Solo he estado enamorado una vez en mi vida, y estarlo era un infierno, porque lo estaba de la persona incorrecta.
De mi mejor amigo. Minho.
Cuando se lo confesé sabía que muchas cosas estaban en juego, pero jamás imaginé que aquello simplemente ter...
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“¿Qué demonios estoy haciendo aquí Yo no pertenezco aquí No importa si duele Quiero tener el control“
Creep – Radiohead
❝❞
Hace dos años
El envoltorio de sus frituras hace ruido en la habitación mientras ambos estamos frente a la consola, listos para nuestra siguiente partida.
Verlo tan concentrado, con un puño lleno de papas, me hace sonreír, provocando que me mire con una ceja arqueada a medio bocado.
—¿Qué? —cuestiona, bajando su puño—. No te voy a dar, tú has dicho...
—Gracias —sonrío.
La confusión aumenta en su rostro.
—¿Por qué exactamente?
—Por ser mi mejor amigo y estar siempre para mí —respondo desde el corazón—. Por ayudarme luego de que papá se fue.
Me dedica una de sus hermosas sonrisas y casi quiero besar sus mejillas. En especial ese lunar en su rostro.
—¿Me vas a abrazar? —pregunta.
No lo pienso dos veces antes de arrojarme hacia él, arrancándole una risa que provoca la mía y llena de emoción mi pecho. Su olor es reconfortante, su calidez acogedora, y estar en sus brazos se siente como si perteneciera aquí.
Como si fueran hechos para mí.
❝❞
Llegar al hospital ha sido lo último que me esperaba hoy. Solo puedo recordar la cara de preocupación de Chan antes de que todo se volviera oscuridad.
Las luces blancas me marean al despertar, el constante pitido del monitor con mis signos vitales resuena en la habitación. Frente a la ventana, mi hermano duerme rígido en el sillón verde, con los brazos cruzados.
Intranquilo.
Los parloteos empiezan a escucharse afuera mientras me incorporo en la camilla con las pocas fuerzas que tengo. Mi garganta está tan seca que duele.
Busco en la mesilla y encuentro un vaso medio lleno. Apenas lo tomo, los murmullos aumentan.
Chan se despierta en cuanto los murmullos se vuelven más fuertes.
Estoy bebiendo un largo trago de agua cuando reconozco la voz de mi madre discutiendo con alguien. Mi hermano se dirige a la puerta con una sonrisa adormilada, y cuando la abre, veo a mamá casi encima de un enfermero rubio.
—No tiene ningún vínculo con ese hombre —exclama, molesta.
—Señora, lo lamento —responde nervioso—. Iré a ver qué puedo hacer...
