Capitulo X; Llamado del lobo

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La fuerza del lobo es su manada.

La nieve bajó; sus pies se teñían de un rojo vivo y manchaban todo rastro del invierno a su paso. Como una peste, invadía aquel campo donde antes un gentío atravesó sus caminos en busca de justicia, en busca de defender lo que era suyo. Ahora, los cuerpos de los guerreros eran un plato bien servido para los carroñeros, aquellos que revolotearían sobre sus entrañas y se servirían de ellas como si fuera un gran banquete. También los que andaban a dos pies podrían verse afortunados por los cadáveres en aquel lugar, camino herido en medio de las miradas de los muertos: ojos suplicantes que miraban clavados hacia el cielo, suplicando a la diosa Iduna que cuidara de su lobo y se apiadara de su alma humana.

Observó los cuerpos de los guardianes de su manada: los hocicos deformes, los belfos deformados en una mueca de terror, con la mitad del cuerpo calcinado.

Caminó en medio del sendero que lo llevaba hasta el hombre frente a él.

«-Aquí tienes, ahora lárgate de mis tierras, Verstappen -» arrojó su espada a los pies del hombre al que un día amó.

«-Sabía que tarde o temprano las cosas terminarían así, Pérez -» recogió la espada del suelo frío.

«-Vete y llévate a tus hombres contigo. Levanta los muros que tanto has deseado. No esperes que mi gente sea amable contigo ni con los de tu calaña. Desde hoy declaro que la tierra de Calupoh no volverá a tener ningún trato con Argus -»

La fuerza de la manada es su lobo.

Antonio Pérez no era exactamente un hombre que se anduviera por los bordes cuando se trataba de su manada, sobre todo de su joven y amado hijo. Antonio temía que su joven heredero, ahora un paria, tuviera el mismo destino que sus antepasados.

Sobre todo, lo que más temía era que su secreto se revelara.

Su hijo, su amado Sergio... ¿Qué había hecho? Sin la protección de su manada, Sergio estaba a expensas de muchos que querrían hacerle daño: el último de su especie.

Y, principalmente, ellos, los Verstappen, Iduna lo protegiera de encontrarse con esas alimañas, asesinos de su pueblo,aquellos responsables de que toda la magia en Calupoh se extinguiera. Si Sergio llegara a encontrarse con aquellas bestias, su destino estaría sellado en un abismo de dolor y desesperación.

Los Verstappen y Pérez no debían estar unidos. Si algo así llegara a consumarse, el dolor nuevamente invadiría Valakia, como hace tantos años, tantas lunas, tantos ayeres.

...

La preparación para un cortejo en Argus Kingdom: el momento más importante para un dragón y su pareja. Los donceles son vestidos con la ropa adecuada para poder resistir las altas temperaturas que ascienden en la ceremonia. El cuerpo de un dragón puede ser fuego puro cuando se trata de la pasión que desbordan.

George llevo a Sergio hasta el salón dónde se preparaban a los donceles, las mujeres que caminaban de un lado a otro, buscando la ropa adecuada para el cortejo, no sabían las medidas del menor, así que tenían poco tiempo para trabajar, normalmente los trajes eran hechos a la medida de los donceles.

-¡Santo Drakois!, la ropa,la ropa!!- gritaban varias de las mujeres desesperadas por encontrar el atuendo perfecto para el nuevo doncel, Alice comandaba a todos con órdenes específicas, Sergio tenia una piel muy sensible por lo poco que había aprendido de el, intuía que aquel doncel era muy delicado y había que tratarle con respeto y cariño.

- Sergio Cariño,será mejor que me ayudes a quitarte esto.- George señaló la ropa de Sergio la cual estaba aún polvorienta, pues en las pocas horas que llevaba en Argus el aún portaba la ropa que robo del primer general de Lewis.

Argus Kingdom ; "Baño De Sangre"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora