Humano x Gato. Para escapar del clan que quiere asesinarlo, un híbrido de gato acepta la ayuda del humano al que rechazó cuando eran pequeños y que está obsesionado con él, insistiendo en ser su pareja destinada.
El gato Zhao Ming y el humano Wu Zhe...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Zhao Ming suspiró y observó el parque. Siempre que pasaba por allí su cabeza se llenaba de los buenos recuerdos que pasó en su infancia, y a veces también de ese horrible momento donde ese niño tonto le persiguió.
"Hace tiempo que no veo a mi hermano pequeño". Tenían una relación tóxica donde Zhao Ming mandaba mensajes que con algo de suerte eran respondidos cada mes. Y ya le parecía un milagro, estaba seguro de que no sabía usar un teléfono.
Mientras caminaba, sacó el móvil y entró en el chat con más de treinta mensajes sin leer. Suspiró y escribió uno más. También aprovechó y mandó otro a sus padres, que tampoco iban a verlo porque estaban de retiro en una isla.
"Yo también quiero unas vacaciones", se lamentó.
Por primera vez, su madre tuvo razón y por ir mirando el móvil se chocó contra una persona.
—Estate más atento —se quejó. Levantó la cabeza, la otra parte se había quedado quieta, observando desde arriba. Empezó a preocuparse—. ¿Estás bien?
—Ah-Ming.
— ¿Eh?
El hombre se arrodilló, agarró su mano y depositó un pequeño beso en el dorso.
—Gracias por esperar, por fin me he vuelto tu pareja perfecta.
— ¿Tú quién eres? —preguntó sin pensárselo dos veces.
La sonrisa del hombre se crispó.
—Nos conocimos hace tiempo en este mismo lugar e hicimos una promesa.
Después de unos segundos de incomodidad donde ninguno habló y solo se sostuvieron las miradas, recordó.
— ¡Ah! Tú eres el niño raro que me tocó las orejas.
— ¡Sí! —Su cara se iluminó—. Soy yo.
Había cambiado mucho, ya no era un cachorro llorón. Se había vuelto más alto, más musculoso y muchísimo más guapo. ¿Era legal tener esa mandíbula marcada y esos brazos que podían ahorcarte con solo mirarlos?
—Pero nunca te dije mi nombre.
—Eso no es lo único que no me has dicho de ti y que sé.
—Pero yo te rechacé.
—Te perdono.
Acarició su mano, Zhao Ming se sonrojó. ¡Era imposible no hacerlo cuando una belleza así estaba frente a ti!
—Pero...
—Entonces, ¿qué te parece mañana?
— ¿Eh?
—Nuestra boda.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.