2. El mar de los pensamientos rotos

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Athena

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Athena

Vale, esto es más grande de lo que yo creía.

No es que no me guste la idea de estudiar en una escuela así, sin embargo,  creo que me perdería si estuviera yo sola; no, no creo, estoy segurísima de que eso ocurriría.Cada vez que pensaba que iba a terminar el recorrido, Dylan me mostraba un cuarto más, y otro más, y...

Supongo que lo han entendido Athena.

Lo siento, es que necesitaba desahogarme.

Dios, en este momento me arrepiento de todos mis pecados, pero por favor dile a Dylan que me arrepiento de haberle dicho que me enseñara la escuela.

A ver, el lugar es totalmente genial, el problema es que no tiene fin. Y eso lo descubrí cuando Dylan me dijo que había 12 clases, (y eso que cada clase tiene su salón) y 8 extradiculares (te puedes unir a tres) en las cuales una me interesa; el patinaje artístico. Por si no se los he dicho, el patinaje artístico es mi deporte favorito desde muy temprana, es por ello que lo empecé a practicar desde los 9 años. Mis padres me han propuesto ir a competencias, sin embargo, he dicho que no; no es a lo que me quiero dedicar, mi sueño es hacer autorretratos de personas, es algo tonto, pero eso es lo que quiero.

Ya estaba cansada de caminar, habíamos subido dos pisos; sé que es muy poco, no obstante, creo que ya me dieron tres paros cardiacos, una muerte que me llevo a la resucitación, y ahora estoy corriendo detrás de Dylan, aunque el este caminado.

Ahora sabemos por qué hace tanto ejercicio.

—Dylan, ya no puedo más— dije sin aliento.

—Athena, eras tú la que quería ver la escuela, te la estoy mostrando rápido, ya que después de esto le tendré que inventar una buena excusa a la profesora de matemáticas y créeme que ella es la peor de todos los profesores.

Él tiene razón Athena, está sacrificándose por ti, tendrías que agradecerle un poquito, más no tenemos que perder nuestra dignidad.

Tienes razón.

Sin darme cuenta me detuve. Dylan estaba tocándome el hombro llamándome la atención para ver si despertaba de ese trance en el que me metí. Parpadeo centrándome en lo que Dylan estaba diciéndome.

— ¿Estás bien? – dice con cautela.

—S-i, estoy bien— tartamudeo.

¿Por qué mierda estaba tartamudeando?

Dylan me miro con desconfianza, como si no se creyera que estoy bien, pero siguió caminando como si nada. Por si no lo han notado, Dylan es una persona que le importa un bledo los problemas de los demás, sin embargo, cuando se trata de familia o relaciones, es completamente diferente. Puede ser muy introvertido, pero se preocupa por los que quiere, y aunque finja no hacerlo, todos lo sabemos muy bien.

La chica que murió por un rumorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora