Capítulo 2

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Con una fogata y una olla calentando su cena, Harry y Severus hablaron larga y tendidamente sobre lo que pasó. Harry no se arrepentía y le dijo a Severus que este le atraía (Harry no se sentía tan valiente como para aceptar su amor). Severus le dijo que pensaba pedirle el divorcio a su madre, ya que sentía que Lily buscaba otra cosa de la vida.

Harry no quería que sus esperanzas se elevaran, ya que esto pudo haber sido fruto de toda esa abstinencia sexual, así que simplemente acordó con Severus mantener el hecho de que había tenido sexo, como un secreto entre ellos.

Quizás, solo quizás, a futuro, Harry podría hacer una jugada hacia Severus. Si mantenían una amistad, eventualmente podía cambiar la perspectiva del hombre y hacer que al menos lo viera como un hombre y no como el hijo de su ex-esposa.

Todos esos planes se fueron a la basura cuando regresaron a casa al día siguiente y se encontraron la casa vacía. Una carta solitaria sobre la barra de la cocina fue todo lo que los recibió a su regreso.

Severus tomó la carta y luego fue a destruir un florero, el favorito de Lily. Harry recogió la carta que Severus había tirado y estaba igual de enojado que Severus con su mamá. La mujer se había fugado con un amante y al parecer, tomo esa decisión luego de enterarse que estaba embarazada. Le había dejado los papeles de divorcio a Severus, ya firmados y este solo debía firmarlos. Los contratos mágicos se actualizaban una vez que ambas partes firmaban, así que una vez que Severus lo hicieran, ella sería su ex-esposa de facto.

El hombre ya había destruido todos los objetos decorativos que Lily insistió en poner y que Severus había odiado pero como a su esposa le gustaban, los había tolerado. Una vez saciada su hambre de destrucción, convoco una pluma y firmo con furia el acuerdo. Al menos la mujer no pidió la mitad de todo, cada uno se llevaría sus cosas y lo de la casa, incluyendo el inmueble, se lo dejaba a Severus, por eso se sintió seguro de destruir los objetos de Lily.

Ahora, esta casa y todo dentro de ella, eran de Severus Snape. Lily solo había pedido sus libros, lo del estudio y su bóveda personal. Severus envió una notificación por flu a los Goblins, indicando el acuerdo de divorcio y todas las cosas del estudio fueron convocadas mágicamente por los Goblins y guardadas en la bóveda personal de Lily Evans.

Luego, Severus encaró a Harry—Puedes irte o puedes quedarte. Creo que guardar lo que paso en el campamento, va a ser más fácil de lo que pensábamos—.

Harry podía ver que el hombre estaba herido y aunque ellos también habían actuado mal, nada como el engaño sostenido de su madre. Harry estaba jugando con fuego pero ya había superado la primer barrera al haber tenido sexo con Severus y pensaba hacer que el hombre bajara sus defensas con él.

—Me quedó—.

—¿Estás seguro? Pensé que preferirías vivir con tu padre y padrino-padrastro—Severus había pensado eso, ya que las visitas a James siempre parecían animar a Harry.

Harry se encogió de hombros—¿No lo has notado? Papá y Sirius son felices ellos dos solos. Desde siempre he sentido que mis padres no sienten ese amor filial hacia mí. Si vivo con ellos, solo van a estar incomodos. Podría buscar mi propio lugar si mi presencia te incomoda—.

Severus pensó en esto, pero aunque sabía que permitir que el muchacho con el que hace poco había tenido sexo alucinante, era jugar con fuego, no tenía energía para discutir. Además, nada garantizaba que lo que sucedió antes, iba a volver a suceder.

—Está bien—Severus solo dijo eso y se dirigió a su habitación, a la habitación que hasta ese día, había sido la habitación de él y Lily.

Harry suspiro y empezó a trazar en su mente su operación de conquista.

Truly... Madly... DeeplyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora