Empleado del Inframundo.

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"Los veo. Todavía están aquí". El Gran Emperador de Fengdu miró al vacío en la montaña Luofeng y la Ciudad Fantasma de Fengdu, y luego lentamente reveló una sonrisa. Su sonrisa estaba llena de alivio, gratitud, nostalgia y un sentimiento de tristeza indescriptible. El poder de la montaña Luofeng había sido liberado.

El rostro pálido de Shang Que gradualmente se llenó de color una vez más. Sin embargo, para el Gran Emperador de Fengdu, que había estado en medio de la formación mágica, ya era demasiado tarde. Shang Que no dijo nada. Su mano derecha, que sostenía el mango de la espada, se levantó. La espada larga se transformó en un sello mágico; El poder se extendió hacia el Gran Emperador de Fengdu.

"No necesitas desperdiciar energía para salvarme. Originalmente debería haber desaparecido hace cincuenta años con los Cielos y el Infierno". El Gran Emperador de Fengdu levantó una mano y hizo retroceder el poder restante de Shang Que. "Esto es lo que te debo". Cerró lentamente los ojos y desapareció poco a poco.

Antes de desaparecer, escuchó a Shang Que decir solemnemente: "Vivirán como cuando todavía estabas aquí: viviendo y trabajando en paz, sin tener que preocuparse nunca". El Rey Fantasma de la montaña Luofeng se puso de pie. Miró a lo lejos la montaña Luofeng, que se elevaba hacia el cielo. Luego, miró el Camino del Fantasma Hambriento, que todavía estaba superpuesto con el reino de los mortales.

En este momento, el poder filtrado del Reino del Caos y el poder de la Montaña Luofeng estaban surgiendo por todos los reinos. Shang Que levantó la mano. Su sello mágico se elevó en el aire y, mientras absorbía el poder ilimitado, comenzó a recrear las barreras entre los diferentes mundos. La Madre Fantasma de la Montaña Xi, innumerables fantasmas hambrientos, fuegos fantasmas, el denso bosque, el río negro y el Gran Mar del Inframundo desaparecieron lentamente del reino de los mortales.

Los fantasmas hambrientos no se olvidaron de despedirse de los fantasmas del reino mortal que acababan de conocer: "Mantengamos el contacto en el futuro". "Por supuesto, por supuesto. Comuniquémonos frecuentemente en los foros". La Madre Fantasma de la Montaña Xi aún mantenía su extraña forma. Levantó el lamentable gran año y le preguntó a Yu Zhengdu: "Jefe Yu, ¿entonces traeré esto de regreso al Camino del Fantasma Hambriento?"

Yu Zhengdu sudó una gota. "Está bien, está bien". Después de pensarlo, también recordó: "¡No lo frías!". El fantasma hambriento con garganta puntiaguda parpadeó con sus grandes ojos y se sintió muy arrepentido. "Ni siquiera tuve tiempo suficiente para bajar la montaña y robar una taza de té con leche..." El Camino del Fantasma Hambriento desapareció.

Yu Zhengdu miró la montaña Luofeng, que estaba a lo lejos. Con la cabeza inclinada hacia atrás, le preguntó a Shang Que: "¿Qué debemos hacer con tu papá?" Shang Que: "..." Al notar su expresión sin palabras, Yu Zhengdu adivinó vacilante: "¿Podría ser... es tu mamá?" "¡Estoy trabajando!"

Shang Que actuó como si no hubiera escuchado nada y explicó: "La brecha en el Reino del Caos ha proporcionado suficiente poder. Suficiente... para crear un nuevo inframundo". Esta vez, el Reino del Caos se había abierto y la Montaña Luofeng, consciente o inconscientemente, había llenado esta grieta. Esto significaba que en el futuro, la Montaña Luofeng podría aprovechar ilimitadamente el poder del Reino del Caos. Naturalmente, esto era suficiente para sostener un nuevo Inframundo."

Después de escuchar esto, Yu Zhengdu resumió: "¡Una máquina de movimiento perpetuo!" Shang Que: "......" Con indiferencia levantó una mano y golpeó débilmente. Comenzó a formarse una nueva barrera, borrando gradualmente de la vista la lejana montaña Luofeng. El nuevo Inframundo había nacido. El manto de nubes oscuras se disipó.

El reino de los mortales se volvió soleado una vez más. Shang Que también volvió a su forma habitual. Yu Zhengdu miró a Shang Que, que había vuelto a tener el mismo tamaño que él y vestía ropa informal. Él negoció: "¿Puedes quedarte con los cuernos?" Shang Que respondió complacido: "Puedo cuando cuento historias".