Perdón, L.

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Hay un sol que quema y es visible a los ojos
Lo ví venir, mi piel lo sufrió, no reparé en aquello
Hay un manantial gigante que provee mucha agua a causa del hielo
Hay muchas cosas del amor que no saben ni los estudiosos ni los religiosos

Allí estoy yo, en el medio de todo con ganas de rociar mi alma cerillera
Allí estás tú, siendo un seísmo de incontables grados
Allí estaba yo jugando con arena en las manos
Allí estabas tú, inconsciente de los versos que en mi mente has plantado

Bullebulle, perdón por ser solo tu antónimo
Cabello castaño, perdón por despachar mis susurros humeantes como un anacrónico
Cajamarca, perdón por intentar profanar el altar de tus deidades
L., perdón por convertirte en todas mis verdades

Parecía divertido, seguir con el sonido de la guitarra hasta estallar
Soleadas tardes sabáticas, donde enardeciste cada ínfimo flujo mío
Donde, sin querer, tornaste hasta la última gota en sangre
Parecía ameno, el fabular con tu diamante mi ser paupérrimo retoñar

Pero hay un hierro candente que sufrimos los soldados sacrificados
Así, esta Tierra aloja a amores y a sus alcores y a sus enredados
Y es verdad que hay un cielo que no distingue ni a los pigmentados
Pero es, siempre y cuando, sean dos los amartelados.

Instagram: @brianrojasblrc

POEMAS DE UN ADOLESCENTE SUICIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora