Las cosas entre Noah y Lara se volvieron más tensas después de la confrontación con Leo. Noah se daba cuenta de que ya no podía mantener a Lara al margen, y Lara entendía que el camino que había elegido no sería fácil. Sin embargo, la determinación de Lara era inquebrantable, y Noah, aunque temeroso, comenzaba a darse cuenta de que ella podía ser la pieza clave para salir del infierno en el que estaba atrapado.
Una tarde, Lara se encontró sola en la biblioteca. Noah había tenido que quedarse después de clases para un examen de recuperación, y ella decidió aprovechar el tiempo para seguir investigando. Se sentó en una mesa apartada, con su laptop abierta, revisando foros y publicaciones, esperando encontrar algo que la llevara más cerca de la verdad sobre Noah y su pasado.
Mientras buscaba, se topó con un blog anónimo que mencionaba lugares clandestinos de la ciudad donde se organizaban peleas y apuestas ilegales. Había fotos de chicos con moretones, sumas de dinero, y nombres que ella no conocía... hasta que vio una foto que le heló la sangre: Noah, en el fondo de una imagen, con la mirada perdida y la camiseta ensangrentada. Noah no estaba peleando, pero la tensión en su postura era evidente, y Lara pudo ver a Leo a su lado, murmurándole algo al oído.
Lara sintió un nudo en el estómago. Ahora tenía pruebas de que Noah estaba mucho más involucrado de lo que él había admitido. Decidió guardar la foto y los enlaces; tenía que confrontarlo, aunque sabía que esto podría romper la frágil confianza que habían comenzado a reconstruir.
Esa noche, Noah la llamó para disculparse por no haber podido verla más temprano. Lara aprovechó la oportunidad y, con un tono cuidadoso, le pidió verse en el parque, lejos de cualquier distracción. Noah aceptó, y en menos de media hora estaban sentados en la misma banca donde todo había comenzado a complicarse.
Lara respiró hondo antes de mostrarle la foto que había encontrado. Noah se quedó mudo al verla, y sus manos comenzaron a temblar ligeramente. Era evidente que no esperaba que Lara llegara tan lejos.
-Noah, necesito que me digas la verdad. ¿Qué está pasando realmente? -preguntó Lara, su voz quebrándose al final. Ella sabía que la respuesta no sería fácil, pero no podía seguir en la oscuridad.
Noah miró a Lara, sus ojos llenos de miedo y arrepentimiento. Sabía que tenía que explicarle, pero no estaba listo para admitir lo que había hecho y lo que aún le quedaba por hacer. Aun así, había llegado el momento de ser honesto.
-Todo empezó hace un año -comenzó Noah, bajando la mirada-. Mi familia tenía problemas económicos, y yo quería ayudar. Pensé que si conseguía dinero rápido, podría arreglar las cosas. Un amigo me habló de estas peleas y de las apuestas. Al principio solo iba a mirar, pero luego... las cosas se complicaron.
Lara lo escuchaba en silencio, tratando de procesar cada palabra. Noah continuó.
-Leo... él es el que controla todo. Me hizo creer que tenía el control, que podía ganar sin involucrarme demasiado. Pero luego me di cuenta de que estaba atrapado. Debía dinero y cada vez que intentaba salir, solo empeoraba. Ahora, no sé cómo detenerlo.
Lara sintió una mezcla de tristeza y furia. Era como si Noah hubiera sido engañado para entrar en un laberinto sin salida. Pero más allá de la rabia, sentía una necesidad desesperada de ayudarlo.
-Noah, no estás solo en esto. Hay que buscar una salida -dijo Lara con firmeza-. No podemos seguir ignorando lo que está pasando. No quiero que termines herido o... peor.
Noah asintió, pero el miedo seguía atenazándolo. Sabía que Lara tenía razón, pero salir de ese mundo no sería fácil, especialmente con Leo vigilándolo de cerca.
En los días siguientes, Lara y Noah comenzaron a idear un plan. Sabían que debían actuar con cuidado; cualquier paso en falso podría empeorar las cosas. Lara sugería buscar ayuda de un adulto, pero Noah temía que eso solo empeorara la situación y pusiera a su familia en riesgo.
Sin embargo, el destino tenía otros planes. Una tarde, mientras Noah y Lara estaban en una cafetería, Leo apareció, esta vez sin la máscara de despreocupación que solía llevar. Se veía alterado, y su presencia llenó el lugar de una tensión insoportable.
-Noah, tenemos que hablar -dijo Leo, ignorando por completo la presencia de Lara.
Noah se levantó, intentando no parecer nervioso.
-Leo, ahora no es un buen momento. Estoy ocupado -respondió Noah, tratando de mantener la calma, pero Leo no se dejó intimidar.
-No me importa. Tenemos problemas más grandes que tu "ocupación" -replicó Leo, enfatizando la última palabra con desprecio.
Lara observaba la escena con creciente inquietud. Sabía que no debía involucrarse, pero también comprendía que esto no acabaría bien si no intervenía. Se levantó y se puso al lado de Noah, enfrentando a Leo directamente.
-Si tienes algo que decirle a Noah, lo dices aquí, ahora mismo -dijo Lara, su voz firme y decidida.
Leo la miró con una mezcla de sorpresa y burla, como si no pudiera creer que ella se atreviera a hablarle así. Sin embargo, no tenía tiempo para juegos. Se acercó a Noah, bajando la voz para que solo ellos pudieran oír.
-Hay una pelea esta noche. No puedes faltar. Si lo haces, te aseguro que todos pagarán las consecuencias -amenazó Leo antes de darse la vuelta y salir de la cafetería, dejando un rastro de tensión en el aire.
Noah se desplomó en su silla, visiblemente afectado. Lara se sentó a su lado, buscando las palabras adecuadas.
-No podemos seguir así, Noah. Tienes que salir de esto, y esta es la oportunidad -dijo Lara, tomando su mano.
Noah sabía que ella tenía razón, pero las palabras de Leo resonaban en su mente. ¿Cómo podría librarse de ese mundo sin arriesgarlo todo? Las sombras que los rodeaban se volvían cada vez más densas, y la primera grieta que había aparecido en su mundo estaba a punto de convertirse en un abismo.
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Entre Sombras Y Promesas
Teen FictionLara O'Connor y Noah Velásquez 🩷. Un romance lleno de misterio