El Secuestro de la Dalia: Misión de Rescate

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La noche era más oscura de lo habitual en los callejones de Yokohama. Selene, aún atrapada en el cuerpo de Akutagawa, se movía con la misma precisión mortal que había aprendido en la Port Mafia, pero su mente no estaba tranquila. Había algo más profundo rondando su conciencia; una sensación inquietante que no podía descifrar. Algo estaba a punto de ocurrir.

Mientras caminaba por el corazón de la ciudad, recibió una llamada de Higuchi. La voz al otro lado del teléfono estaba tensa, casi aterrorizada.

-Akutagawa-sama... Mori-sama quiere que vuelva a la sede de inmediato, algo ha ocurrido. Un secuestro... uno de los nuestros.

Selene sintió cómo el aire se le atascaba en la garganta. Conociendo a Mori, un secuestro no era una simple crisis. Significaba que alguien estaba jugando con fuego. Y Mori nunca dejaba impune un insulto de esa magnitud.

-¿Quién fue secuestrado? -preguntó Selene con la voz grave de Akutagawa.

-Gin. Ella... desapareció en la última redada. Creemos que es obra de un traidor dentro de la Port Mafia.

Selene sintió que el mundo se congelaba. Gin, su hermana en esta realidad, había sido secuestrada. Un torrente de emociones corrió por su mente, pero debía mantenerse fría. La Port Mafia no permitía debilidades, y mostrar vulnerabilidad podría destruir lo poco que había logrado hasta ahora. Sin embargo, la angustia la estaba carcomiendo por dentro.

-Voy de camino.

Selene se dio la vuelta y comenzó a correr hacia la sede. Mientras se acercaba, su mente volvía una y otra vez a las visiones que había tenido de la vida de Akutagawa. Había visto retazos de su dolor, su lucha, su obsesión por la fuerza... y, sobre todo, su profunda relación con Gin. Ahora entendía por qué la protección de su hermana lo impulsaba tanto. La necesidad de salvar a Gin se convirtió en algo personal, casi desesperado.

Cuando llegó a la sede, el caos reinaba. Los ejecutivos estaban en pie de guerra, y Mori, con su habitual sonrisa enigmática, los observaba desde su trono. A su lado, Elise jugueteaba con una muñeca de porcelana, completamente ajena a la tensión.

-Akutagawa, qué puntual -dijo Mori, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos-. Parece que alguien está jugando con nuestros asuntos internos.

Selene permaneció en silencio, esperando que Mori continuara.

-Sabemos que Gin fue secuestrada durante la redada, pero lo que aún no sabemos es quién la traicionó -continuó Mori, paseando por el salón como un depredador acechando a su presa-. Quiero que la encuentres, y si descubres quién está detrás de esto... ya sabes qué hacer.

Selene asintió. Era un pedido sencillo para alguien como Akutagawa: encontrar al traidor y eliminarlo. Sin embargo, la idea de que Gin pudiera estar sufriendo la atormentaba.

Antes de que pudiera irse, Chuuya apareció con su habitual expresión de disgusto.

-No creas que vas a hacer esto solo, Akutagawa -dijo con tono mordaz-. Esto afecta a todos. Gin es una pieza clave en nuestras operaciones.

Selene se detuvo un momento. La ayuda de Chuuya, aunque inesperada, era bienvenida. Aunque algo en su actitud parecía distinto, había una preocupación genuina en sus palabras, algo que no era habitual en el Chuuya que conocía. Sin decir más, ambos se dispusieron a iniciar la búsqueda.

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Mientras tanto, en un lugar oscuro y oculto en los márgenes de Yokohama, Gin estaba atrapada en una celda. Su mente trabajaba incansablemente para idear una forma de escapar, pero sus captores eran inteligentes. Cada movimiento estaba siendo monitoreado. Su corazón latía con furia, pero mantenía la calma que la caracterizaba.

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⏰ Última actualización: Sep 11 ⏰

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