III: Nada era tan voluble como...... el humor de Koen.
Zyran:Yo lo sabía a la perfección, no era de extrañar puesto que yo conocía a Koen mucho mejor de lo que era capaz de conocer mi propio reflejo y, por supuesto, que estaba más que habituado a su temperamento cambiante y a todos y cada uno de los impulsos, muchas veces sin sentido, que se derivaban a raíz del mismo provocando que, desde que ambos éramos tan solo un par de niños yo no solo hubiese tenido que habituarme a estos cambios de humor y comportamientos a menudo más que irracionales, sino también hubiera tenido aprender a lidiar con ellos, y con los diferentes grados de impacto que tenían en todos y cada uno de los aspectos de mi vida como un eco que, en realidad, siempre había resonado de forma bastante cercana porque, desde que ambos éramos tan solo unos niños nuestras vidas no solo había sido un eco la una de la otra sino que habían estado entrelazadas, nuestra madre siempre nos había dicho que ambos éramos un alma en dos cuerpos y aunque aquel había sido un concepto demasiados complejo para el entendimiento de un niño pequeño una parte de mí siempre había conseguido saber que eso era más que cierto aún cuando yo no había sido capaz de comprenderlo del todo hasta la llegada de nuestra adolescencia que nos había dejado ver a todos cada vez más y más rasgos de la volátil, y a menudo, caótica personalidad de mi hermano mayor con la que todos y cada uno de nosotros había tenido que aprender a lidiar a su manera. Nuestros padres se habían dado por vencidos con respecto a Koen hacia ya mucho tiempo, y aun a pesar de que yo era capaz de entender el porqué detrás de sus acciones y su absurda resolución, después de todo, con el paso de los años el temperamento y la personalidad de mi hermano menor no habían mejorado precisamente, yo no podía evitar odiarlos profundamente por la actitud que tenían con él, yo amaba a mi hermano más que a nada en el mundo y cualquier persona o cosa que lo molestara aunque fuera de la forma más diminuta no se merecía ni el más mínimo vestigio de mi compasión o consideración, ni siquiera mis padres estaban exentos de aquella férrea resolución en base a la cual había llevado a cabo todas y cada una de mis acciones desde el instante en el que Koen había llegado a mi vida y yo había decidido que sin importa que o quien yo lo protegería porque él era y, realmente siempre sería lo más importante para mí, poco importaba lo frío, testarudo o impulsivo qué el pelinegro podía llegar a ser en sus peores momentos porque él era mi hermano, él era mi responsabilidad y yo lo amaba más que a cualquier otra cosa en este mundo, poco importaba lo desafiante que el menor fuera en casi todas y cada una de las ocasiones y la forma en la que eso ponía a prueba cada ápice y gramo de mi templanza y paciencia como cuando, impulsado por un berrinche más que infantil Koen había decidió irse en medio de la ceremonia de La Cosecha, desapareciendo aparentemente sin rastro alguno y dejándome por completo por mi cuenta para lidiar con todas y cada uno de los entrometidos cuestionamientos que su impulsiva forma de actuar habían suscitado en medio de los imbéciles fisgones de nuestros compañeros y el indiscreto profesorado que había presenciado la escena que Koen había montado en el peor lugar posible para comportarse de aquella forma por la razón más irrisoria de todas.
ESTÁS LEYENDO
ʟɪᴋᴇ ᴀ ᴠɪʟʟᴀɪɴ | ᴄᴏʀɪᴏʟᴀɴᴜꜱ ꜱɴᴏᴡ
Fiksi Penggemarᶜᵒʳⁱᵒˡᵃⁿᵘˢ ˢⁿᵒʷ ˣ ᵐᵃˡᵉ ᵒᶜˢ ᵂʰᵉⁿ ᵗʰᵉ ᶜᵘʳᵗᵃⁱⁿˢ ᶜᵃˡˡ ᵗʰᵉ ᵗⁱᵐᵉ ʷⁱˡˡ ʷᵉ ᵇᵒᵗʰ ᵍᵒ ʰᵒᵐᵉ ᵃˡⁱᵛᵉ? ᴵᵗ ʷᵃˢⁿ'ᵗ ʰᵃʳᵈ ᵗᵒ ʳᵉᵃˡⁱᶻᵉ ˡᵒᵛᵉ'ˢ ᵗʰᵉ ᵈᵉᵃᵗʰ ᵒᶠ ᵖᵉᵃᶜᵉ ᵒᶠ ᵐⁱⁿᵈ Los décimos juegos del hambre pasaron a la historia del Capitolio como uno de los capítulos más turbul...