Lo que Una Vez fue Olvidado

El fantasma de la cueva

— Los altos mandos requieren que busques piedras preciosas, galena, fluorita, barita y aragonito, ojala pueda ser pronto, ya sabes como son —me enseño el pedido mi jefe, lo tome entre mis manos- Es en las tierras del principio y del fin, ten cuidado como siempre, buena suerte.

— Gracias señor —me incline despidiéndome, me di media vuelta y salí de su oficina caminando a los camarines.

Al lugar que voy es solitario, no hay vida animal y muy poca vida vegetal, por los sucesos que ocurrieron hace años atrás hay miles de grietas en el suelo, tengo que llevar la seguridad para protegerme de posibles caídas, una vez me asegure de llevar todas las herramientas necesarias, cogí mi botella de agua y guarde todo en mi mochila, la acomode en mi espalda y cerré mi casillero.

La única forma de llegar es a través de un tren que recorre la gran mayoría de las tierras, el problema es que por más que el tren pase por todas, no hay parada en las tierras del principio y fin, por ende debo caminar sus buenos kilómetros, a pesar de todo el tren me ayuda a ahorrarme un gran viaje. Escuché a un hombre gritar que el tren ya estaba por partir, corrí a alcanzar al trabajador quien recibía a los pasajeros, mostré mi boleto especial por mi trabajo.

— Que tenga buen viaje —hablo con amabilidad devolviéndome la parte sobrante del boleto.

— Gracias —agradecí y me dirigí a mi asiento, el viaje será largo, al menos estoy cómoda y podría comer y beber lo que quisiera, una moza se acerco, le pedí un jugo y ensalada, ella se fue a por mi pedido, saque mi libreta donde tengo todas mis notas, la información plasmada aquí no solo es por mi trabajo, si no por mis intereses referente al orden de la historia, inconsistencias, los seres que viven por las tierras en las que he viajado, entre otras curiosidad, me gusta leerlo repetidamente cada vez que viajo, me ayuda a repasar lo necesario por si encuentro algo útil.

Hace muchos años atrás sucedió lo que llamamos la batalla mística, se sospecha que era un mundo solo habitado por humanos, o eso creían, pero ciertas personas lograron realizar magia siendo llamados hechiceros, para mantener en el orden se estableció un grupo que dirigía a todos ellos, sin embargo algo falta aquí, no se sabe porque una parte de este grupo de hechiceros no estaba de acuerdo con manifestar algo que aun desconocemos, lo que provoco una variedad de terremotos en el mundo, hundiendo tierras, elevando otras, perdiendo gran parte de los avances tecnológicos, sociales, se deduce que otros detalles se perdieron, como consecuencia de los terremotos mundiales aparecieron nuevas criaturas intentando sobrevivir al mismo, todos se conocieron, tenían sus diferencias referentes a las tierras o mandatos, entre ellos acordaron un tratado de paz que ayudaría a la convivencia, formaron profesiones que cualquier raza podría trabajar siempre y cuando estuviese apto, yo soy parte de la profesión de buscadores, me encargo de encontrar objetos de lo que fue antes de la batalla, piedras preciosas, Historia, como dice el nombre, busco lo que se requiere, este trabajo me viene como anillo al dedo, siempre me llamo la atención buscar cosas, lo que fuese, conocer la historia, lo que alguna vez fue este mundo antes de la batalla, todo ello, curiosidad innata le podríamos decir.

No soy la única buscadora de mi familia, dos de mis primos lo son, ellos me incitaron a postular en este trabajo, ha sido uno de los mejores consejos que he recibido, en cambio, mis dos hermanos mayores son parte de la profesión Control de Razas, mantienen a raya a las especies, suena horrible, pero es necesario, si no existiera ese trabajo las personas lobo harían una masacre, o los tritones y sirenas defendería sus tierras con fuerza bruta, no les gusta que alguien vaya sin previo aviso, o los vampiros quienes requieren de plasma, el almacén que tienen de alimento es escaso, su apetito podría hacerlos agresivos, por todo esto y más conocieron lo peor de viajar, o conocer otras razas, ellos no querían que fuera buscadora, a diferencia de ellos me expongo a peligros no vistos, en parte tienen razón de tener aquella preocupación por mi, pero es mi naturaleza, soy curiosa.