siento si no me exprese bien
- Estoy bromeando tonto, ¿Que rayos pasa contigo? - lo abrazo por los hombros, arrepintiendose al ver la expresión de sorpresa que puso el otro. Por alguna razón que desconocía su cuerpo siempre buscaba contacto con el otro - Toma asiento, prepararé un poco de té, hoy está haciendo algo de frío
- Si, gracias Shinazugawa - Tomioka se sentó sobre un cojín cuya función era precisamente esa, frente a el una mesita de madera muy linda
- Sanemi - dijo el albino desde la puerta de la cocina, dándole la espalda - llámame Sanemi
-¿ De verdad puedo decirte así ?- Sanemi agradecía que estaba dándole la espalda al azabache así este no podría ver su sonrojo, asintió como respuesta antes de desaparecer dentro de la cocina . Tardo un poco preparando el té, estaba haciendo tiempo para poder tranquilizarse . Golpeó su cabeza contra la pared, estaba actuando como un idiota . Convivir demasiado con Tomioka estaba jodiendole la cabeza, nunca creyó que le llegaría a agradar ese tonto. Lo consideraba un amigo, luego de años de odiarlo, quizás por eso todo le resultaba extraño, el tonto no resultó quien creyó todo ese tiempo, era tranquilo pero atento, sabe escuchar y callar cuando así se necesita, sin hablar mucho te hace sentir que esta para ti. Se había equivocado tanto con el, debería pedirle disculpas si o si. Se avergonzó de su tonto actuar de antes

ESTÁS LEYENDO
Perfect
FanfictionNo tenía caso negarlo más. Miro una vez más al rostro ajeno, sus labios, sus ojos, su nariz. Todo a su vista era perfecto. Tomo entre sus manos el rostro del otro, acariciando las mejillas suavemente. - Me estoy enamorado de ti Giyuu