24- 𝙏𝙧𝙞𝙨𝙩𝙚𝙯𝙖

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Tumbada en la cama de mi padre, me hacía bola mientras hacía mi rutina de esta última semana después de que me rescatarán, sobrepensar.

Era débil, y simplemente avergonzaba a mi padre al tener una hija tan inútil, yo no merecía esta energía maldita, la merecía alguien como Itadori, que si que se esforzaba por ser el mejor y da igual lo cansado que este, el siempre sacaría fuerzas de cualquier lado para poder ganar. Ojalá ser como Yuji.

Me abracé más fuerte, mi dolor de caderas era impresionante, me había sentido tan sola estos últimos días, que he conocido más a mi mente.
Desde pequeña he evitado los problemas simplemente escapándome de casa o ignorando todo, pero me he dado cuenta de que a medida que voy creciendo, esas opciones van disminuyendo, hasta quedarte haciendo frente por primera vez a tus problemas tu sola.
Nunca había estado tan sola en mi vida, siempre he acabado buscando a alguien, Miku es como mi hermana, la quiero tanto porque ella era mi lugar seguro donde refugiarme desde que tengo uso de razón, pero nuestras vidas empiezan a tomar caminos distintos, y eso me ha hecho conocer una parte de mi que no la conocía, mi mente.

Como humana siempre ha estado conmigo, la he usado siempre lo básico, pero cuando me secuestraron, estando a oscuras y en silencio, mi única compañía era ella, conociendo lo oscura y malévola que puede llegar a ser.
Gracias a ella me he dado cuenta de esto, de qué toda mi vida he sido una cobarde y he huido de mis problemas, haciendo que la niñata que soy le este afectando convertirse en una adulta. Y además una que es débil, necesita a alguien para que la rescaten y siempre la proteja, una que se debe de sentir amada por los demás, ya que carezco de mi amor propio.

No sabía que mi mente podía jugármela de esa manera, supe que estaba en problemas cuando cada día que pasaba mis pensamientos iban empeorando

" Estamos avergonzando a papá "

" Seguramente estén buscándonos porque saben lo inútil que soy "

" No sé cómo Itadori puede estar con alguien como yo "

" Siempre he tenido estos hombros? "

" Mi pelo en realidad se ve así de mal? "

" Porque tengo la cara así? "

Me enfadaba muchísimo conmigo misma, en todo mi secuestro, la principal enemiga era yo misma, y no me di cuenta hasta que me rescataron y seguía sintiendo esa angustia en el pecho y tristeza.

No sé que me estaba pasando, pero era como si llevara un oso gigante y pesado a mí espalda todo el rato, haciendo que me cueste moverme y no quiera ni salir de la cama.

Desde que volví no quise estar sola, y mi padre no se había despegado de mi, pero noté que estaba perdiendo la cabeza totalmente cuando hace dos días da igual que estuviese mi padre, me sentía sola.

Me avergonzaba de mí misma, no quería que nadie me viese de este modo, pero tampoco me salían las fuerzas y ganas para cambiar, había quedado atrapada en un círculo vicioso; me despertaba, pensaba, sobrepensaba, dormía, despertaba, pensaba, sobrepensaba, dormía...

Mis tripas rugían, y mezclado con el dolor de mis cólicos era como si me estuviese muriendo. Giré mi cabeza, viendo el plato que me habían ofrecido hace unas horas pero no comí. No me había dado cuenta de que mi padre ya no estaba, pero me hubiese seguido sintiendo así estuviese o no.

Sentía que ese no era mi cuerpo, ni mis pensamientos, ni mi personalidad, como si me hubiesen puesto un traje, que era tan pesado que era imposible sacármelo.

𝔍𝔲𝔤𝔞𝔫𝔡𝔬 𝔠𝔬𝔫 𝔣𝔲𝔢𝔤𝔬❤️‍🔥 [yuji itadori]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora