Moraleja
Usualmente quien se encargada del cuidado de sus hijos era Dadan, había veces que incluso Staxx o Roier pasaban por ambos niños a la escuela. Pero esta vez Luzu recibido una llamada de emergencia. Quackity se encontraba de viaje siguiendo a Maximus al otro lado del mundo como de costumbre, así que él era el único padre presente. Por lo que apurado llego hasta la escuela de su hija Tilly, en donde esta se encontraba ya fuera de la oficina del director.
Tan solo le dedico una mirada seria de advertencia, para entrar llamando la atención del hombre.
-Oh señor The Tier me alegra mucho que haya podido ven-...
Este ya se encontraba de muy mal humor, por haber recibido aquella llamada y venir a resolver lo que sea que haya sucedido, por lo que tomo asiento.
-Si, si vayamos directo al grano. ¿Quiere? ¿Qué hizo ella?
La simple presencia de aquel padre, provoco que el director se sintiera nervioso. Conocía los antecedentes familiares de su alumna, esperaba que al llamar se presentara Quackity The Duck debido a que era conocido por su personalidad alegre y carismática, pero termino encontrándose con él otro padre.
-B-bueno señor como usted ya debe saber, su hija es la mejor estudiante del grado. Es muy responsable, aplicada, estu-...
-Déjese de halagos innecesarios y ya dígame para qué demonios me llamó que me urge volver al trabajo.
-Su hija señor...
Comento algo molesto el director, ante aquella actitud.
-¿Acaso le disparo a alguien?
-¡¡¿Qué?!! ¡Por supuesto que no! -comento con rapidez y horror ante las palabras del oji carmin.
-¿Trajo armas ilegalmente?
-¡No!
-¿Exploto la escuela?
-¿Seguro que estamos hablando de su hija de seis años y no de un asesino?
La poca paciencia que tenía termino, golpeando el escritorio y encarar aquel hombre para que le dijera de una buena vez que había hecho su hija.
-¡¿Entonces qué? ¿Qué tan terrible fue para que se atrevieran a llamarme?!
-B-bueno... -mostró aquella carpeta con sus manos temblorosas- aquí tengo la queja de uno de sus compañeros, lo que sucedió fue que ella dijo en voz alta unas palabras muy ofensivas delante de los niños en la clase de deportes.
-¿Qué palabras?
-L-Las p-palabras exactas que uso su hija fueron... ¡Soy una chingona... pendejos!
-...
Reconocería aquellas palabras donde fuera, como si fuera una especie de deja vu de mal gusto. Aquel Quackity adolescente apareció frente suyo, recitando las mismas palabras cuando se conocieron ambos, ya sabia a quien culpar de esto.
-Pedí permiso al idiota de mi jefe... Y ahora haré un doble turno... solo para que usted me diga... ¡¿Qué mi hija menciono cuatro ridículas palabras cuyo significado lo desconoce más de la mitad del mundo?!
-¿S-Si?
Soltó un gruñido, haciendo memoria de porque pasaba lo menos de tiempo posible en Karmaland cuando era joven, ahora era inevitable no hacer, ya que su esposo e hijos vivían aquí.
-Hablaré con ella si usted promete no volver a llamarme por el resto de su patética existencia.
-L-Lo que usted d-diga
Río nervioso, mientras aquel hombre salia, dedicándole una mirada rápida a su hija, quien lo siguió sonriendo como si nada, las clases aun no había terminado. Pero eso le importaba poco, termino por sacar a Pepito de su salón llevándose a ambos en aquel auto, dirigiéndose hasta la casa del abuelo de estos.
-Se lo advertí a Quackity, que su forma de expresarse nos causaría problemas. Pero cuando regrese hablare con él.
-Papá, lo siento...
El castaño suspiro.
-¿Y cuál es la moraleja de esta historia?
Tilin le miro confundida.
-¿No decir malas palabras delante de la gente?
-No.
Apretó el volante, mientras un aura oscura lo rodeaba.
-Si vas a hacer algo indebido, asegúrate de dejar bien en claro lo que le sucederá al soplón
Caer rendido por ti
Ya era común que ambos grupos se juntaran debido a la reciente relación de ambos chicos. Al principio se tenían sus dudas pero medio año fue suficiente para que los amigos de estos se dieran cuenta de los sentimientos que se tenían el uno por el otro.
Tanto Bagi como Tina se encontraban muy metidas en lo suyo, mientras que Missa hablaba animado con ambos hermanos osos y por último el otro gemelo hablaba de cualquier tema con el menor del grupo del pato. En cambio aquella pareja se mantenía a última, siendo el castaño quien se encontraba unos pasos antes que el pato con su rostro serio como siempre, el pelinegro caminaba con tranquilidad silbando una melodía suave.
Sin embargo, aquella tranquilidad pronto se acabó debido a que el oji azul, termino por tropezarse con una simple piedra, un pensamiento rápido tuvo y ese era que su sería, pero en el fondo, muy, muy, muy en el fondo dulce pareja lo atrapara. No obstante no fue así, terminando por caer de cara contra el suelo, llamando la atención del resto al escuchar el impacto.
El primero en tener una reacción rápida fue el tigre, quien le miro con genuina preocupación.
-¿Estás bien?
Quackity se sintio avergonzado al sentir la mirada de todos sus amigos en él, debía ser rápido para evitar las burlas de Missa, Rubius y Spreen, sabiendo que cuando esos tres se unían nada bueno podía pasar.
-Si, solo caí... -se acomodo mejor en aquel pasto mirando a Luzu con una sonrisa coqueta a pesar de tener la frente ligeramente enrojecida debido al reciente golpe- rendido por ti, Lusu.
Le guiño el ojo, dejando a todos atónitos sin saber que decir, esperando por ver la reacción del mayor, entre verlo regañar a su novio o verlo nervioso por aquel intento de coqueteo.
-Levantate -ordenó, irritado y molesto por aquel coqueteo, mientras Quackity se quejo.
-No espera, ayúdame -extendió su brazo, debido a que si le había dolido aquel golpe.
-¿Pero qué mierda fue eso? -pregunto Spreen, mientras Tubbo suspiro mirando como el mayor ayudaba a su amigo a levantarse.
-Solo es Quackity siendo Quackity, mejor no preguntes...
-Tubbo tuene razón -comento Tina- Es sorprendente que Luzu aun sabiendo como es se enamorara de él.
Missa, Rubius y Tubbo asintieron.