Oda al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

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Él no es de esta tierra; foráneo con su español falaz.
Ojos de fuego, mirada gélida que diluye la faz.
Cabello blanco, así lo asegura el famoso libro de las quimeras,
Su vil soberbia cree que nos hacía falta nieve en la cordillera.

En nuestra espalda ya jorobada mora la lucha contra la oscilación fatal,
Contra los granizos gigantes que hundieron al gran Titán.
Él solo busca santificar de blanco la humana verdad,
Socavar nuestro sentir en lo alto del manantial de agua con sal.

Esperamos abajo, a incertidumbre me sabe mi propio paladar.
De llamas y alpacas muertas, bajo el agua que he de tomar.
¿Te sientes pleno allá arriba? ¿Algún día te dignarás a bajar?
O morirá la balada de los siglos, cual ganado sin más.

Si la historia desde la aurora grabada en piedras está,
No entiendo el juicio del diluvio ni de la injusta tempestad.
¿Cómo esperas que florezca cuando el viento está en contra?
¿Cuánto más soportaré en este pozo cuando el agua se hiela y su oscuridad me azota?

¿Acaso me ves como leña para tu frío o por qué eres tan intransigente conmigo?
Tú que eres la constelación entera, quien divide los océanos, algo que yo no consigo.
Tú que eres el creador de ballenas, el pincel de acuarelas que plasmó en un lienzo a los rinocerontes.
Sin embargo, qué honor me has dado. ¿Quién eres, hombre?

Nosotros somos ovejas, cuyo pastor nos ha llamado bastardos con el dedo.
¿Si me quitas la lana, debería sonreír hasta las orejas por ello?
¿La respuesta? mis lágrimas son imperceptibles en el hielo.
Desde allí arriba solo observas, mas nunca repararás en aquello.

Instagram: @brianrojasblrc

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⏰ Última actualización: Sep 17 ⏰

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