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-¡Bill, andaaaa, vamos!- ¿cuantas veces más tenía que decirle a mi mejor amiga que no quería salir? Me sentía cansado, había tenido un turno demasiado atareado en mi trabajo y para mi suerte, Mila, mi mejor amiga quería que la acompañara a una fiesta.
-Nena, te juro que estoy cansado, estuvo muy pesado mi día- me encontraba desparramado en el sofá de mi casa.
-Te juro que regresamos antes de la una, la fiesta es a las 8, per favore amore- mi mejor amiga tenía ascendencia italiana por su madre y alemana por su padre. Era lindisima, era de estatura media, castaña, ojos color miel, piel casi bronceada y una figura preciosa; era mi todo esa chica, tres años mayor que yo, pero aún así congeniábamos demasiado. Era un amor, demasiado amable y muy risueña, sinceramente nunca me aburría con ella, también era muy coqueta, hace 4 años cuando nos conocimos me coqueteo, tenía yo 15 años y le parecí muy lindo, me deje besar por ella pero entonces descubrí que me gustaban más los hombres, después no recuerdo cómo fue que se fortaleció nuestra amistad, nos volvimos inseparables y hacemos muchas pijamadas. Tenemos casi el mismo círculo social, fiesta a la que vayamos, fiesta en donde hay amigos nuestros.
Contaré más de mi, vivo con mi madre, Eleonor, y su pareja, Gordon. Me llevo muy bien con Gordon, es un tipazo; con mi padre también me llevo bien, digamos que llevo buena relación con mi familia. También tengo una hermana, ella tiene 16 y está en la edad en donde quiere comerse el mundo entero, adolescente, ya saben. Tengo un trabajo, me gusta lo que hago, Gordon me lo consiguió, trabajo como fotógrafo, amo la fotografía, y agraciadamente me contratan para revistas importantes, a mis 19 años he conocido unas cuantas personas influyentes e importantes. ¿La escuela? No me gusta tanto, constantemente mi madre me reprocha el haberla dejado pero, tampoco era como que fuera el mejor, de hecho, nunca reprobé pero aún así, empecé a ganar dinero y me gustó.
En fin, me catalogaría como una persona normal y cualquiera que le gusta su trabajo, lo disfruta y ayuda con los gastos en casa.

-No sé Mila, además ya no hay mucho tiempo, ya son las 7 y debo ducharme, buscar lo que me pondré, maquillarme, arreglar mi cabello... en fin, tardaré y no llegaremos a las 8- rezaba para que con eso convenciera a mi mejor amiga, pero como siempre me dio una solución.
-No importa, podemos llegar más tarde, pero vamos ¿si? Por fiiii, quiero ver a Gustav- Gustav... el chico que trae cacheteando las banquetas a Mila, le encanta, vive enamorada de él.
-¿Por fin se animó a pedirte que seas su novia?- le pregunté mirándola y jugando con un mechón de su cabello.
-No- hizo una mueca de decepción- pero sé que pronto lo hará- suspiró y cambió de tema- por favor ve conmigo- junto sus manos y me hizo un puchero.
-Esta bieeeen, pero antes de la una nos regresamos, quiero descansar, mañana trabajo- era jueves, anhelaba que llegara viernes para terminar la semana y dormir todo el fin de semana.
-Eres el mejor ¿sabes?- se abrazó a mi cuello y yo sonreí- vamos a tu habitación, buscaremos algo chulo- se levantó y fue hacia las escaleras, así que la seguí a pasos flojos.

Entramos a mi habitación y la vi rebuscando en mi clóset, me aventé a mi cama y solo la miré, después de unos momentos sacó de mi clóset una polera negra, una chaqueta blanca, unos jeans que yo sabía me quedaban algo pegados y los dejo en mi cama.
-Ve a ducharte, iré a mi casa por mi ropa y regreso- beso mi mejilla y salió de mi habitación, suspire y me metí a mi baño. Mila vivía a tres casas de la mía, así que no tardaría mucho.
Termine de ducharme y comencé a vestirme, cuando escuché que abrían la puerta principal y la voz de Mila, había regresado.
-Ya vine- justo había terminado de abotonar mi pantalón, me miró y torció la boca- ¿botas o tenis?- me encogí de hombros- prueba con tenis- le hice caso y me puse unos Nike blancos- mmm a ver prueba con tu botas negras- bufé y negué con la cabeza, casi siempre era esto así. Me puse las botas, me inspecciono con la mirada y sonrió- las botas son las elegidas- dijo felizmente.
-Bieeeen- me puse frente a mi tocador y me maquillé, como siempre, sombra negra, rímel, un poco de corrector, peine mis cejas, y algo de bálsamo. Cuando me gire vi a Mila y se veía muy linda.
-¿Harás algo en tu cabello?- me preguntó, me mire de nuevo al espejo y pensé.
-Mmm no lo sé, me gusta como se me acomodó ahora pero... ¿y si solo le doy un poco de volumen?- me miró con una mano en su cadera y otra en su barbilla.
-Si si, tienen que lucir tus mechas- recién me había hecho unas mechas platinadas, y me había gustado como quedaron.
Terminamos de arreglarnos, y salimos de mi casa, no sin antes escuchar un pequeño sermón por parte de mi madre y elogios de mi hermana Nicole.

𝙐𝙡𝙩𝙧𝙖𝙫𝙞𝙤𝙡𝙚𝙣𝙘𝙚 || (𝐭𝐨𝐥𝐥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora