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Buscar una escuela que los satisfacera a los dos ha resultado más difícil que la mudanza

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Buscar una escuela que los satisfacera a los dos ha resultado más difícil que la mudanza. Porque siempre había algo que les hacía decir NO a la escuela, algunos eran grandes otros muy pequeños, otros tenían un pésimo nivel académico y entre otras cosas.

Volvieron a casa sin el resultado deseado, Gwayne se encontraba buscando en su portátil posibles escuelas, pero no había ninguna.

También estaba el hecho de que estaban buscando una guardería apta para Aemond, eso era algo que los asustaba, si bien es de amplio conocimiento que en muchas guarderías suelen haber abusos físicos de maestras a niños y si bien Gwayne no tenía problema en cuidarlo los dos años que faltaban para que el niño entrará al Key stage 1, pero entendían que debía socializar, Aemond era un niño bastante callado y algo llorón, sin mencionar que cuando habla todos tienen que guardar silencio para poder entendérle y su lingüística aún está algo floja por lo que a veces no le entienden nada, pero ambos fingen que sí.

Daemon abrió la nevera para sacar los ingredientes con los que prepararía el almuerzo, fue entonces cuando vio uno de los postres que les habían regalado.

Porque cada uno de sus vecinos habían visitado su casa, dándoles la bienvenida, presentándose y dejando un postre. (Mucho dulce para su gusto)

– ¡Ya sé! – dijo cerrando la nevera y apoyándose en la isla para llamar la atención del omega.

– ¿Qué cosa? – cuestionó Gwayne levantando la vista de su portátil sin entender al alfa.

Ambos estaban super cerca, el alfa sonríe por la idea que acaba de tener y Gwayne solo espera (y rogaba) que sea una buena idea.

– La mujer del postre de limón, la rubia esa. – dijo con obviedad, lo cual confundía más al omega.

– ¿Hablas de Rhaenyra? –

– Si ella. –

– No entiendo. ¿Qué pasa con ella? –

– Ella tiene hijos. —

— Si, ¿y que con eso? No te estoy entendiendo. —

— Hay que preguntarle donde estudian los hijos de ella y si es un buen lugar, podemos inscribir a los niños ahí. —

– ¡Oye que buena idea! – reconoció el omega.

– Bueno y ¿quién va a preguntarle? –

– Pues tú, es tu idea. –

–O sea que hago todo yo. –

– Es que a mi me da pena. –

– ¿Y crees que a mí no? –

– ¿Y crees que a mí no? –

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Ágape - Dayne -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora