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Una noche, después de un concierto lleno de emociones, Victoria bajó del escenario con el corazón latiendo a mil por hora, todavía con la adrenalina corriendo por sus venas. Estaba sudando, y la voz un poco ronca de tanto cantar, pero no le importaba. Mientras caminaba entre la gente, solo tenía un pensamiento en mente: encontrar a Zoey. Sus ojos recorrían el lugar rápidamente, buscando esa cara familiar entre la multitud de fans y asistentes que la felicitaban, pero ella apenas podía prestarles atención. Estaba buscando a Zoey, y solo a Zoey.
Finalmente, la vio. Allí estaba, esperándola con esa sonrisa que siempre lograba calmarla, sin importar cuán agitado hubiera sido el show. Sin pensarlo dos veces, Victoria corrió hacia ella y, antes de que Zoey pudiera decir una palabra, la tomó por la cintura y la besó con fuerza, como si el tiempo se detuviera y no existiera nadie más en el mundo. Zoey, sorprendida al principio, no tardó en corresponder con la misma intensidad. Las luces del lugar seguían brillando, la música de fondo aún sonaba, pero ellas dos parecían estar en su propia burbuja, ajenas a las miradas curiosas de la gente alrededor.
Cuando por fin se separaron, ambas tenían una sonrisa enorme en sus rostros. Zoey no podía dejar de reír, y Victoria tampoco. Se tomaron de la mano y se dirigieron al backstage, donde encontraron un rincón tranquilo. Sin importarle lo agotada que estaba, Victoria se dejó caer al suelo con Zoey a su lado. Todavía llevaba puesta su ropa de escenario, pero se sentía completamente relajada por primera vez en toda la noche.
Empezaron a hablar de todo y de nada, compartiendo anécdotas del show, de cómo Victoria casi se tropieza con un cable en medio de una canción, o cómo alguien en la primera fila llevaba un cartel que decía "¡Cásate conmigo!". Zoey no paraba de reírse, y Victoria sentía que no había nada más gratificante en el mundo que hacerla reír así.
Después, se quedaron allí sentadas en el suelo, rodeadas de cables, botellas de agua y restos del show, pero a ellas no les importaba. A medida que la noche avanzaba, la conversación fluyó de manera natural. Zoey le contó cómo la había visto desde la parte de atrás, sintiendo cada canción. Victoria le habló de los nervios que sentía antes de subir al escenario, pero de cómo todo se desvanecía cuando sabía que Zoey estaba cerca. Se sentían tan conectadas en ese momento, como si estuvieran exactamente donde debían estar.
Las horas pasaron volando mientras seguían hablando y riendo, y cuando finalmente se dieron cuenta, el staff ya estaba desmontando todo el equipo del concierto. Zoey se recostó en el hombro de Victoria, y ambas suspiraron, sintiéndose felices y completas en ese pequeño rincón del backstage. Se miraron a los ojos y, sin necesidad de decirlo, supieron que esa noche iba a ser una de esas memorias que se guardarían para siempre en sus corazones.