Capítulo 3

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03/La decisión

El timbre suena. Es un sonido seco, que retumba en el silencio de mi apartamento. Dejo la taza de café sobre la mesa, el ruido del cristal contra la madera es el único eco en la habitación vacía. No esperaba a nadie.

Camino hacia la puerta, cada paso resuena más fuerte en mi mente, como si mi propio cuerpo intentara advertirme que algo va a cambiar. Abro la puerta, y lo que encuentro no es a una persona, sino a un sobre, un sobre gris oscuro tirado en el suelo. Nadie alrededor. Solo yo y ese maldito sobre.

Lo recojo lentamente. El papel es más grueso de lo que esperaba, pesado. No hay remitente, pero no lo necesito. Sé exactamente quién lo ha enviado. La organización tiene su manera de hacer las cosas, siempre dejando rastros invisibles que pocas personas pueden descifrar, en mi caso, Lorenzo ya me había advertido que lago así me llegaría.

Cierro la puerta con el pie y me detengo un momento. El sobre descansa en mis manos, casi como una promesa no dicha. Estoy a punto de abrirlo, pero me detengo. Miro alrededor del salón. Todo está en calma, pero hay algo en el aire, una sensación de que en cuanto lo abra, todo cambiará. Mi vida, mis decisiones, mi destino. Nada será igual.

Tomo aire y lo rompo. Dentro hay una carpeta. Y una carta.

Primero veo la carta. Las letras son simples, mecanografiadas, impersonales. Cada palabra una bala en mi mente. No puedo evitar leerla en voz baja, como si hacerlo en silencio fuera demasiado para mí:

"Nora Bennett, 
Esta es tu misión. Sabes lo que está en juego, y todo lo que podrías ganar si todo sale bien. Ryan Caldwell. Este hombre simboliza un problema muy grande para nosotros. Es astuto, calculador, y no deja cabos sueltos. Pero tiene una debilidad: confía demasiado en sí mismo. Tu objetivo es sencillo: infiltrarte en su vida, ganarte su confianza y obtener lo que necesitamos para derrumbar su imperio desde adentro. Adjuntamos todos los detalles que necesitas.
No habrá segundas oportunidades. Ten cuidado.
_La organización."

Sencillo, ¿no? Como si estuvieran pidiéndome hacer una tarea cualquiera. Como si infiltrarme en la vida de un mafioso fuera tan fácil como rellenar un formulario. Me río, aunque sé que no hay nada gracioso en esto.

Dejo la carta a un lado y abro la carpeta.

Lo primero que veo es su foto. Ryan Caldwell, en una imagen borrosa de una cámara de seguridad. Está caminando, el rostro serio, la mirada hacia algún punto fuera del encuadre. Lleva un traje oscuro, caro, que parece encajar perfectamente con la figura de poder que representa. A primera vista, parece un hombre común, un ejecutivo más. Pero los ojos... los ojos dicen algo distinto. Hay algo en ellos, una frialdad que me provoca un escalofrío.

Miro más de cerca la imagen. Trato de leer algo en su expresión, pero no encuentro nada. Solo vacío. Cierro la carpeta un momento, dejándola en mi regazo. ¿Cómo diablos se supone que me infiltraré en su vida sin que lo note? Este tipo no es cualquier mafioso. Es diferente. Lo sé. Lo siento.

Vuelvo a abrir la carpeta y reviso los documentos. Nombres, contactos, ubicaciones. La red que maneja es enorme, casi imposible de rastrear completamente. Su poder se extiende como una telaraña, tocando desde negocios legales hasta los rincones más oscuros de la ciudad. Sabía que era peligroso, pero ver todo esto en papel me da una nueva perspectiva. Esto es más grande de lo que imaginaba.

La información personal es lo más interesante. Al parecer, está buscando a alguien de confianza para manejar sus asuntos privados. Es mi entrada. Me han conseguido una identidad falsa: una mujer joven, inteligente, experta en administración de negocios. El tipo de persona que alguien como él podría necesitar, pero que no levantaría sospechas.

Tienen que estar de broma, yo no se NADA de administración.  

No puedo evitar sentir una mezcla de emoción y terror al leerlo. El peligro y el riesgo siempre ha sido parte de mi trabajo, pero esta vez es distinto. No es solo una misión. Me estoy metiendo en el corazón de una red criminal, y todo depende de que Ryan me crea. Si por algún motivo sospecha de mí, no solo fracasaré en la misión, sino que probablemente no salga con vida.

Dejo los papeles a un lado y me recuesto en el sofá. Miro el techo, intentando procesar lo que acabo de aceptar. Acababa de leer todos los informes y, sin embargo, no había nada sobre el hombre detrás del poder. ¿Quién era Ryan realmente? 

Miro de nuevo su foto. Ese rostro inexpresivo me sigue incomodando. Intento imaginar cómo será trabajar para él, estar tan cerca, actuar como si no supiera todo lo que sé. Ganarme su confianza y, al mismo tiempo, traicionarlo.

De repente, mi teléfono vibró en la mesa, sacándome de mis pensamientos. Era un mensaje de Lorenzo: 

"Decide pronto. No te queda mucho tiempo."

El mensaje era frío, como siempre, sin margen para sentimentalismos. La organización no se andaba con rodeos. 

Debía decidir y, justo en ese momento la imagen de mi hermano cruzo por mi mente, ¿Sería acaso una señal? No, creo que solo tengo ganas de verle o al menos de saber si sigue con vida.

Tomé el teléfono con un suspiro, mis dedos temblaban ligeramente. Sabía que esto no se trataba solo de una misión más. Esta era la misión. Y, por alguna razón, sentía que al aceptar, algo en ella cambiaría para siempre.

"Estoy dentro."

Envio el mensaje antes de que el miedo pudiera detenerme. La decisión estaba tomada. No había vuelta atrás.

Lo haré. Tengo que hacerlo por Martín. Pero, por primera vez, me pregunto a qué precio.

Prometí no tentar más al fuego, pero ahora he vuelto a jugar con las llamas. 


Robando un CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora