La sede de la Port Mafia, usualmente sumida en sombras y tensiones, se había transformado en algo completamente distinto aquella noche. Las luces colgaban del techo como estrellas lejanas, iluminando el enorme salón donde una fiesta inusual estaba a punto de comenzar. Mori Ougai, con su mente siempre calculadora, había convocado a ambas organizaciones rivales para una celebración conjunta. La idea no entusiasmaba a nadie, pero asistir no era opcional.
Selene, atrapada en el cuerpo de Akutagawa, permanecía apoyada en una pared, observando a los presentes con una mirada calculadora. A lo largo de los últimos tres meses, había logrado adaptarse a su vida en la Port Mafia. Sabía cómo actuar y mantener la fachada de frío e implacable asesino que era Akutagawa. Sin embargo, la situación social le resultaba incómoda, incluso con sus enemigos.
El salón estaba decorado de manera lujosa, en contraste con la naturaleza de los asistentes. Los candelabros colgaban del techo y el resplandor de las luces doradas ofrecía una elegancia que chocaba con la tensión latente en el ambiente. Cada miembro de la mafia y de la Agencia vigilaba atentamente, buscando cualquier señal de hostilidad.
La música suave llenaba el aire mientras el primer invitado destacado hacía su entrada: Dazai Osamu, con su habitual sonrisa burlona. Como siempre, parecía disfrutar del caos a su alrededor. A su lado, Atsushi Nakajima caminaba con una inquietud palpable, como si en cualquier momento fuera a desatarse una pelea.
-¡Akutagawa! -gritó Dazai desde el otro extremo del salón, agitando una mano de forma exagerada-. ¡Qué gusto verte aquí! Jamás imaginé que alguien como tú disfrutaría de una fiesta.
Selene, consciente de que debía mantener la frialdad de Akutagawa, le lanzó una mirada dura. Internamente, ya estaba cansada de las bromas de Dazai, pero responder como lo haría Akutagawa era crucial para mantener su identidad.
-No estoy aquí para disfrutar de nada -respondió con la voz áspera de Akutagawa-. Solo cumplo con mi deber.
Dazai soltó una risita despreocupada, como si la tensión en el aire no le afectara en lo más mínimo.
-¡Oh, vamos! No seas tan sombrío -le dijo mientras se acercaba-. Al menos intenta no destrozar el lugar antes de que sirvan la cena.
Atsushi, algo incómodo por la conversación, intentó intervenir.
-Dazai-san, quizás no deberíamos provocarlo tanto... -dijo en voz baja, mirando de reojo a Selene.
La respuesta de Atsushi casi hizo sonreír a Selene. El joven siempre intentaba mediar en las situaciones, incluso cuando era evidente que Dazai estaba disfrutando provocando a su antiguo subordinado.
Antes de que Dazai pudiera decir algo más, Chuuya Nakahara hizo su entrada con su presencia imponente. El brillo de las luces reflejaba su distintivo sombrero y su expresión ya mostraba su irritación. Al ver a Dazai, su rostro se endureció aún más, como si estuviera preparándose para una confrontación.
-Dazai, ¿Qué demonios haces aquí? -gruñó Chuuya, deteniéndose frente a él con los brazos cruzados.
Dazai esbozó una sonrisa maliciosa.
-¡Chuuya! -dijo con tono exageradamente alegre-. No sabía que estarías aquí. Esto está mejorando. ¿Te está gustando la fiesta?
-Fiesta, mis botas -resopló Chuuya-. Sabes bien que esto es solo una excusa para que esos malditos patrocinadores nos vigilen. No es más que un maldito circo.
Dazai soltó una carcajada, claramente disfrutando de la frustración de su antiguo compañero.
-¿Son así desde siempre? Pensé que, como eran compañeros en el pasado, no tendrían tanto problema. Pero con lo de las visiones... Supongo que tiene que ver con que Dazai haya dejado la mafia -pensó Selene.
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INTERCAMBIO DE ALMAS BSD
RandomAsesinos a sueldo, diferente pasado, similar presente, ¿Mismo futuro?, María Selene y Akutagawa Ryunosuke cambiaran de cuerpo encontrándose identificados con el otro y ayudándose entre sí. Punto de vista solo desde María Selene.