Truly... Madly... Deeply

Capítulo 4

Ya habían pasado 5 años desde ese campamento donde Harry probó por primera vez los placeres de la carne. A ojos de la sociedad mágica, él y Severus solo eran ex-padrastro/maestro e hijastro/aprendiz.

Hace casi un año atrás, Harry finalmente había terminado su aprendizaje y su base modificada de multijugos había sido aprobada. Gracias a eso y a que ahora tenía su Maestría, fue invitado a los laboratorios de experimentación de San Mungo. Harry aceptó porque había muchas ideas sobre cómo usar esta base. Una de ellas era para permitir más embarazos masculinos, porque hasta ahora, nadie sabía que detonaba esa posibilidad.

Solo había dos variantes inmutables. Debían ser hombres con mucha magia y debían ser parejas de larga data. No era solo que llevaran años casados, sino que hubiera cierta conexión desde años atrás. Eso explicaba por qué Sirius y James pudieron concebir, ya que antes de casarse, ya se conocían desde muchos años atrás y habían sido los mejores amigos antes de convertirse en amantes y luego esposos.

Aun así, eso no explicaba cómo hasta años después de casados, es que lograron concebir un precioso niño. Harry adoraba a su hermanito Altair. Era un niño que había heredado la belleza de los Black pero la agudeza y malicia de los Potter. Severus pensó cuando fue invitado a conocer al bebé, que agradecía más que nunca haber renunciado a Hogwarts. Un niño con los genes Black y Potter lo hubieran mandado a una tumba prematura.

Su relación con su padre mejoro mucho. Harry finalmente pudo hablar con su padre sobre cómo se sintió durante su infancia y adolescencia y James se disculpó sinceramente. Le explico cómo es que él y su madre se habían comprometido y bueno, tiempo después se dieron cuenta de que no eran una buena pareja. Era joven, inmaduro y un idiota, igual que lo seguía siendo Sirius en ese tiempo. James extrañaba terriblemente sus aventuras con sus amigos y quiso aferrarse a eso.

En el proceso, olvido que ya tenía una responsabilidad pero aún tenía estas ideas de los sangrepura de que los elfos niñera podían cuidar bien a los niños y se olvidó de que él también tenía un rol que cumplir. Siempre pensó que Lily habría hecho un esfuerzo y fue negligente. Solo hasta que finalmente se juntó con Sirius y ambos pudieron ser honestos con sus sentimientos, fue que James realmente empezó a madurar.

Ahora podía ver cuanto daño le hizo a su hijo al haberse negado a ser responsable pero agradecía mucho la presencia de Severus en la vida de su hijo. Había sido un buen hombre y le proveyó de una buena figura paterna a su hijo. Al menos esa era la creencia de James y Harry no iba a desmentirlo.

James Potter y en general, toda la sociedad mágica, ignoraban lo que sucedía de puertas para adentro de aquella casa.

Harry era la "esposa" de facto de Severus. Luego de esa segunda noche que pasaron juntos, Severus ya no fue distante con Harry y fueron honestos con sus emociones. Comían juntos, hacían las labores del hogar, cocinaban juntos (excepto las recetas Potter) y hacían el amor en todas partes de la casa, dado que como propiedad mágica, tenía todas las protecciones anti-espias vecinales.

Había ocasiones en que pasaban desnudos todo el día, teniendo sexo como locos por horas, durmiendo, comiendo y volviendo a follar como dementes. Ambos habían acordado ser solo así dentro de su hogar.

Fuera de su casa, ambos eran nada más que educados y cordiales. Esta decisión la tomaron por el aprendizaje de Harry, ya que no querían que el Comité de Evaluación sospechara que Severus estaba evaluando a Harry en función de su relación amorosa. Si bien sabían que existía una relación legal hasta hace poco, no consideraban que un padrastro pudiera ser parcial al evaluar al hijo de otro hombre, así que eso no les preocupaba.

Era una historia diferente si el aprendiz y el maestro tenían una relación de amantes, ya que ahí si se consideraba un conflicto de intereses. Era igual si el maestro era padre de su aprendiz, pero por alguna razón los padrastros no eran considerados demasiado filiales.