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En cuanto llegamos a Londres tuvimos que separarnos, me dejó en su Penthouse con seguridad mientras yo ahora me vine al centro comercial sin embargo el coche fue atacado antes de poder llegar a nuestro destino

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En cuanto llegamos a Londres tuvimos que separarnos, me dejó en su Penthouse con seguridad mientras yo ahora me vine al centro comercial sin embargo el coche fue atacado antes de poder llegar a nuestro destino.

Corro por el bosque con mi corazón a mil, salto entre los arbustos y ramas intentando no caerme agradeciendo de traer mis botas, mi sombrero fue dejado atrás hace unos kilómetros.

Me escondo tras una rama, el sudor baja hasta mi cuello, tiemblo ante las pizadas y ramas rotas junto con las hojas crujir.

Un feminicidio. — Las palabras de Christopher vienen a mi mente.

Mi pobre hombre debió ser notificado del ataque, se debió de haber vuelto loco al respecto. Observo bajo mi ropa y está manchada con sangre, me cubro la boca intentando aguantar las lágrimas.

— Por favor — Escucho una suplica detrás de mí. — ¿Hay alguien ahí? — Su voz es como casi un murmullo haciéndome temblar más en mi lugar.

Escucho como grita y solo me cubro los oídos y aprieto mis labios no queriendo hacerme la heroína de nadie.

Escucho el último suspiro y levanto la cabeza cuando el arma esta delante de mi, alzo las manos junto a un grito que mío que no llega pues me cubre la boca.

— Teniente James de la FEMF, la estábamos buscando. — Baja el arma y la guarda examinandome con la mirada.

Hago lo mismo y mis ojos captan esos aretes que conozco a la perfección, la examino más cuando pasa por mi lado y maldice al ver algo detrás de mi. Me ayuda a caminar y la sigo sin despegar la mirada de su collar.

Yo tengo un juego igual, mis aretes, mi collar, el anillo y esa pinza de cabello. ¿Qué sucede? ¿Quién es ella? ¿Por qué tiene algo así? El único que sabe de mis joyas es...

¿Te gusta? — Capta mi mirada y asiento caminando con ella fuera del bosque. — Es un muy bello regalo. — Me sonríe. — Hace un año más o menos las tengo, justo cuando llegué a la central nuevamente.

— Christopher — Pronuncie apenas — ¿Él?

— ¿El coronel? Así es. — Mi pecho se oprime ante su respuesta, ella no parece darse cuenta de nada.

— ¡No me interesa si es deforestacion, quita esos malditos árboles. MI mujer tiene que aparecer sana y salva, si le tocaron un pelo voy a matarlos! — Lo escucho gritando y mi pecho comienza a agitarse.

Corro hacia el lugar escuchando el — Espere — De la teniente.

— ¡Christopher! — Grito adolorida y se gira de inmediato, se acerca y me comienza a examinar con cautela. Me besa y levanta la blusa para ver de donde proviene la sangre.

— Mierda, Osiris. Mi amor ¿Estás bien? ¿Te hirieron? Viste algo, aunque no importa si no viste nada. Es bueno que sigas viva. — Me abraza y me toma como princesa.

— Tú... — Mi garganta se cierra y los celos suben al ver como James nos mira fijamente, el disgusto pasa cuando reconozco esa mirada. — ¿Viste las joyas de James? — Se tensa y mi puchero sale pues él es el único que puede conseguir esas joyas.

— Osiris.

— Tú las conseguiste. — Murmuro y mis puños se aprietan sin importar en que situación me encuentre incluso como se dio ahora no me interesa.

— No, yo...Maldición, no quería que te dieras cuenta. — Usa las peores palabras del mundo que logro bajarme, mi papá viene corriendo junto a mi madre y corro hacia ellos.

— ¡Papi, mami! — Los abrazo y ahora estoy en brazos de mi padre quien me da mimos llevándome a la ambulancia.

— ¡James! — Escucho gritar a Christopher — ¡NO ES LUGAR PARA TRAER JOYAS, USA EL MALDITO UNIFORME COMO SE DEBE, NO ES UN DESFILE! — Reprende.

— ¿Qué es ese alboroto? — Mi madre peina mi cabello mientras los médicos bendan mi muñeca inchada.

— Ella, ella tiene las mismas joyas que yo, mami. — Mi papá se tensa y se gira como demonio — Solo Christopher sabía como conseguirlas, como son y cuales son mis favoritas. Fue el primero a quien se las enseñe, ella las tiene hace un año y... — Soñoso.

— Por eso no quería a un maldito Morgan como pretendiente de mi rayo de luz. — Maldice papá — Voy a matarlo, voy a hacerlo pedazos, lo voy a hervir y tostar en una parrilla.

— No necesariamente en ese orden cariño — Explica mi madre y besa mi frente la cual limpio con un paño húmedo. — Hace un año exactamente estábamos en Turquía.

— Tenía que buscar un consuelo — Se mete la enfermera que me cura y mis padres la matan con la mirada cuando soñoso y ella se va rápidamente.

Mi Chris es inocente, jamás haría algo como eso, es un hombre lindo, atento, dulce e inofensivo.

PERO. No deja de ser un hombre. — Me recuerda mi conciencia.

— Disculpen — Christopher se acerca y mi padre niega de inmediato.

— No te quiero cerca de mi tesoro, Morgan. Aléjate de nuestra hija y vete con esa maldita James de clase baja.

— Decir que tiene clase es incluso un alago — Masculla mi madre y me escondo tras mis padres.

— Osiris, por favor. Mi amor tienes que escucharme, puedo explicartelo. — Ignora a mis padres pero yo solo muerdo mis uñas caras con nervios sin olvidar la sonrisa tonta de esa mujer, su cabello parecido a los míos, sus ojos similares solo que los míos son más claros. Su cuerpo similar y maldita sea, esa actitud.

— ¿Osiris? — La voz de Christopher se escucha lejana — Maldición, no tengas una crisis ahora mi amor. Por favor. — Mis nervios se ponen peor, sabiendo que tiene algo que me pertenece. Así sea una imitación nadie debe tener algo parecido, nadie debe portar lo que es mío. Solo admirarlo y envidiarlo.

Así me criaron, así creci, no puede venir una mujer como ella a...no..no ella no puede. Sostengo mi cabeza llena de cólera, mis padres me sacan del lugar de inmediato y solo escucho los llamados de Christopher y es ese sabor a traición que me inunda la boca y se pone peor cuando trago saliva.

¿Cómo pudo? ¿Cómo pudo hacerme esto? A mi. ¡A OSIRIS WEINER!

Y tal como dijo Christopher

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Y tal como dijo Christopher. Mi niña tiene una crisis.

Obsesión EnfermisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora