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En una fiesta organizada por un amigo cercano, Zoey y Victoria estaban prácticamente inseparables durante toda la noche. Era como si estuvieran en su propio pequeño mundo, completamente absorbidas la una en la otra. El lugar estaba lleno de gente, risas y música, pero para ellas, todo parecía desvanecerse mientras disfrutaban juntas.

Mientras la música se movía entre canciones lentas y ritmos más animados, Victoria y Zoey se abrazaban durante las baladas, acurrucándose una contra la otra con una comodidad que hacía que todo a su alrededor desapareciera. "— No puedo creer que estemos aquí, esto es perfecto —" murmuró Zoey, mientras su cabeza descansaba en el hombro de Victoria.

— Lo es — respondió Victoria, dándole un suave beso en la sien. — ¿Te imaginas si pudiéramos quedarnos aquí toda la noche, solo nosotras dos?

Cuando la música se animaba, las dos se soltaron y comenzaron a bailar con energía. Rieron y se movieron al ritmo de la música, sin preocuparse por nada más. Alguien intentó separar a Victoria para hablarle, pero ella rápidamente volvió a buscar a Zoey entre la multitud. — ¿Dónde estabas? Pensé que te habías perdido — le dijo, abrazándola de nuevo con un brillo juguetón en los ojos.

— No podía alejarme mucho de ti — respondió Zoey con una sonrisa, mientras se aferraba a ella.

Cada vez que alguien trataba de involucrarlas en una conversación, no pasaba mucho tiempo antes de que se reencontraran, como imanes que se atraen. Se miraban con una complicidad evidente y se tocaban suavemente el brazo al hablar, compartiendo susurradas palabras entre risas. — ¿Ves? Solo tú y yo podemos hacer que esta fiesta sea aún más divertida — dijo Victoria, mientras le daba un pequeño empujón juguetón a Zoey.

— Definitivamente — asintió Zoey, sonriéndole de vuelta. — Y no creo que haya nada que quiera más en este momento que estar justo aquí contigo.

La química entre ellas era palpable; el simple gesto de una mano en el brazo, una sonrisa furtiva, o el intercambio de miradas llenas de significado hablaban más que las palabras. Aunque la fiesta seguía en pleno apogeo, para Zoey y Victoria, el resto del mundo parecía haber desaparecido, dejando solo su conexión especial y el gozo de estar juntas en su propio rincón de felicidad.

Tres tristes tragos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora